19. La princesa y la plebeya pt.2

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— No puedo creer que mamá me haya permitido venir a quedarme estos días contigo —

Orm había dejado su energía desbordante, era evidente su tristeza, por primera vez veía a su novia en ese estado. Como si su pila estuviera casi descargada. Sirilak la abrazó fuerte, logrando acunarla contra su pecho.

— Dejemos de preguntarnos eso y disfrutemos estos días — dejó un beso en la coronilla de la rubia — ¿Te parece? — Orm asintió.

— Papá me llevará a ese orfanato — dijo después de unos minutos en silencio. — no quiero ir.

— Lo sé, cariño. Yo tampoco quiero te vayas, pero, aún tenemos dieciséis y no podemos tomar esa desición —

— ¿Cómo haremos para estar juntas? ¿Qué será de nuestra relación?. No quiero que terminemos, Lingling.— dijo mientras se aferraba con ambos brazos a su novia.

— Estaremos bien. Por suerte a diferencia de muchas parejas de mujeres en la antigüedad, nosotras tenemos la tecnología. Son sólo año y medio que no nos veremos. — la mano de Sirilak acariciaba el cabello de Orm, trataba de memorizar la suavidad y el aroma que desprendía — Después de ello prometo que iré a la Universidad que tú vayas, sea cual sea e ingresaré.

— ¿En serio harías eso? — preguntó sorpremdida a la vez que levantaba la cabeza del pecho su novia para poder mirarla fijamente.

— Eso y más, ni siquiera el mismo rey en persona podrá separarnos.

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo, mi amor —

— Ayyyyy muero cada que me llamas así — Orm tapó su rostro con ambas manos, se sentía tan roja como un tomate.

— Te refieres a ¿Mi amor? —

— Ayyyyyyyyy sí, eso mismo —

— Pero eso es lo que eres. Eres mi amor — dijo juguetonamente.

Ahora Sirilak estaba sobre Orm que aún tenía su rostro cubierto por sus manos.

— Lo soy — separó dos de sus dedos para permitirse ver a su novia, pero los cerró inmediatamente cuando la vió cerca.

— Te amo, Kornnaphat — declaró en un tono bajo y dulce. — Por favor, déjame ver tu rostro. Quiero ver tu reacción.

De manera lenta las manos de Orm se fueron retirando dejando ver sus ojos cerrados.

— Se supone que debes abrir los ojos —

— Ya está — sus ojos se abrieron de golpe.

— Te amo, Kornnaphat — Estaba siendo sincera. Sus ojos brillaban, su corazón latía como loco. Con sólo verla frente a ella sabía que deseaba tener el resto de su vida a su lado. Jamás dejaría de amarla, su corazón, su mente, su alma ya habían hecho una elección. La elección era Kornnaphat.

— Te amo, Sirilak —

Era obvio que aquella declaración de amor tenía que ser sellada por un beso y así lo hicieron.
Se perdieron el un profundo y sincronizado beso lleno de amor. En ese momento sólo existían ellas dos.

Estaban solas en casa.
La doctora Malaí tenía turno en el hospital.
Su abuela estaba en el templo y Milk había ido después de clases acompañada de Nutshell a sus entrenamientos.

Eran dos adolescentes de dieciséis años, pero sabían lo que querían.

El beso fue aumentando en temperatura. De forma ágil Kornnaphat ahora estaba sentada sobre Sirilak con ambas piernas a los costados.
Ya habían llegado algo lejos en veces anteriores, sabían hasta que límite deberían llegar.

MISMO LUNAR [MilkLove & LingOrm]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora