La tierra se levantó cuando mi pie chocó contra el suelo estéril y seco encerrado entre muros de madera a punto de caerse, el aire era húmedo y tenía una ligera sensación de nostalgia pero sobre todo lástima apoderándose de mí al pensar en éste pobre lugar, prohibido en el mapa y manchado de sangre al que el resto del país intenta esconder, como si guardaran manzanas podridas dentro de una caja musical.
Observé las grietas de la tierra, las paredes tenían salpicaduras de sangre.
En ésa casa y ése lugar sólo exsistían el blanco y el negro; comida o muerte, hambre o canibalismo, ellos no saben que eso está mal. Los ríos llenos de cadáveres, las calles con niños empuñando armas, sin sonrisas, sólo tensión y muerte.
Los pocos niños tienen el alma negra, los jóvenes no existen y los adultos se encargan de vender a sus hijos.
Allá, muy lejos de la ciudad, muy lejos del pueblo hubo una vez una civilización.
El veinte de junio de ése año abrí aquella puerta mientras escuchaba mis pasos retumbar y el sonido de mi corazón se escuchaba, tomé el arma entre mis manos, ésas manos sucias y apreté el gatillo, ahora mismo también.
Y las paredes altas, imponentes se manchan de sangre.
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Luna blanca manchada de sueños y sangre.
Krótkie OpowiadaniaLuna. "No me interesaba en absoluto su amor fraternal..." Blanco. "¿Era la locura realmente algo malo? ¿O eran los demás los locos y nosotros los cuerdos?..." Sueños. "Todos los humanos sueñan, sin excepción, me pregunto si soy un monstruo..." Sangr...