El sonido de las olas chocando con fuerza sobre las rocas hizo que Taehyung despertara. A penas sus ojos se abrieron sintió ganas de toser, desahogandose de toda el agua de mar que había tragado. Cuando por fin tuvo alivio y pudo respirar con normalidad miró a su al rededor, no sabía dónde se encontraba, ni como había llegado allí. Darya no estaba por ninguna parte, lo que lo comenzó a poner más nervioso y empezó a gritar su nombre, sin obtener respuesta.
Lo que él no sabía, era que al haber declarado su amor ante el océano que los había unido, Darya despertó. Milagrosamente, el amor sincero del marino rompió la magia, permitiendo que Darya volviera a su forma natural, pero lo más importante fue que su voz le fue devuelta, más hermosa que nunca.
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-Darya, por fin te encontramos!-exclamaron Jimin y Rosé.
Darya había despertado en las profundidades del arrecife, sin entender como había llegado hasta allí. Lo último que recordaba era sentir sus piernas desvanecerse y luego entrar al mar con Taehyung.
-Taehyung!-exclamó.
-¿Tae...hyung?¿Y ese quién es?-preguntó la sirena de pelo rosado.
-Oh por los cielos, tengo que regresar a la superficie.-dijo nadando rápidamente.
Lo único que había en su mente era que su chico podía estar en peligro. Sólo esperaba que él hubiese podido salir del mar sano y salvo.
-Darya! Detente.
-¿Dónde vas?
Sus amigos la seguían rápidamente, sin entender que le pasaba a Darya y porqué actuaba tan extraña. Cuando la peliturquesa se dió cuenta de que la seguían se detuvo abruptamente.
-A donde vas con tanta prisa?-preguntó Jimin.
-Chicos, lo siento, ustedes no pueden venir conmigo...
-Qué? Porqué no?-preguntó Rosé.
-Lo siento...les prometo que les contaré todo, pero tengo que irme rápido. Solo...porfavor no me sigan.
Dijo lo último y nadó con extrema velocidad, desapareciendo y dejando atrás a sus amigos que se miraron confundidos.
-Hay que seguirla.-propuso Rosé.
-Ya la oíste, no quiere que la sigamos.
-Acaso no viste lo nerviosa que estaba? No podemos dejar que se vaya sola. Hay que seguirla.-dijo la peligrosa para comenzar a nadar por donde se había ido Darya.
Taehyung estaba desesperado, no sabía dónde se encontraba ni como podía volver. Había gritado el nombre de la chica incontables veces, pero no parecía funcionar, y cada vez se desesperaba más al pensar que la había perdido.
Todo era tan confuso.
Se sentó en la arena mientras sus ojos derramaban lágrimas de tristeza y temor. Allí seguramente nunca pasaba nadie, asique era muy poco probable que pudiera salir y volver a su casa.
