7. MARATHON

107 13 0
                                    

La vida es como una maratón, con altibajos, pero una vez lo has terminado sientes que puedes hacer cualquier cosa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La vida es como una maratón, con altibajos, pero una vez lo has terminado sientes que puedes hacer cualquier cosa.

Llevaba algunas semanas estando más o menos bien. Mucho mejor que antes, pero sentía un vacío en ella, necesitaba a su hermano. Le visitaba todos los días y a veces dormía en el hospital, cosa que solo sabía su tía, ni Miguel, ni nadie más.

Su relación con Miguel había mejorado notablemente, ahora eran muy cercanos, aunque hubiera pasado poco tiempo. Él casi todos los días ayudaba a Maya entrenando su rodilla para que fuera más fácil a la hora de practicar karate, donde también le iba muy bien. Había mejorado muchísimo en tan solo una semana y media, casi sin dolor de rodilla, gracias a su rodillera "mágica". Las demás personas del dojo se habían convertido en sus amigos. Hasta el nuevo "Halcón", el chico que salió llorando del dojo, que había cambiado radicalmente. Aunque a ninguno de ellos, ni siquiera con el que más confianza tenía, le iba a contar sus problemas.

No todo era de color de rosas. En casa la situación era bastante mala por no decir horrible. La tía de Maya se pasaba todo el día trabajando fuera como secretaria, con lo cual no tenía casi tiempo de hablar con ella para mejorar su relación o incluso solamente poder desahogarse. Maya no dormía prácticamente, solo eran unas dos horas por día. Se despertaba con sudores y gritos por las pesadillas de aquella noche, si no, por pesadillas sobre su sueño roto. Nadie lo sabía. Y quería que siguiera siendo así. Como su tía tenía un sueño sorprendentemente profundo, no oía nada, genial.

NARRA MAYA:
-Maya, ¿qué haces aquí?-me preguntó una voz que me sonaba.

-¿Entrenador? ¿qué hace usted aquí?- dije confundida.

-No puedes estar aquí, ya no sirves para nada, no puedes correr. Eres una asesina-me quedé sin respiración por un momento.

-Pe-pero yo no hice nada,-se me empezaron a llenar los ojos de lágrimas-no fue mi culpa-le respondí rota.

-Claro que sí Hernández, tú los mataste, tú dejaste a tu hermano en coma por tener el capricho de irte a una escuela de atletismo,-le miré apenada y dirigí mi vista hacia el suelo- abandonándome a mí y a todo lo que tenías en Nueva York, a todos tus  amigos, pero sobretodo, abandonando tu futuro. Fuiste una egoísta, solo pensabas en ti misma, ni siquiera me agradeciste o te despediste de mí, eres una traidora asesina y una inútil que no tiene nada que hacer con su vida, además...- me cansé de escuchar tantas verdades que dolían.

-¡Basta! ¡ya es suficiente! para, por favor- dije ya llorando, cayendo al suelo de rodillas- es todo culpa mía- en el fondo sabía que mi entrenador tenía razón, fui una egoísta, yo los maté.

-Ves, te lo dije, si vas demasiado rápido te acabarás estrellando. Aunque supongo que tú ya no puedes-miró hacia mi rodilla.

Vi como un camión se aproximó hacia mí, cerré los ojos con fuerza sabiendo lo que pasaría ahora...

𝐃𝐎𝐔𝐋𝐄𝐔𝐑 || Cobra Kai || Miguel DíazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora