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Taeyong ya se encontraba en camino a su casa, Ten estaba sentado en el asiento del copiloto, Taeyong no podía ver su rostro, no podía ver sus ojos pero podría apostar su fortuna a que sus ojos rojos y pupilas dilatadas lo estaban mirando. 

Ten arrastraba sus palabras, intentaba hablar con el rubio pero lo único que él escuchaba eran palabras arrastradas y oraciones sin sentido, contó un chiste que pareció ser gracioso, pero Taeyong no se rió, ni siquiera le entendió correctamente. 

—¿Me estás secuestrando? — fue la primera frase con sentido que salió de los labios del castaño, el tono de su voz pasó de feliz a uno asustado— No quiero que me secuestren — Taeyong se detuvo en un semáforo y miró a Ten, él habló — Aunque si eres tú, creo que está bien — cerró sus ojos — está bien.

Taeyong no le respondió, volvió su vista a la carretera y siguió escuchando como Ten volvía a hablar incoherencias. Lo ignoró hasta llegar a su casa. 

Cuando Taeyong trató de bajar a Ten del auto el castaño se tornó agresivo, golpeó varias veces el cuerpo de Taeyong, lo aruñó e incluso le escupió.
Después de varios intentos Taeyong lo sacó del auto y entre empujos y forcejeos logró entrarlo a su casa. 

— ¡Sueltame maldito infeliz, hijo de puta! — gritó Ten forcejeando con Taeyong — ¡¿Quién mierda te crees?!

— ¿Puedes sentarte o cualquier cosa? — Dijo el rubio ya cansado — Nunca he tratado con alguien como tú, no sé que hacer ¿sí? — soltó a Ten y éste cayó inmediatamente al suelo, lo vió moviendo su cabeza en círculos aún arrodillado en el suelo, como si todo a su alrededor estuviera dando vueltas. Taeyong no lo ayudó y se sentó en el sillón cercano. 

Ten comenzó a maldecir, comenzó a lloriquear y a quejarse de un aparente dolor de cabeza, comenzó a llorar después de decir que no sentía sus manos, estaba entrando en un mal viaje, suponía.

Ten ya había comenzado a delirar, hablaba estupideces  y decía que veía cosas que no estaban ahí, su respiración era agitada y después de eso vino una carcajada profunda por parte del chico en el suelo. 

El mayor no sabía que hacer, tomó su teléfono y buscó cualquier cosa relacionada a como tratar a alguien bajo los efectos de drogas, se dió cuenta que había hecho más de la mitad de las cosas que no debía hacer, suspiró profundo y luego miró a Ten totalmente extendido en el suelo, sus manos estaban extendidas, se marcaban las ojeras bajo sus ojos, respiraba por su boca rápidamente, sus pies estaban inquietos, se veía en un estado de shock como si estuviera viendo el espectáculo más sorprendente. 

—¿Puedo llevarte a la habitación? — habló Taeyong bajo. Ten no respondió. — Bien...

Se levantó y cargó a Ten a su habitación, éste volvió a golpearlo, uno de sus puños logró llegar a su rostro y Taeyong lo soltó, Ten cayó de culo al suelo y se quejó, seguido de eso Taeyong técnicamente lo llevó arrastrado a su habitación.

Ten se vió desesperado, trataba de arrastrarse en sentido contrario a donde Taeyong lo llevaba, logrando solo intentos fallidos.

Al llegar a la habitación Taeyong subió a Ten a la cama y después de quitarle los zapatos se acostó en el final de la cama, escuchó como Ten comenzaba a tener arcadas pero no podía importarle menos, él se lo buscó. 

—¿Te gusta esta vida? — preguntó después de escuchar el vómito de Ten caer, cerró sus ojos.

— Es mi vida — respondió después de varios minutos. 

— Eso no fue lo que pregunté, pregunté si te gusta vivir así. 

Taeyong se escuchaba cansado, estaba agotado, le dolía la mandíbula y había un extraño dolor en su pecho que no lo dejaba pensar correctamente, sentía que le faltaba el aire, ver a ese hermoso chico en las condiciones en las que estaba le partía el alma, sentía esa necesidad de traerlo a sus brazos, abrazarlo y hacerlo razonar, pero recordó lo que había leído minutos antes y eso no serviría de nada.

— ¿sabes quién soy? ¿sabes qué edad tengo? ¿mi color favorito? — Ten habló aún recuperando el aliento, arrastró sus palabras escuchándose exaltado— ¡No me conoces, solo eres un aparecido que me quise follar, un estúpido, un ridículo que quiere meterse en mi vida! ¡No te metas en mi vida! — gritó hablando claro. 

Taeyong se levantó y salió de su habitación para luego de varios minutos regresar con un vaso de agua, se lo ofreció a Ten y éste lo bebió como si llevara días sin tomar líquido.

Inmediatamente Ten soltó el vaso con agua Taeyong acercó sus rostros para dejar un beso fugaz en los labios de Ten, pasó a besar su mejilla y luego su oreja, dejando sus zapatos lejos del vómito a su lado se subió sobre Ten a horcajadas encorvando su espalda, besó la coronilla de su cabeza y sus manos fueron directo al cuello del menor.

Taeyong notó la pesadez del cuerpo de Ten, no hubo ninguna restricción así que volvió a dar un beso en su mejilla.
Lo vio igual que en el suelo de la sala, era como si sintiera que todo giraba sobre él, Taeyong unió sus labios de nuevo, un largo roce de labios fue recibido por el castaño, no hubo movimiento, solo estaban apoyándose ahí. 

— Estoy loco.. — dijo Ten luego de aparentemente tener una alucinación, separando sus labios — estás loco.

— Lo estás — Taeyong afirmó, lo acercó más a él abrazándolo, se arrodilló aún sobre él y envolvió su cabeza suavemente con sus brazos — Tú lo estás, bebé.




𝑀𝑦 𝑚𝑢𝑠𝑒 - 𝑡𝑎𝑒𝑡𝑒𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora