Capítulo 3: Amigos

1 1 0
                                    

Maya caminaba por el pasillo de la escuela, dejando escapar un suspiro de alivio ahora que la última clase del día había terminado. La escuela comenzaba a vaciarse, y el ambiente se sentía más relajado, con menos ruido y bullicio. Llegó a su casillero y comenzó a sacar los libros que necesitaba para las tareas de la tarde, pensando en que al fin podría irse a casa y desconectar un poco.

Mientras luchaba con un libro atascado en la parte superior del casillero, escuchó una voz a su lado.

-¡Hey, Maya! -dijo alguien con tono casual, y cuando ella giró la cabeza, se encontró con Dani, un compañero de clase al que durante el último año había conseguido considerar su amigo.

Dani era un chico de estatura media, con el cabello rubio corto. Vestía unos pantalones de mezclilla que habían visto mejores días y una camiseta del equipo de fútbol de la escuela, lo que le daba un aire despreocupado que contrastaba mucho con la imagen de Liam que había estado en su cabeza todo el día. Sus ojos verde intenso la miraban con una mezcla de curiosidad y confianza.

-¿Qué onda, Dani? -respondió Maya, sonriendo hacia su amigo-. ¿Cómo estás?

-Pues, más o menos -dijo Dani, rascándose la nuca con un gesto de incertidumbre-. La verdad, necesito un favor. Estoy medio perdido con un proyecto de historia, y pensé que tú podrías echarme una mano.

Maya levantó una ceja.

-¿Ah, sí? ¿En qué parte estás atorado? -preguntó mientras sacaba los últimos libros de su casillero.

-Pues, básicamente, en todo -admitió Dani con una sonrisa que parecía pedir disculpas-. Especialmente con las fechas de la Revolución Francesa y cómo todo eso encaja en el gran esquema de las cosas. La verdad, siento que la profe habla en otro idioma cuando llega a ese tema.

Maya se echó a reír, no tanto por la situación, sino por la manera tan despreocupada de Dani al admitir que estaba completamente perdido.

-Bueno, si te soy honesta, no es tan complicado si lo ves desde el principio -dijo mientras comenzaban a caminar juntos hacia una de las mesas en un rincón tranquilo del pasillo-. La clave está en ver la Revolución Francesa como una gran respuesta a toda la desigualdad que había en esa época. Empezó en 1789, y de ahí fue como una bola de nieve, cambiando todo el panorama político en Europa.

Dani asintió, claramente concentrado en cada palabra que decía Maya. Aunque siempre había tenido ese aire relajado, ahora estaba realmente enfocado.

-Ok, eso tiene sentido -dijo después de un rato-. Gracias, Maya. No sabía que la tenías tan clara en historia.

-Nada del otro mundo -respondió ella, sintiéndose un poco más segura ahora que Dani estaba agradecido-. Solo trato de no perderme en clase. Pero dime, ¿hay algo más en lo que estés atascado?

-Pues sí, de hecho -dijo Dani, hojeando su cuaderno de notas con una mueca-. Estoy tratando de conectar la Revolución Francesa con todos los cambios políticos que vinieron después en Europa, pero no tengo ni idea de por dónde empezar.

Maya se inclinó un poco más mirando las notas de Dani.

-Mira, lo que podrías hacer es enfocarte en cómo esa revolución inspiró a otras naciones a luchar por cambios similares. Si entiendes que fue como un efecto dominó, vas a poder ver el impacto que tuvo en toda Europa, y ahí es donde las piezas empiezan a encajar.

Dani sonrió, visiblemente más relajado.

-Esa es la onda. Gracias, en serio. No sé qué haría sin tu ayuda -dijo, y en ese momento Maya se dio cuenta de que a veces, con solo un poco de ayuda, se puede hacer una gran diferencia para alguien.

Mientras continuaban trabajando en el proyecto, Maya notó algo por el rabillo del ojo. Miró hacia el final del pasillo y vio a Liam, parado junto a la entrada de la biblioteca. Estaba con un grupo de chicos, aunque su actitud seguía siendo la misma de siempre: desinteresado, como si no le importara realmente estar allí.

Dani, al notar la dirección de la mirada de Maya, también echó un vistazo.

-¿Es Liam? -preguntó, frunciendo el ceño-. Siempre está por ahí, con su grupo de amigos. Rara vez lo veo en clase, para ser honesto.

-Sí, es él -respondió Maya, tratando de sonar casual-. No sé, ha sido un poco raro encontrármelo en todas partes hoy. No parece muy interesado en socializar, ¿verdad?

Dani se encogió de hombros, volviendo su atención a sus notas.

-Bueno, quién sabe. A veces, la gente que se mantiene al margen tiene más que decir de lo que parece, si les das la oportunidad. Aunque con Liam... no estoy tan seguro.

Maya se quedó pensando en eso por un momento. No podía negar que había algo en Liam que la intrigaba, pero al mismo tiempo, le hacía sentir incómoda.

-Puede ser -dijo finalmente-. Pero hoy, sinceramente, me ha hecho sentir un poco fuera de lugar. Mejor sigamos con lo nuestro. ¿Cómo quieres abordar la parte de los cambios políticos?

Dani, agradecido por la vuelta al tema principal, asintió.

-Sí, claro. Vamos a meterle mano a esto, estoy listo.

Mientras Maya y Dani se sumergían en el trabajo, apareció Thea, como siempre con su sonrisa y energía contagiosa.

-¿Cómo va eso? -preguntó mientras se acercaba a ellos-. Espero no estar interrumpiendo algo muy importante.

Dani levantó la vista con una sonrisa.

-Todo bien, Thea. Maya me está salvando la vida con este proyecto de historia. Es una crack.

Maya se sonrojó ligeramente y se rió.

-Solo estoy ayudando, nada más. Además, está saliendo mejor de lo que esperaba.

Thea se sentó junto a ellos, observando sus notas.

-Entonces, ¿qué tal si nos tomamos un descansito después de esto? Podríamos ir a la cafetería y relajarnos un rato.

-Suena como un buen plan -respondió Dani-. Después de tanto darle a la historia, necesito un respiro.

Maya asintió, contenta de que el día estuviera terminando de una manera más tranquila. Mientras recogían sus cosas para dirigirse a la cafetería, Maya lanzó un último vistazo hacia el pasillo. Liam ya no estaba allí, y con su ausencia, sintió que un poco de la tensión del día también desaparecía.

Dani, con su actitud relajada y esa forma sencilla de ver las cosas, había sido justo lo que Maya necesitaba para quitarse de la cabeza la incómoda presencia de Liam. Aunque todavía había algo en ese chico de ojos azul oscuro que la intrigaba.

Ecos del corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora