filomena, la galleta real.

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Princesa Celestia de Equestria. Levantador del sol. Guardián de la paz. Perdición para todo lo relacionado con los pasteles. Y también un Alicornio con una libido bastante alta y una polla futa.

Tal vez era un poco descarado decirlo, o incluso pensarlo, pero era un punto tan bueno para comenzar como cualquier otro si Philomena tuviera que resumir a su dueño. Y no muchos podrían presumir de ello. Al fin y al cabo, era una de las pocas futacornoides que existían, como a ella le gustaba describirlas.

Pero rebobinemos un poco, ¿de acuerdo? ¿Cómo llegó Philomena a estar aquí ahora, sentada en una percha justo al lado de la cama de Celestia?

Esa historia, curiosamente, es tan antigua como el tiempo mismo. O tan vieja como la yegua a la que llama su dueña o amo. Recuerda ese día vívidamente.

El día que eclosionó.

Por lo que le dijo su amo, era un huevo abandonado. Probablemente algunos dragones habían ahuyentado a sus padres. Y siendo el alma bondadosa que era su amo, la acogió.

El maestro era una pequeña potranca en ese momento. Una potranca con un gallo no tan pequeño.

Los pájaros, por supuesto, maduran más rápido que los ponis, así que después de algunos cuidados, maduró hasta su etapa adolescente, por así decirlo, con su amo potranca teniendo problemas con su propia pubertad.

En pocas palabras, quería ayudar a dominar. De todas las formas posibles.

Diez minutos después de ofrecer su ayuda a la potranca, yacía en un charco sobre el escritorio de su amo, ahogada en un gran charco de semen con el coño enormemente abierto.

Este fue el momento en que perdió su virginidad.

Los días siguientes hizo todo lo posible por servir al amo. Si el amo lo quería, ella era sin protestar su contenedor de semen dispuesto... Y el Maestro lo quería tan a menudo...

Las cosas se salieron más de control a medida que pasaba el tiempo. Una vez al día, ya casi no satisfacía a su amo cuando llegaba a la edad adulta. Y muy pronto se aburrió de hacer también cosas normales.

Necesitaba más emociones. Más emoción.

A lo largo del siglo, Filomena lo intentó todo. Su amo se lo ordenó y ella hizo lo que creyó necesario.

Lo que nos lleva de vuelta a este mismo momento.

¿Recuerdas cómo está sentada en una percha para el amo... pozo...

No es una percha normal.

Se trata de un caballo de madera en miniatura que se coloca dentro de su jaula dorada. Pequeños pesos están en sus patas de ave, tirando de ella hacia abajo en el borde y dificultando el sueño.

Aunque ya se había acostumbrado a dormir así. Era más fácil que la alternativa.

Y al maestro le encantaba hacer la alternativa.

Dicha alternativa es tener a Philomena atada a su polla durante toda la noche.

Uno podría preguntarse por qué estaba despierta cuando el maestro no lo está. Ella tiene un reloj interno, por lo que se despierta poco antes que el maestro. Después de todo, a la maestra le gusta gastar bromas si ella está despierta primero. Principalmente, despertarla sobresaltándola empujando su pico en su polla.

Filomena prefería estar despierta para eso. Le daba más sensación de estar a su servicio.

Como ahora. La Maestra bostezaba y estiraba sus pezuñas mientras sus ojos se abrían, con una sonrisa feliz en su rostro. Dichos ojos se dirigieron entonces a Philomena, con una sonrisa en su rostro.

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