Epílogo

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-¿Así que Castle Combe?

-Castle Combe.-Miyeon se dejó caer junto a Minnie en el sillón, mientras ella jugaba con Wonhee sobre su regazo.- ¿Estás de acuerdo?

-Pues...Sí. Es un lugar lindo.

-Lo adoro. Es tan tierno, y tengo un empleo, y la gente es muy agradable, ¿Y sabes cuál es la mejor parte?

-¿Cuál?-Minnie seguía jugueteando con las manitas de su hija, que estaba sentada en sus piernas frente a ella, babeando.

-No hay mafias aquí.-Susurró la castaña, y Minnie giró la cabeza para arquear una ceja en su dirección.

-Listilla.

-Te amo.-Con una risita, Miyeon se inclinó sobre su novia y besó su mejilla antes de ponerse de pie nuevamente y caminar hacia la cocina para terminar de acomodar los restos de la cena de esa noche.

Al pasar frente a Minnie, esta estiró una mano y le pellizcó el trasero, haciéndola pegar un salto y soltar un chillido.

Miyeon la fulminó con la mirada de manera juguetona antes de entrar en la cocina.

-Castle Combe será...-Murmuró la pelinegra mientras depositaba a su hija sobre el carro y caminaba hacia donde estaba Miyeon.

-¿Nena?

-¿Sí?

-¿Puedo hacerte una pregunta?

Miyeon la miró extrañada ante el evidente nerviosismo de la pelinegra, pero no dejó de refregar los platos.

-Claro, nena.

Minnie inspiró hondo, y comenzó a rebuscar algo en el bolsillo de sus jeans.

-¿Podrías dejar los platos?

-¿Qué-

-Miyeon, deja eso.-La castaña le frunció el ceño, pero obedeció, dejando la vajilla a medio enjabonar y secándose las manos mientras se giraba hacia su novia.

-¿Qué sucede?

-Bien... Iba a preguntártelo esta noche en algún restaurante, pero... No puedo esperar más.

-¿Qué, Minnie?

Cho Miyeon observó con los ojos como platos cómo Minnie se ponía de rodillas frente a ella, alzando una pequeña caja negra frente a ella.

-Cásate conmigo.

El aire se le atascó en la garganta y los ojos se le llenaron de lágrimas.

-¿Miyeon?-Minnie observó, con un creciente nerviosismo como su novia abría y cerraba la boca sin decir nada.-Más te vale decir que sí.

Finalmente, la castaña soltó una carcajada antes de acercarse a ella para acariciar sus cabellos negros.

-Mandona.

-Sí, lo soy.-Miyeon se mordió el labio inferior con fuerza, mientras lentamente se dejaba caer frente a ella, de rodillas también.-Todavía no me has respondido.

-Estoy disfrutando... Creo que nunca te había visto tan nerviosa-Murmuró juguetona, pegándose más a ella.

-Eres una mujer malvada.

-Aprendí de la mejor.-Minnie rodó los ojos mientras abría la caja de terciopelo, revelando un anillo precioso.

-Cásate conmigo, nena.

Miyeon sonrió lentamente.

-Sí, amor, me casaré contigo.

Minnie volvió a respirar profundamente desde que se había decidido a pedirle matrimonio, y colocó ceremonialmente el anillo en el dedo de su ahora prometida.

La rodeó con sus brazos, apretando sus nalgas entre sus grandes manos.

-Te amo, cariño.

-Te amo todavía más, Yontararak.

.

6 años más tarde.

-Cho Miyeon, ni se te ocurra.

La castaña le frunció el ceño a su esposa, pero ignoró la orden y siguió encaminándose a la enorme piscina del jardín.

-Vuelve aquí ahora, maldita sea, podrías resbalarte y partirte el cráneo.

-No me caeré.

-Ese suelo es resbaloso.-Masculló Minnie, indignada, caminando detrás de su esposa.

-No voy a quedarme allí adentro encerrada cuando tenemos esto en nuestro jardín, tengo calor.-Protestó, sin disminuir en su marcha.

-Ya te caíste aquí una vez, no seas cabezota.

-Eso fue hace tres años, y estaba distraída.

-Pero no estabas embarazada.

-Y justamente porque ahora estoy embarazada estaré más atenta.

Miyeon decidió no discutir cuando el brazo de su esposa rodeo su cintura, ayudándola a bajar los tres escalones que guiaban a su paraíso personal.

-Creo que soy la única estúpida a la que se le ocurre construir una piscina en un lugar en donde sale el sol dos veces al año.

-Sabes que lo hiciste para consentirnos a Wonhee y a mí, y te lo agradecemos mucho.-Respondió la castaña, melosa, mientras giraba el rostro para depositar un besito en la mandíbula de Minnie.

Ella bufó.

-¿Hablaste con Wonhee hoy?-Preguntó, mientras veía a su testaruda mujer quitarse la enorme remera que llevaba puesta, revelando su vientre de ya siete meses.

-Sí, está feliz de pasar estas vacaciones con sus tíos, pero le he dicho que será sólo una semana. No puedo tenerla lejos de mí tanto tiempo.

Minnie sonrió.

Su testaruda y sobreprotectora mujer. Cuánto la adoraba.

-¡Miyeon!

Minnie corrió hacia ella cuando la vio tambalearse levemente en el camino a la piscina, y la tomó de la cintura para estabilizarla.

-Minnie, tranquilízate. A este paso, te llenarás de canas prematuramente, cariño.

Minnie bufó.

-Claro, y será culpa tuya.

Cho Miyeon soltó una carcajada, girándose para besar sus labios brevemente.

-No puedes vivir sin mí.-Sentenció, antes de girarse y meter ambos pies en el primer escalón de la enorme piscina.

Minnie la vio tantear el agua, y caminar de un lado al otro esperando a acostumbrase a la temperatura, mientras se acariciaba el vientre distraídamente, y se agachaba para quitar las pequeñas hojitas verdes que habían ido a parar allí dentro.

-No, no puedo...-Susurró finalmente, antes de seguirla dentro del agua.

𝐌í𝐚 | 𝐌𝐢𝐦𝐢𝐧 𝐆!𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora