Antonio se fue de nuevo. La ultima vez no dijo cuando regresaría y dijo que iba a tardar, pero esta vez al menos hay un plazo mas o menos fijo. No creo que tarde tanto en regresar a menos que en serio le pase algo que logre retrasarlo. Yo mañana no sé que le diré a Inés de que ha desaparecido sin avisar ni despedirse pero ella comprenderá que es muy costumbre suya hacer eso. Alejarse, pero no demasiado. Y aún con eso, hace años es la única constante en mi vida...
Inés me dio un petate y un par de cobijas para acomodarme en donde pudiera disculpándose por el pequeño espacio de su casa. Ella se fue a dormir con Pachi al único cuarto en condiciones.
La noche es fría, pero la costumbre me ayuda a no notarlo tanto y rápido me quedo dormido, es la cama más cómoda que he tenido en días aunque comparto cuarto con una muerta que conocí poco.
Despierto con el gallo y los gritos en la calle. Afuera alguien pelea por algo que no me interesa mucho pero estando tan cerca, obligan a asomarme por la ventana y querer escuchar. Los hombres que llegaron ayer quieren comer y la señora de al lado junto con su comitiva de otras 5 o 6 mujeres, se niega a alimentar "españoles" y les dicen que si quieren regalos por nada, que se acerquen con los ricos del pueblo, ellas no tienen nada para ellos y se plantan intimidantes aun cuando las amenazan con la bayoneta. Lo mismo de siempre pero no van a lastimarlas... nada fuera de un susto, alcanzo a distinguir el nerviosismo oculto de uno de ellos. No quiere hacer esto y los otros, serán buenos actores. he visto escenarios parecidos y la gente dispara apenas les hacen bronca.
Inés sale por el portal sin decir nada y se para al lado de mi a ver el jolgorio afuera.
"Iba a ver a mi cuñado para ver donde enterrar a la Nuna, Pero si algo ahora esos colgados también se van a venir contra mi" dice con un tono entre molesto y triste. "Voy a preparar algo, a ver que encuentro antes de que Pachi también despierte, no es bueno que siga viendo a Nuna así... pero que se le hace, es un lujo que no podemos darle" sus palabras me duelen. Ayer abracé a la niña todo el día, como ese abrazo que hubiera querido cuando me quedé solo; pero a nadie le importa si un adulto pierde a alguien en tiempos de guerra. Igual, de haberme ofrecido alguien ese abrazo, no lo hubiera aceptado. Mirando a la mujer que está tendida en la esquina, con solo la cara tapada, sin dejar a la imaginación mas que una expresión terrorífica, no ayuda en nada. Si salgo yo no debería haber problema. Son la mujeres las que cocinan. A mi es mas probable que me dejen en paz.
─Inés─ digo viendo a la ventana a la gente que sigue peleando ya cayendo en amenazas más directas─¿donde vive su cuñado?
─¿piensa salir?
─Algo debemos hacer con ella, ya lo dijo, no es bueno que la niña la vea así tan cerca. Hay que enterrarla
─A la derecha 3 cuadras, luego a la izquierda 2 cuadras. no está muy lejos. Tiene una vaca, a estas horas deberá estar amarrada casi sobre la calle. Tiene un terreno de siembra pequeño al lado
─3 cuadras a la derecha y doblo a la izquierda hasta ver una vaca... voy a buscarlo... y al cura para hacerlo un poco más formal
─la mitad de la gente aquí la conocía, bien o mal, se ganó su fama. El cura entre ellos, iba seguido por su medicina cuando Dios no lo curaba rápido ─con una expresión nostálgica, se retiró a la cocina y yo salí de la casa sin llamar la atención. Fue hasta ese momento que realmente disfruté el sol sobre mi cara. Al fin sentí esa calidez que tanto extrañaba, que contrastaba tanto con esa sensación horrible de mi piel quemándose. Al recordar ese momento, me avergoncé un poco y luego sentí culpa y luego enojo y varias cosas que luego no pude saber lo que sentía en ese momento. Quise llorar pero mis ojos no me dejaron hacerlo. Con el corazón en la mano y la mandíbula dolorida, di la vuelta en esa cuadra y quise patear algo pero no encontré ni una triste piedra en el camino.
No tardé en ver a la dichosa vaca que me miró leyendo mi alma. Como aristócrata y comerciante de oficina en mis mejores tiempos, las bestias de granja solo me gustan muertas y servidas en un plato. Antes las vacas me daban miedo y los caballos casi que también si no fueran tan comunes en todas partes. Por mi bien me acostumbré a ellos y aprendí a montar muy niño.
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Rojo bandera
Historical Fictionun par de vampiros con origen divino viven aprovechando las muertes que trae la guerra, hasta que uno de ellos decide adoptar a una huerfana. Antonio fue militar realista en "sus mejores años" hasta que casi murió en batalla y un angel le ofreció fo...