Jeongin estaba confundido. Llevaba ya seis años sin cruzar palabra con Hyunjin, específicamente desde el día de la graduación de la secundaria. Ninguno de los dos había demostrado interés en ponerse en contacto con el otro, y Jeongin tenía más que claro que lo suyo había sido una simple aventura de adolescentes.
Sabía por redes sociales que Hyunjin había regresado a Japón para ir a la universidad. Sabía también que salía con varias chicos pero no entablaba una relación estable, nunca veía a ninguno por mucho tiempo. Y si algo más sabía (aunque jamás fuera a admitirlo en voz alta) era que Hyunjin parecía cada día más atractivo, y con ciertas fotos que subía a Instagram la mente de Jeongin no podía evitar trasladarse a los días en los que Hyunjin lo hacía gemir mientras estaba encima de el.
Lo suyo con Hyunjin había comenzado por casualidad, si es que pueda considerarse una. Nunca habían sido muy cercanos, aunque se conocían desde los seis años y habían estado en el mismo salón de clases toda la vida. Hyunjin era un chico extrovertido y encantador, siempre rodeada de gente (y pretendientes). No se perdía ningún evento social, y todos querían estar siempre a su alrededor. Jeongin, por otro lado, siempre fue más tranquilo. Su carácter dulce y apacible la llevaba a evitar los problemas, y era considerada tanto por los profesores como por sus compañeros como un niño tierno y de personalidad angelical.
A los diecisiete años, Jeongin se fijó en Hyunjin por primera vez. Al regreso de las vacaciones de verano lo vio y no pudo evitar ponerse rojo. Hyunjin había cambiado mucho en aquellos dos meses. Se había cortado el cabello y se lo había pintado de color negro. Su cuerpo se había desarrollado, ya no tenía el aspecto de una niño, sino de un hombre. Sus labios parecían más redondos, su rostro más fino, y sus ojos tenían un brillo diferente. Jeongin jamás se había fijado en Hyunjin de esa manera, pero desde ese día algo dentro de el despertó, y ahora no podía evitar quitarle los ojos de encima. El mismo tampoco era un niño ya, pero a pesar de sus reacciones hormonales de adolescente, Jeongin era inexperto en ese tipo de situaciones, por lo que mantuvo su atracción como algo completamente platónico.
Realmente estaba decidido a dejarlo así, pero Hyunjin tenía otros planes.
Jeongin estaba convencido (o por lo menos, quería estarlo) de que todo inició por casualidad. Había regresado al salón de clases luego de la hora de salida porque dejó olvidado uno de sus cuadernos, y su excesivo sentido de la responsabilidad no le permitía dejar una tarea sin hacer. Pensó que ya no encontraría a nadie, solo sería tomar el cuaderno y salir, pero al llegar encontró a Hyunjin en el salón jugando con su celular, sentado sobre la mesa con una carpeta mientras balanceaba sus piernas, con el pantalón del uniforme ligeramente desacomodado y los dos primeros botones de su blusa sueltos, lo que dejaba a Hyunjin una vista de la mayor cantidad de piel que había visto de Hyunjin hasta ese momento, y que provocó que se ponga tan nervioso que se atoró con su propia saliva.
Luego de ese momento, Jeongin mentiría si dijera que se acuerda de lo que hablaron, si es que llegaron a hacerlo. Lo siguiente que recuerda es a Hyunjin pegado a el, con los brazos a ambos lados de su cuerpo manteniéndolo aprisionado contra la pared, mientras lo besaba con tanta destreza que le nublaba la mente. No sabe cuánto tiempo pasaron en ese salón (definitivamente, más de una hora), pero solo lo abandonaron en cuanto escucharon al personal de limpieza acercarse. Lo que sí sabe es que al día siguiente encontró un muy visible chupetón en la parte alta de su cuello, y que su intento por reclamarle a Hyunjin terminó en ambos encerrados en un pequeño cubículo del baño, del cual Jeongin salió con la respiración agitada y otro chupetón, esta vez en la clavícula (en palabras textuales de Hyunjin, "para que sólo lo vea yo y no te vengas a quejar").
Fue como si se hubiera encendido un interruptor y no encontraran la forma de volverlo a apagar. Los encuentros entre Jeongin y Hyunjin se volvieron demasiado frecuentes, al punto en el que les era imposible mantener sus manos para sí mismos más de unas cuantas horas, y se volvió habitual el que una de las dos pretenda ir al baño o a la enfermería en medio de una clase, solo para indicarle con la mirada a el otro que lo siguiera. Las sesiones de besos encendidos y manos traviesas escalaron rápidamente, y cuando cumplió dieciocho años Jeongin le entregó a Hyunjin su primera vez.
Fuera de sus momentos a solas, la relación entre ellos no había cambiado. Seguían siendo compañeros de salón, no tan cercanos como para hacer trabajos en grupo o asistir con frecuencia a las mismas reuniones sociales, pero tratándose con la misma amabilidad de siempre. Sin embargo, todo aquello cambiaba radicalmente en cuestión de segundos en cuanto cerraban una puerta detrás de ellos (en especial la de la habitación de Jeongin, el cual habían convertido en su lugar predilecto).
Jamás hablaron de sentimientos o de formalizar una relación. Jeongin sabía que Hyunjin y el tenían poco en común, y siendo sincero, no era algo que le quite el sueño. Hyunjin le había hecho sentir cosas que ni siquiera había imaginado, y aunque con su toque era capaz de llevarlo al cielo, tenía muy claro que era sólo su amigo (¿eran amigos?) con derechos, su aventura adolescente, la cual no iba a ser eterna. Y estaba bien con ello, siempre y cuando siguieran complaciendo sus deseos todo el tiempo posible.
Por eso, recibir un mensaje de Instagram de Hyunjin seis años después lo dejó absolutamente perplejo. Miró el celular fijamente por más de diez minutos, dudando si abrir el mensaje o no, hasta que finalmente le ganó la curiosidad.
@hwanghyunjin
Hey, estoy en Corea, haré una fiesta de reencuentro con los del colegio. No sé de ustedes hace mucho. ¿Vendrías?Los dedos de Jeongin temblaban mientras intentaba escribir una respuesta. No estaba seguro de poder ver a Hyunjin nuevamente sin morir de la vergüenza o lanzarse impulsivamente a comerle la boca. Uno de dos, sin puntos medios. Sin embargo, no podía negar que había fantaseado con esta oportunidad en más de una ocasión, y realmente se arrepentiría si no la tomaba.
@itsme.in
Hola :) sí, claro. ¿Cuándo será?@hwanghyunjin
Este sábado, a eso de las 9 en mi casa supongo que recuerdas la dirección ;)Jeongin se sobresaltó y le entró un ataque de tos. ¿Era idea suya, o Hyunjin estaba coqueteando?
@itsme.in
No creo que sea algo de lo cual alguna vez me vaya a olvidar.@hwanghyunjin
Te veo en un par de días, entonces será un placer ponernos al día.Jeongin dejó el celular mientras trataba de ordenar su mente. No estaba seguro si en serio estaba coqueteando, o simplemente el estaba malinterpretando todo. Sin poder evitarlo, levantó nuevamente el celular para entrar al perfil de Hyunjin.
Sintió sus mejillas arder. Hyunjin era realmente atractivo, incluso más de lo que lo era en la adolescencia. Jeongin no pudo evitar fijarse en sus ojos seductores, y las imágenes de Hyunjin explorando con sus dedos dentro de su ropa interior mientras callaba sus gemidos con un beso le inundaron la mente. Recordaba en particular lo dominante que el pelinegro podía ser, marcándolo a pesar de sus quejas, pero sobre todo siempre concentrado en su placer, tratándolo como un dios que debía ser adorado. Hyunjin tenía tanto efecto sobre el que con tan solo un guiño y una sonrisa coqueta ya tenía a Jeongin a sus pies, y siempre se las arreglaba para dejarlo rogando por más.
Sacudió su cabeza, avergonzado de repente de recordar esas cosas. No pudo evitar sentir el calor en aumento en su cuerpo, y decidió dejar las fotos de Hyunjin de lado porque de repente se sentía como un adolescente hormonal, y tratar de ignorar sus pensamientos hasta el sábado.
[♡]
Nueva adaptación y gracias a betternayeon Por dejarme adaptar su perfecta obra.
Lean la original, esta muy buena
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Teenage Dream | Hyunin
Fanfic𝙃𝙔𝙐𝙉𝙄𝙉 | Adaptación Jeongin y Hyunjin fueron amigos con derecho muchos años atrás. Cuando llega la oportunidad de volverse a ver...puede que descubran que nunca salieron de ese sueño adolescente. "You make me feel like I'm livin' a...