CAPÍTULO 2.

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CAPÍTULO 2: MANCHADA.







Decidí quedarme en casa de Mitsuya, ya que de todas formas, le dije a Dane que me quedaría en casa de unos amigos, pero no especifique cual. Así no me metería en problemas con mamá.

En la habitación de Mana y Luna, en la cual me quedé, luego de que Mitsuya haya insistido en querer dejarme su habitación entera y él dormir en la sala. Por supuesto que no le dejaría dormir allí con este frío, además, adoro a sus hermanitas; no sería la primera vez que duermo en el cuarto de ellas.

Había sentido como ambas se habían despertado hace algunas horas, pero yo no me sentía con las fuerzas de hacerlo. Por más que intentaba despertarme, mis ojos se cerraban automáticamente.

De repente, sentí como alguien se tumbó encima mío.

——¡Hermana Ive, arriba!

La vocecita de Luna inundó mis oídos, seguidos de las pequeñas agitaciones en mis hombros por parte de Mana.

——¡Arriba! ¡Arriba! ¡Arriba!

Cerré mis ojos con fuerza, riendo un poco. Con gran voluntad, me descubrí de la manta, pero me detuve en ese momento. De repente, el ambiente se volvió frío. Un grito desgarrador salió de mi garganta al ver el cuerpo de Keisuke tirado en el suelo, desangrándose.

——¡Kei, espera! ¡Por favor!

Hablaba pero no podía oírlo. Me levante y corrí hacía él, sosteniendolo en mis brazos.
Observé a mi alrededor, desesperada, pero nada ni nadie estaba a mi alrededor, solo la inmensa oscuridad que se esparcia cada vez más, lo cual empezaba a sofocarme.

——¡Alguien ayúdeme! —supliqué de igual forma, deseando que cualquiera, quien sea, llegase a mi rescate.

Mis gritos eran en vano. Nadie en ese oscuro lugar podía oírme, solo Keisuke. Mi cuerpo temblaba, presionando con fuerza el cuerpo de él contra mi, temiendo que si lo soltase mínimamente, se esfumaria de mis brazos. Volví a verlo, aterrada, pero ya no me miraba con miedo, ahora me veía con reproche.

——Me abandonaste.

No, no, no, no, por favor no.

Más lágrimas empezaron a caer en su rostro, sin que pudiera retenerlas, mientras mi respiración se volvía cada vez más superficial. No podía soportarlo, no de él, no esas palabras. Mi cuerpo empezó a temblar y mi agarré se aflojo considerablemente.

——No... K-Kei... yo...

——Me abandonaste. Me abandonaste.

Eso era lo único que repetía. Su voz ya no se oía solo desde sus labios, ahora era en todos lados y retumbaba en mis oídos. Solo podía verlo, sintiendo mi garganta seca, impidiendome decir mis disculpas. Implorar mis disculpas.

——Me abandonaste, Vett.

Sin previo aviso, el cuerpo de Keisuke ya no estaba conmigo, ya no estaba en ningún lado. El pánico se apoderó de mi cuerpo, y el temblor aumento aún más, mientras miraba desesperadamente a mi alrededor, queriendo encontrarlo. Tapé mis oídos con fuerza, pero aún así la voz de él penetraba, como si me obligara a oírlo. Cerré mis ojos con fuerza, como si eso fuerza a amortiguar sus acusaciones.

——¡LO SIENTO! ¡POR FAVOR, PARA! —el grito desgarrador salió de mi garganta con fuerza, haciendo que duela ante la sequedad.

Me levanté de un sobresalto de la cama, respirando con dificultad. Mi cuerpo temblaban ligeramente, con más control.

𝐒𝐈𝐍𝐓𝐎𝐍𝐈̂𝐀 || Ran Haitani.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora