Capítulo IV

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"Cuidado con la Corte de los búhos, que vigila todo el tiempo, gobernando Gotham desde su percha a la sombra, detrás de granito y cal. Te miran en tu hogar, te miran en tu cama. No habléis en voz baja sobre ellos, o enviaran las garras a por tu cuello."

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Esa canción sigue sonando en su cabeza. Se encuentra en el borde de aquel edificio, su mente le dice que si se avienta no pasaría nada, es extraño, no siente nada, se siente como si solo fuera un cascarón vacío. Ni siquiera recuerda ¿Quién es? 

Siente un pánico incontrolable de siquiera intentar recordar. Algo dentro de él le dice que no quiere saber la respuesta, que es mejor que se quede así,  después de todo que haria si recordaba, esta seguro que no sería tan fácil salir de esa situación que está seguro el solo se metió.

Tan metido estaba en sus pensamientos que por un momento olvida la razón por la cual estaba ahí sentado, se supone que junto con otros tres están vigilando que nadie quiera armar una emboscada o algún ataque, lo cual está seguro de que solo un estupido se atrevería a hacer tal cosa, nadie que apreciara su vida lo haría.

En un momento nota que uno de esos hombres con traje se acerca a él. - Te necesitan dentro, ven conmigo. - El hombre lo guía hasta una sala de juntas donde ve a varias personas que no están muy felices que digamos.

- De no haber estado Superman hubiéramos capturado a Batman. - El hombre estaba furioso, llevaban planeando capturar a Batman hace mucho y cuando por fin parecia que cumplirian con su cometido, el maldito de Superman lo arruinaba.

- Batwoman llegó poco tiempo después, por eso no pudimos acabar con los otros dos. 

- Ya deben estar alerta, se nos arruino todo lo que planeamos en meses, ¿Que haremos ahora? Después de esto no saldrán solos.

- Solo debemos ser pacientes. Batman en algún momento bajará la guardia, y hasta que ese momento llegue hay que mantenernos cautelosos. Para ellos y para el mundo seguimos siendo solo un cuento para asustar niños. - Fueron las únicas palabras del jefe. - Regresen a la fiesta, después seguiremos con este asunto.

Él se había mantenido en silencio todo ese rato, cuando todos se retiraron el entro a aquella sala, el jefe lo miró unos segundos, nunca le había visto la cara, ni a nadie a decir verdad, solo a uno que otro infante que se desesperaba y terminaba quitándose la máscara.

- ¿Cumpliste con mi encargo? - Dice mientras revolotea suavemente su cabello.

Siente cosquillas ante tal contacto. - Si, pero con todo respeto, ¿Está seguro de esto? Ese payaso no se ve de fiar. - Aun no comprendía porque era tan cariñoso con el.

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⏰ Última actualización: Oct 05 ⏰

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