el eco

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Te escribí mil veces, en noches de luna,
cartas llenas de anhelos, de promesas y fe,
pero el miedo me ató, como una bruma,
y nunca envié esos versos que eran para ti.

Cada palabra es un suspiro guardado,
un "te extraño" que se pierde en el aire,
un "qué hubiera sido" que queda callado,
un amor que se esconde, un eterno desaire.

Las hojas amarillas, testigos del tiempo,
acumulan mis secretos, mis risas y llantos,
y aunque nunca las envíe, en cada momento,
tu nombre resuena en mis más profundos cantos.

Así, en la distancia, te llevo conmigo,
en cada latido, en cada amanecer,
pues aunque no haya cartas, hay un amor antiguo
que vive en mis sueños, que nunca ha de ceder.

la idea es míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora