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Ya caía la noche, y la luna se reflejaba en un hermoso lago, mientras la corriente chocaba con la orilla cercana. La calma era sólo rota por la fogata que Ellie, una joven de hermosos cabellos anaranjados y rostro salpicado de pecas, había tardado media hora en encender, el ambiente se hacía aún más relajante a causa de su abrasador calor.

—Las estrellas se ven hermosas— exclamó Gabby, otra joven morena de cabellos castaños y ojos verde olivo, sacando varias fotos a las distintas luces esparcidas en el cielo, con una antigua cámara.

Ellie se acomoda a su lado, dejando que la fogata siguiera encendida, y responde con satisfacción:

—Sí, hace tiempo que no veía un cielo tan claro y hermoso. Esta noche las estrellas brillan mucho mas comparado con las otras veces que he venido a este lago.

Las dos jóvenes están sentadas cerca de la orilla, observando los destellos de las estrellas que se reflejan en el agua. El silencio del entorno se ve interrumpido por los crujidos de las ramas que se queman en la fogata, y el murmullo del agua que choca contra la costa.

—Me gustaría que hubieran estrellas fugaces —dice Gabby, con un toque de añoranza en su voz.

—¿Para qué? —Ellie la observa con interés.

—Para pedir deseos, obviamente —dice la más alta, levantando las cejas con una sonrisa divertida.

—Si pasara una en este momento, ¿qué le pedirías?—expresa la pecosa, a modo de pregunta.

—Los deseos no se cuentan, Ellie Parker —Responde la otra, con un gesto de determinación.

Ellie suelta una carcajada y niega ligeramente con la cabeza.

—Pero pongámoslo en un caso hipotético —insiste, con una sonrisa traviesa dibujada en su rostro.

—Dime primero que desearías tú —dice Gabby, cruzando los brazos sobre su pecho

Ellie se acomoda a su lado y levanta la vista hacia el cielo oscuro, sus ojos iluminados por las estrellas tan luminosas y relucientes.

—Pediría poder mantener vivo este momento, para siempre —Afirma la más baja, con una expresión de sinceridad.

—¿De verdad desearías algo así? —Gabby arquea la ceja, con un gesto de sorpresa.

Ellie asiente firmemente, con una sonrisa realmente amplia, mirándola con cariño y añoranza.

—Sí, lo deseo —afirma la pecosa, con convicción, como si su respuesta no necesitara más explicación —Quiero mantener vivo este momento para siempre, y poder recordar todas las pequeñas cosas que hacen que sea especial.

—Supongo que tiene sentido —Susurra la morena, esbozando una gran sonrisa, observando el paisaje a lo lejos. Ellie se apoya contra ella, sintiéndose reconfortada por su comprensión.

—Así es, es un momento especial —dice en voz baja, con un brillo de felicidad reflejado en sus ojos turquesas.

Gabby pasa su brazo alrededor de los hombros de Ellie y la atrae más cerca, acariciándole sus mechones anaranjados con suavidad.

—Bueno, entonces espero que tu deseo se cumpla —dice con dulzura, mirando nuevamente las estrellas— Es un deseo muy bonito.

La peli naranja se apoya en su abrazo, cerrando los ojos.

—Gracias —murmura —¿Y qué me dices de ti? ¿Cuál sería tu deseo?

—Mi deseo —dice Gabby, suspirando suavemente— es algo simple en realidad. Sólo quiero... —pausa un momento y se gira para encontrarse con la mirada de Ellie— estar contigo. Sólo eso.

Ellie se queda inmóvil por un segundo, con una expresión de sorpresa en su rostro. Luego, una sonrisa se extiende lentamente por sus finos y delicados labios.

—Tu deseo es simple y directo, es también uno de los deseos más tiernos que he oído nunca.

—Sí, puede que sea un deseo simple, pero es lo que realmente quiero —confiesa Gabby, sacudiendo la cabeza ligeramente— Sólo quiero estar contigo, y nada más.

Ellie alcanza a la morena y toma suavemente su mano, entrelazando sus dedos con los de ella.

—Pues entonces tu deseo podría cumplirse —susurra, dándole un pequeño apretón a su mano— Porque yo también quiero estar a tu lado, porque nuestra amistad es lo más fuerte que existe —añade Ellie con un toque de firmeza en su voz.

En el momento en que escucha la última palabra, Gabby siente un fuerte escalofrío por la columna. Su sonrisa se desvanece ligeramente, y por un momento, parece como si estuviese tratando de controlar sus emociones. Pero luego, respira hondo y responde con una sonrisa, apretando un poco más  la mano de la pecosa.

—Sí, nuestra amistad es realmente fuerte —dice, intentando disimular el malestar provocado por la palabra "amistad".

Ellie observó cómo el semblante de Gabby cambiaba ligeramente antes de recuperar su sonrisa, y aunque estaba un poco desconcertada por la reacción de su amiga, decidió no preguntar y aparentar que no se dio cuenta.
La de ojos turquesa le dio un apretón reconfortante a su mano, por lo que la sonrisa de Gabby se volvió más sincera, y relajó ligeramente su expresión dolida. Sabía que la amistad de Ellie era verdadera, y que su relación era importante para ella. No quería arruinar el momento con sus propias emociones patéticas no expresadas, pensó.

—Tienes razón —dice, aceptando el apretón reconfortante de Ellie, y apretando también su mano— Nuestro vínculo es único y nada lo podrá romper.

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-Ellie!

Después de despertar bruscamente, con su pecho subiendo y bajando entre profundas y agitadas respiraciones, las lágrimas comienzan a caer por las mejillas de Gabby. Su cuerpo está helado y siente un frío doloroso en sus huesos. Se incorpora en la cama, todavía bajo los efectos del sueño y la confusión. Intenta controlar su respiración y secarse las lágrimas que no dejan de brotar, pero le resulta imposible.

Trata de tranquilizarse, recobrando el ritmo calmado de su respiración, tratando de mantener su mente alejada de cualquier pensamiento que le doliera. Así por unos minutos hasta que su llanto cesó, le había estado ocurriendo de modo frecuente desde que aquella persona tan especial se alejó, se esfumó de su vida y dejó de hablarle.

Suspira pesadamente y se arregla para ir a su establecimiento educativo, sin ánimos. Después de arreglarse para ir a la escuela, la morena se muestra delante del espejo de su cuarto, y se observa unos segundos. Sus ojos todavía están hinchados y rojos debido a toda la lloradera que había hecho durante la noche, y su rostro tiene un aspecto cansado y agotado. Se obliga a sí misma a sonreír, pero es una sonrisa forzada y sin vida, carente de la felicidad que la caracterizaba antes.
Suelta un suspiro pesado y gira sobre sus talones, preparando su mente para confrontar el día que le espera.

Stars ↬ GabellieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora