Los días siguientes al altercado en la cafetería estuvieron cargados de una tensión insoportable. Elena apenas hablaba con Lucas, y cuando lo hacía, sus palabras eran frías y cortantes. Por su parte, Lucas intentaba mantenerse fuera del camino de Elena, consciente de que cualquier intento de disculpa sería inútil en ese momento.
Elena no podía olvidar lo que había sucedido. Aunque Lucas se había disculpado, no podía perdonarle su comportamiento irracional y agresivo. Necesitaba hacer algo para dejarle claro que no iba a tolerar ese tipo de actitud. Decidió que la mejor forma de hacerlo era devolvérsela con la misma moneda.
Una noche, mientras Lucas estaba fuera en una de sus prácticas de música, Elena tuvo una idea. Sabía que Lucas valoraba su guitarra más que nada. Siempre hablaba de ella como si fuera su tesoro más preciado. Así que decidió darle una lección que no olvidaría.
Con cuidado, sacó la guitarra de su estuche y comenzó a cambiar las cuerdas de manera que quedaran flojas y desafinadas. No dañaría la guitarra, pero sería lo suficientemente irritante para él. Luego, colocó la guitarra de vuelta en su lugar y se sentó en su escritorio, esperando su regreso.
Cuando Lucas entró en la habitación, cansado pero de buen humor, no notó nada extraño al principio. Se dejó caer en su cama y sonrió al ver a Elena trabajando en su escritorio.
—Hola —dijo, esperando alguna respuesta.
Elena levantó la vista brevemente y asintió sin decir nada. Lucas suspiró y decidió tocar un poco de música para relajarse. Sacó su guitarra y comenzó a tocar, pero se detuvo inmediatamente al escuchar el horrible sonido que salía de las cuerdas.
—¿Qué demonios...? —murmuró, examinando la guitarra con una expresión de creciente frustración.
Elena no pudo evitar una pequeña sonrisa de satisfacción al ver su reacción.
—¿Algo va mal? —preguntó, su tono inocente.
Lucas la miró, sus ojos llenos de sospecha.
—¿Has tocado mi guitarra?
—¿Yo? —dijo Elena, fingiendo indignación—. ¿Por qué haría eso?
Lucas se acercó, sosteniendo la guitarra.
—Las cuerdas están todas flojas y desafinadas. Alguien las ha tocado.
Elena se encogió de hombros.
—Quizás deberías cuidar mejor tus cosas.
Lucas apretó los dientes, claramente furioso, pero se contuvo. Tomó un profundo respiro y comenzó a arreglar las cuerdas, lanzándole miradas furiosas a Elena de vez en cuando.
—Esto no se quedará así —dijo finalmente, con un tono amenazador.
Elena sonrió dulcemente.
—Haz lo que tengas que hacer, Lucas. Yo no me preocupo.
Al día siguiente, Elena se despertó con la sensación de que algo no estaba bien. Se levantó de la cama y se dirigió a su escritorio, solo para encontrar todos sus libros y notas desordenados y algunas páginas arrancadas.
—¡Lucas! —gritó, girándose hacia él.
Lucas estaba apoyado contra la pared, con los brazos cruzados y una expresión desafiante.
—¿Qué pasa, Elena? ¿Algo está mal?
Elena sintió cómo la furia se apoderaba de ella.
—¡No tenías derecho a tocar mis cosas!
Lucas se encogió de hombros.
—Solo te devolví el favor.
Elena se acercó a él, su cara a solo centímetros de la de Lucas.
—Esto se ha acabado. No más juegos, no más venganzas. Solo quiero paz.
Lucas la miró con intensidad.
—¿Paz? Entonces deja de provocarme, Elena.
Elena dio un paso atrás, respirando profundamente para calmarse.
—De acuerdo. No más provocaciones. Pero si vuelves a tocar mis cosas, no seré tan amable la próxima vez.
Lucas asintió, aunque sus ojos aún brillaban con un desafío silencioso.
—Lo mismo va para ti.
Esa noche, mientras cada uno se concentraba en sus propios asuntos, Elena no podía evitar sentir que algo había cambiado entre ellos. Aunque la hostilidad seguía presente, había una especie de entendimiento tácito de que ninguno de los dos cedería fácilmente.
Quizás, en ese enfrentamiento constante, estaban encontrando una extraña forma de equilibrio. Pero una cosa estaba clara: este semestre seguiría siendo una batalla constante, y ninguno de los dos estaba dispuesto a rendirse.
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Desafiando el Sentimiento
Roman d'amourEn el vibrante ambiente universitario, Elena y Lucas están atrapados en un tumultuoso juego de emociones y enfrentamientos. Lo que comenzó como una simple convivencia se convierte en una batalla constante, marcada por conflictos y resentimientos. Pe...