1. Noticia

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Los resultados muestran un cero por ciento de fertilidad, señores Mackenzie —solo esas palabras bastaron para que todo mi mundo se derrumbara, mis pupilas empezaron a arder y cada célula de mi cuerpo comenzó a calentarse.

Apreté mi agarre a la mano de Charless, bajé la cabeza para evitar que ambos vieran mis ojos cristalizados. —¿Tratamientos?—Cuestione sorbiendo mi nariz.

Levanté mi cabeza para mirar al doctor fijamente, este hizo una mueca y suspiró —Si hay tratamientos, pero... —Hizo una pausa para tomar unos papeles de la impresora—. Los tratamientos son algo fuertes y podrían poner en riesgo su salud —confesó mirando a mi esposo con severidad.

Iba a responder, pero Charles me interrumpió. —Es  todo —se levantó de la silla y acomodó su traje —. No lo haremos —aseguro con naturalidad.

Lo miré mal, acababa de dejar mi opinión fuera de esto.—¿Qué? —se cuestionó con inocencia —. Por nada te pondré en peligro, estás loca.

Rodé los ojos y suspiré profundo —Al menos consideremos las opciones, ¿no lo crees? — dije intentando ser convincente, tomé el papel que el Doctor Evans me había entregado y leí los tratamientos.

—Muchas gracias, doctor —murmuró observando hacia el suelo. —No estamos interesados en ningún tratamiento—afirmó con un tono de voz tranquilo.

Lo miré de reojo con una sensación de amargura en mi boca. Estaba decepcionado, aunque no lo demostraba, sé que estaba más decepcionado que nunca. Y yo... Era la culpable.

Tomo mi mano y me levanto de la silla —Pero Charless—Balbuce intentando que me escuchara, cosa que parecía imposible por la velocidad con la que quería salir de ahí. Me tomó de los hombros para que lo mirara a los ojos. —Amor, cálmate, hablemos en casa—Acaricio mi mejilla y sonrío.

No quería irme, no quería salir de ahí sin una respuesta. Algún plan para solucionar este problema, odiaba ver el destino depender de un hilo, sin tan solo fuera seguro que el tratamiento fuera a funcionar. Lo haría sin pensar en las consecuencias.

Ninguna palabra salió de mi boca, solo pude asentir. Charless pasó su brazo por mis hombros y besó mi cabeza. —No te preocupes —susurró en mi oído antes de tomar distancia.

Caminamos hacia la salida del hospital sin decir palabra alguna, pero por dentro tenía mil que decir, el nudo en mi garganta era tan intenso que siquiera me dejaba respirar. Tenía tanto que en qué pensar y cosas por solucionar.

Al salir del hospital, mis manos sintieron  el cambio de clima, pasaron de estar congeladas a empezar a humedecerse por el sudor. Al estar expuestas  al resplandeciente sol, subimos al auto, aún mudos  de palabras, pero dudo que de pensamientos.

Fije mi vista en la carretera y los recuerdos llegaron a mis ojos como una película en velocidad máxima.

Flashback

—Cuando nos casemos tendremos dieciocho hijos —Bromeo Charless mientras jugaba con mis dedos.

Aparté la vista hacia el césped y tomé el diente de León. Al visualizar la cantidad de aquenios en su filamento, no pude evitar compararlo con el comentario de Charless —.Si así fuera, tendríamos que nombrarlos uno, dos, tres,  cuatro, cinco... —Ironicé.

Lleno mis mejillas de besos mientras reía —Tengo mala memoria—. ¿En serio crees que recordaría tantos nombres? —Sonreí y recosté mi cabeza en su hombro.

Lo medito un rato —probablemente no, pero...—Le di un ligero golpe en el brazo al sentirme ofendida. Charless soltó una carcajada y besó mi mejilla.

Contra la corriente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora