—¡¿Qué?! — la pregunta vino de tres bocas diferentes.—¿Tú... yo... que...? — Samantha no encontró una forma de expresar lo que se cruzaba por su mente, sin tartamudear. No podía creer lo que su amiga había gritado.
Tenía que ser un error.
¡Dios! Su mejor amiga no podía estar diciendo que la amaba.
—Yo siempre te he amado. Tú fuiste tan dulce y amable, la primera vez que hablamos. Y eras como una princesita. Siempre sonriendo y feliz. Y me hacías sentir especial, todo el tiempo. Contigo a mi lado, yo era especial. — Samantha la seguía mirando, como si hubiese perdido la razón. Claro que era eso. Ella había perdido la razón.
—Claro que fui amable, era la primera vez que hablábamos y estaba nerviosa y quería hacer amigos. Y te hacía sentir especial, porque eras mi amiga. Y eso es lo que hacen los amigos. Siempre sonreía y me veía feliz porque mi madre me decía que
la gente feliz tenía amigos no los tristes. Siempre tenía una sonrisa plasmada porque era lo que mi madre me había enseñado, a sonreír a todo aun cuando estuviera triste. Felix fue quien me hizo entender que no tenía que hacer eso, que si quería llorar, llorara, gritar, gritara si simplemente quería no hablar no lo hiciera, que el... siempre estaría conmigo. — y lo había estado, siempre. Cuando ella se había enfrentado a su madre para cambiar de carrera porque no le gustaba la medicina, cuando su madre decidió quitarle el apoyo financiero por ello, cuando se quedó sola porque su madre había muerto de cáncer de pulmón.El siempre estuvo alli.
No importaba que fuera, Felix había estado con ella. En todo momento, aun cuando quería estar sola. El no la dejaba. Siempre se quedaba en la misma habitación con ella, sin hablar ni moverse, solo allí. Y siempre parecía saber cuándo era que ella quería que la abrazara. Incluso en aquel momento, el estaba alli.
Podía verlo en sus ojos... pasara lo que pasara, Felix no la dejaría sola, jamás.
—¡No! No lo mires. — keyla se acercó y tomo su rostro entre sus manos, con fuerza. —Mírame a mí. ¿Por qué no puedes mirarme a mi? — la soltó de repente haciendo que su cabeza rebotara contra la almohada. —Yo siempre estuve allí. En todo momento. ¿Porque lo veías a el y a mí no? ¿Por qué a mi no? — Keyla comenzó a pasear por la habitación. Parecía que estaba perdiendo la mente.
—Porque me ama. Siempre lo hizo. — Felix dijo, y miro a su esposa a los ojos. —Ella siempre me amó, como yo la amé a ella. — su vista se vio interrumpida por la imagen de aby. Se había puesto delante suyo para evitar que Keyla lo golpeara de nuevo.
—Felix tiene razón, Laura. Tú lo sabes. Desde el primer día que lo vi, te lo dije. Te dije lo mucho que me gustaba. Y cuando nos hicimos novios, cuando me propuso matrimonio. Yo te lo dije, lo mucho que lo amaba. — el bofetón que su amiga le propino, fue totalmente inesperado. Su rostro era rojo y sudaba. Parecía totalmente desencajada.
—¡No la toques! — Felix comenzó a forcejear de nuevo contra las cuerdas de la silla. Desde el piso parecía ser más fácil de salir. No iba a permitir que esa loca, lastimara a su esposa.
—Perdón. Perdóname, bebé. Lo siento. Yo no quería. Perdón, perdón. — Keyla comenzó a acariciar su rostro con delicadeza. Estaba loca. Y Samantha ahora no solo temía por la vida de su bebe, si no la de Felix y ella.
—Key. Tú sabes que siempre fuiste importante para mí. Eres importante para mí. — el rostro de su amiga se suavizo y la mirada era de devoción. Cielos, ¿Cómo es que nunca se dio cuenta? —Nadie va a ocupar nunca el lugar que tú tienes. — su rostro se desencajo de nuevo y se levantó de su lado en la cama de un salto. — ¡No, no, no, no, yo no quiero eso. Quiero el lugar de el. Señalo a Felix.
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Infiel ── 𝐑iverduccion
Fanfic𝐑 • 𝐑𝗂𝗏𝖾𝗋𝖽𝗎𝖼𝖼𝗂𝗈𝗇 𝖺𝖽𝖺𝗉𝗍𝖺𝖼𝗂𝗈𝗇 ' 𝘀 「 ¿Que sucede cuando absolutamente nada sale como lo planeas? Están casados y todo parece ser perfecto Entonces el le es infiel. Ella lo sabe, pero una vez que lo ve, el deseo de hacerlo sufrir...