CAPÍTULO 1.

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CAPÍTULO 1; BIN-GO.







19 de diciembre, 2005.
Roppongi.

El lugar realmente estaba repleto. Las personas iban y venían de un lado a otro, bailando, bebiendo, besandose; muchos desapareciendo entre los oscuros rincones, probablemente buscando un poco de privacidad para echar un polvo rápido, o quien sabe, uno nunca sabe lo que cruza por la mente de los demás, y menos en estado de ebriedad.

Quizás yo estaría buscando lo mismo que ellos, si no es qué, al menos para mi, estuviera en un estado tan deprimente. Empezaba a creer que venir hasta el distrito de Roppongi para una fiesta había sido algo muy estúpido, aunque no he bebido mucho, así que estoy lo suficientemente estable como para volver sola en mi motocicleta. Pero a fin de cuentas, ¿la razón por la que estoy aquí? Vengarme del idiota de mi novio. Aunque ahora dudo que después de esta noche lo siga siendo. Y no digo que vine a serle infiel; Dios no, odio ese tipo de cosas. Sino que simplemente vine a escondidas, sin que él lo sepa. ¿Ridículo, no? Pues sí, pero no para él. No para Haiden que es un completo controlador sobre mí.

Haiden Takahashi, mi novio de hace diez meses. Muy poco tiempo, al menos para mí. Todos viven diciendome que es demasiado, casi un año, pero yo no lo siento así, aunque bueno, soy realmente mala percibiendo el tiempo, así que dudosa, les doy la razón por esta vez. Volviendo a Haiden, tal vez es el mayor idiota con el que decidí desperdiciar mi primer amor, mi primer romance y mi primera vez. Y recién lo notaba, la idiota soy yo. Diez meses desperdiciados en un tipo tan inseguro, que consiguió que empezace alejarme de mis amigos. De Manjiro, de Emma, de Draken, Mitsuya y por sobre todo... de Keisuke.

Baji Keisuke falleció hace uno meses. Mi gran amigo de la infancia. El tonto que desde el primer día que me conoció, fue la persona más maravillosa conmigo. Estoy segura que sin él, nunca hubiera conocido a los demás, nunca me hubiera integrado al vecindario y nunca me hubiera adaptado a vivir en Tokyo. ¿Y cómo le pagué yo semanas antes de que él partiera? Ignorandolo, por un imbecil.

Tomé de un solo trago el licor que hace varios minutos agitaba en mi mano, molesta. Demonios, Ryuman tenía razón: Beber de malas hace que el sabor sea asquerosamente amargo. Pero no podía evitarlo, de solo recordar mi patética actitud, el odio a mi misma me invade. Podría excusarme diciendo que la culpa es de Haiden, pero la que lo obedeció, fui yo.

——¿Bebes sola?

La voz masculina llegó a mis oídos entre toda la música de fondo. Volteé mi rostro, encontrándome con unos ojos lilas suaves, bastante peculiares. Nunca había visto unos así, bueno, no es que me fijé realmente, porqué los de Haiden son marrones, oscuros, como el café.

Le sonreí ligeramente, asintiendo.

——Al menos hoy, sí.

El chico de largas trenzas se sentó a mi lado. Su cabello, también, bastante peculiar cómo sus ojos; de doble color de la raíz a la punta, negro, y entre el medio de un rubio amarillento.

——Entonces te vendría bien algo de compañía.

Reí un poco, asintiendo. Después de todo, tenerla no tiene nada de malo.

——¿Y tú? ¿Estás solo también? —pregunté, dejando mi copa vacia de un lado, observándolo.

——No realmente —sonrió, alzando ligeramente su mano, llamando al bartender—. Pero siento curiosidad por cierta... pelirroja.

Esa era yo. Sus ojos recorrieron mi cuerpo, de manera rápida. Al menos con eso sé que este vestido me viene bien.

——Oh, ¿sí? ¿Y qué te gustaría saber?

𝐒𝐈𝐍𝐓𝐎𝐍𝐈̂𝐀 || Ran Haitani.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora