Prólogo

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El cielo se teñía de un ominoso tono carmesí mientras los edificios a su alrededor caían como castillos de naipes. El rugido de la batalla sacudía los cimientos de la ciudad, reverberando en los corazones de aquellos que aún quedaban para presenciar la lucha final. Izuku Midoriya, el héroe que había heredado el poder de One For All, se encontraba en el epicentro de la devastación, respirando con dificultad, cada inhalación un recordatorio del agotamiento que lo consumía.

Frente a él, Tomura Shigaraki y All For One se alzaban como sombras colosales, alimentadas por una maldad que parecía no tener fin. Sus miradas eran frías, calculadoras, como si estuvieran disfrutando de la desesperación que brotaba de cada rincón de la ciudad. Izuku sabía que el tiempo se agotaba, que esta batalla era la última oportunidad para detener a los villanos antes de que todo lo que había amado se desvaneciera en el olvido.

"¡No puedo rendirme ahora!", se dijo a sí mismo, con la voz temblando de determinación. Había dado todo lo que tenía, pero el poder de One For All lo empujaba más allá de sus límites humanos. Sentía que su cuerpo se desmoronaba, pero en su corazón ardía un fuego que ningún enemigo podría apagar.

El suelo bajo sus pies comenzó a fracturarse mientras Izuku concentraba todo el poder de One For All en un último golpe. La energía pura fluía a través de él, transformándolo en una fuerza de la naturaleza, una tormenta de poder concentrado que amenazaba con desatarse. Sabía que este golpe lo consumiría, que su cuerpo no podría soportar la inmensa energía que estaba a punto de liberar.

"Adiós...", murmuró, pensando en todos aquellos que había conocido y amado. Sus amigos, sus maestros, su madre... Todos aquellos por los que había luchado y había arriesgado su vida una y otra vez. Un último pensamiento cruzó su mente antes de que el golpe cayera: "Espero que este sacrificio no sea en vano."

Y entonces, el mundo explotó en luz.

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No había dolor, solo una sensación de vacío. Izuku abrió los ojos lentamente, esperando ver el cielo sobre él o el rostro de alguno de sus amigos. Pero lo que encontró fue algo completamente diferente. Flotaba en un abismo de oscuridad, un lugar donde el tiempo y el espacio parecían no tener significado. Era como estar suspendido en una pesadilla de la que no podía despertar.

"¿Dónde... estoy?", se preguntó, sintiendo una extraña calma en medio de la confusión. No había ruido, ni sensación de dolor. Solo silencio.

"Bienvenido, Izuku Midoriya," una voz suave y femenina resonó en el vacío. Izuku intentó girarse hacia la fuente del sonido, pero su cuerpo no respondía como debería. "Has hecho un gran sacrificio en tu mundo, pero tu tiempo aún no ha terminado."

De la oscuridad surgió una figura, envuelta en una luz tenue. Era una mujer de aspecto etéreo, con alas enormes y blancas extendiéndose desde su espalda. Sus ojos brillaban con una mezcla de compasión y sabiduría, y su presencia llenaba el vacío con una sensación de paz.

"¿Quién eres...? ¿Qué está pasando?", preguntó Izuku, su voz temblando con un hilo de esperanza y miedo. Había perdido todo en ese último golpe, pero algo dentro de él le decía que esto no era el final.

"Soy una mensajera del orden celestial," respondió la figura con una sonrisa serena. "Tu mundo no es el único que necesita un héroe. Has sido llamado a otro lugar, uno donde tus habilidades y tu espíritu serán necesarios más que nunca."

Antes de que Izuku pudiera responder, la oscuridad comenzó a disolverse, y una luz cegadora lo envolvió. Sintió que su cuerpo se reconstruía, que su alma era arrastrada a través de un torrente de energía desconocida. Gritó, pero el sonido fue absorbido por la luz mientras era arrojado hacia una nueva realidad.

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Izuku despertó con un jadeo, sus pulmones llenos de aire por primera vez en lo que le parecía una eternidad. Se sentó de golpe, sus ojos recorriendo el entorno con confusión. Ya no estaba en la ciudad devastada, ni en ese abismo de oscuridad. Estaba en una habitación desconocida, con paredes de piedra y techos altos, adornados con candelabros que brillaban suavemente.

Intentó levantarse, pero sus piernas temblaban bajo su peso. Fue entonces cuando lo sintió, un pulso familiar dentro de él. One For All. El poder aún estaba allí, latiendo en su interior, pero algo era diferente. No solo sentía la fuerza de sus predecesores, sino también una conexión extraña con su entorno, como si el mundo mismo estuviera respondiendo a su presencia.

La puerta de la habitación se abrió con un crujido, y una joven de cabello carmesí entró. Sus ojos azules se fijaron en Izuku, y una expresión de sorpresa y preocupación cruzó su rostro.

"¿Quién eres? ¿Dónde estoy?", preguntó Izuku, su voz llena de confusión.

La joven dio un paso hacia él, estudiándolo con cuidado antes de hablar. "Mi nombre es Rias Gremory, y estás en mi casa, en el mundo de los demonios. No sé cómo llegaste aquí, pero parece que los cielos tienen un propósito para ti, Izuku Midoriya."

Izuku sintió que su mente daba vueltas. Demonios, cielos, otro mundo... Nada de esto tenía sentido. Pero una cosa era clara: no estaba en su hogar, y lo que sea que lo había traído aquí, lo había hecho por una razón. "¿Qué quieres decir con 'propósito'?", preguntó, intentando comprender la magnitud de lo que le estaba ocurriendo.

Rias lo observó por un momento antes de responder. "Este mundo está en un constante conflicto entre ángeles, demonios y otras criaturas. Tal vez fuiste enviado aquí para inclinar la balanza en favor de uno de esos lados. O tal vez hay algo más, algo que aún no comprendemos. Pero lo que sé es que el poder que sientes dentro de ti será crucial."

Izuku asintió lentamente, intentando procesar todo lo que había escuchado. Había dado su vida para salvar a su mundo, y ahora estaba en otro, con una nueva misión que cumplir. "No sé por qué estoy aquí," dijo con firmeza, "pero haré todo lo posible para proteger a los inocentes y encontrar una forma de regresar."

Rias sonrió, como si hubiera esperado esa respuesta. "Entonces, Izuku Midoriya, bienvenido a tu nueva vida. Y a tu nueva lucha."

El héroe verde se quedó en silencio, sus pensamientos girando en torno a lo que había perdido y lo que podría ganar en este nuevo mundo. No sabía qué le deparaba el futuro, pero una cosa era segura: no importa cuán oscuro se volviera el camino, seguiría adelante, con One For All brillando en su interior, guiándolo hacia su destino.

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Así se marca el inicio de la nueva vida de Izuku Midoriya en el mundo de High School DxD. La lucha no ha terminado; apenas comienza.

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izuku x High School DxD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora