Noche de encubrimiento

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"Lia Vanetto"
9:15 pm



Estaba dando el último retoque a mi maquillaje cuando escuché que tocaban la puerta. Grité desde el baño que podían pasar. "Estoy en el baño," dije. Podría ser mamá, papá o una de mis hermanas, aunque lo dudaba mucho. Abrí la puerta del baño y era Damián, mi hermano mayor. ¿Qué hacía él aquí? Lo miré con confusión y algo de alegría.

Me acerqué y le di un abrazo con una sonrisa. — ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en un viaje de negocios con Lorenzo? —

— Tú misma lo dijiste: "estaba", pero ya volví. ¿A dónde vas tan arreglada? — Alzó una ceja y me analizó completamente, esperando una respuesta. No podía mentirle; él me conocía mejor que nadie.

— Voy a una fiesta, no le digas a papá, te lo pido, ¿sí? — Lo abracé y le supliqué que no dijera nada.

Me miraba con cara de indignación, negaba con la cabeza y sonreía. — Está bien, solo si me dices con quién irás y dónde será. — Grité, le di un beso en la mejilla y hice un pequeño baile de celebración.

— Voy con Sophia y será en Cavallí. — Cuando le mencioné dónde sería, me miró con desaprobación. No entendía por qué. ¿Acaso sabe dónde es y tiene malas reseñas? — ¿Qué sucede, por qué me miras así?

— Lia, ese club es un poco... raro. Solo ten cuidado, ¿sí? Si necesitas algo, no dudes en llamarme. Estaré pendiente por si acaso. — Asentí y terminé de darle unos retoques a mi pelo. Salí del baño y me dirigí hacia Damián. — ¿Qué te parece? Sé sincero conmigo.

— Muy fea, igual que una cucarachita. — Lo miré con indignación y molestia. — ¡OYEEEE! Déjame en paz, tú eres un gordo y nadie te dice nada.

— ¿Yo gordo? Mira estos bíceps, esta fuerza. Las mujeres mueren por mí, pequeña.

— Ew, mueren pero de lo feo que eres. — Me eché a reír y salí corriendo antes de que dijera algo que realmente me molestara.

Recibí una llamada de Sophia. Ya estaba lista, solo tenía que pasarla a recoger, hasta que recordé que mi padre no sabe exactamente a dónde iré. Me quedé pensando hasta que recordé que mi gran hermanito estaba aquí. Volví a subir a mi cuarto y él seguía ahí tirado en mi cama usando su celular.

— Hermanito querido, sabes que ¡YO LIA RISO VANETTO TE AMA MUCHO!... por favor, ¿podrías llevarnos a mí y a Sophia? Te lo ruego, hermanito, ¡hago lo que quieras! — Él solo me daba un side eye y no respondía, me desesperaba. — ¡AAAAAH, dime Damián, DÍMEME!

— Ya, Lia, suéltame, te llevaré. Vamos. — Lo tiré de la mano y bajamos súper rápido las escaleras, hasta que por poco me caigo, pero no le di importancia. Le mandé un mensaje a Sophia diciéndole que íbamos por ella. Se emocionó cuando le dije que era mi hermano quien nos llevaba.

Unos 15 minutos después, ya estábamos frente al club. — Bye, guapo hermano de Lia. — Sophia le tiró un beso y bajó del carro. La miré con asco y a él también porque le devolvió el beso. — Dios, qué asquerosidad, ya digan que se gustan. Adiós, hermanito. — Me dio un beso en la frente y se despidió de mí, no sin antes decirme unas cuantas advertencias. No sé qué más dijo, y me bajé del carro.

— Tienes tu boleta, ¿verdad, Lia? — Miré inocentemente a Sophia; ella solo quería saber si la tenía o no. Busqué en mi cartera y la saqué. — ¡Tarán! Hoy no la dejé, Sophia. ¿Estás orgullosa de mí? — Ella solo giró los ojos y se rió. — Chistosa que eres, mi niña. — Mientras me decía eso, me daba unas palmadas en la espalda.

Mostramos las boletas y entramos al lugar; era precioso. Había demasiada gente; podría decir que no solo éramos los de la escuela. Estaba buscando a alguien en especial para ver si lo encontraba. No quería preguntar, sabía cómo era Sophia si preguntaba por su hermano. Mientras buscaba, me topé con Celina, quien nos saludó y sonrió hipócritamente. Caminábamos tranquilamente por el lugar; se me acercaban para saludar y hablar de temas pequeños, a los cuales les respondía amablemente. Era muy popular en la escuela y fuera de ella, ya saben, por mi estatus social y mis padres.

— Hola, preciosa, pensé que no iba a verte hasta mañana. — Conocía esa irritable voz, Alonzo, con el que quiere mi padre que esté.

— Oh, hola, Alonzo, ¿qué haces aquí? — Le hablé nerviosa. Mi padre no debería saber NADA de que estuve aquí, y ahora da la casualidad de que me encuentro con el mismísimo Alonzo Cassano. Qué pequeño es Milán, ¿no? Dios, me voy a morir.

— ¿Sabe tu padre que estás aquí? — Hum, lo que faltaba.

— No, Alonzo, él no lo sabe. ¿Podrías, durante esa cena mañana, callarte la boca? — Estaba orando para que dijera que sí sin chistar.

— Bien, pero no será gratis. — Y sin más, me dejó con las palabras en la boca. "¿Pero no será gratis?" Ay Dios, qué trama ese estúpido.

— Qué incómodo. — Olvidé que Sophia estaba conmigo. Me puse tan nerviosa que la olvidé por completo. — Ay, solo ignóralo, ven vamos.

Fuimos a la barra, pedimos unos tragos y nos sentamos donde estaban todos los invitados. Puros nenes y nenas de papi. ¿Me incluía en esa lista? No lo creía.

[...]

Eran la 1 de la mañana. Todos estábamos en el típico círculo para jugar. No había botellas, así que propuse usar mi preciado gloss. El juego empezó. Hubo unos cuantos besos, retos y confesiones. Tenía miedo de que me tocara a mí, estábamos en la ronda de besos. Oh, y Félix llegó unas horas después, estaba a mi lado también jugando.

— Bien, ¿quién será el que dará un rico y sexy beso en esta ronda? — Celina nos miraba a todos; eso me daba nervios. Veía girar y girar el gloss, poco a poco iba disminuyendo la velocidad hasta que paró. CARAJO.





AMIGASSSS LO SIENTO TANTO, me desaparecí por completo tenía un bloqueo súper fuerte no sabía ni que hacer pero ya volví ¿quién será el que tendrá que dar ese beso? Mmmm, no lo sé quédate leyendo para saber mas. Byeee los leo💗

- 𝐛𝐞𝐚𝐮𝐭𝐢𝐟𝐮𝐥 𝐭𝐡𝐢𝐧𝐠 ¡! Jaden WaltonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora