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Un buen Amo sabe esperar pacientemente para obtener
su mayor premio, TU Sumisión.Autora.
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Descansaría un poco y luego iría a visitar a sus padres.
El departamento estaba igual que siempre, todo limpio y ordenado, su madre al parecer se aseguraba de mantenerlo impecable, luego de que la Nana muriera ella se encargaba de hacer la limpieza del departamento de soltero de sus esposo.
Fue la cocina por un poco de agua, le dolía la cabeza y el cuello, realmente estaba cansado.
Abrió la nevera y vio que estaba equipada, sus padres habían estado ahí recientemente lo más probable es que tenían planeado volver luego ya que había comida para varios días.
Le reto importancia, le venía bien todo eso, así se evitaría salir y hacer las compras, realmente detestaba eso le parecía de lo más aburrido.
Volvió junto a sus maletas y se dirigió a su habitación, estaba bajo llave, una vez dentro saco su gel de baño, una toalla y se dirigió al baño, necesitaba una ducha.
Luego de un rato se fue a dormir, no se preocup en buscar en pijama, así que se quedó dormido solo en boxer.
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—Es que... Es de locos
—Lo se, la cosa es que ¿Y si es un violador o algo así?
—¿Tenía cara de uno?—le pregunto Zoe, estaban en los vestidores terminando de arreglar sus cosas para irse, su turno en el hospital ya había terminado.
—No pero...
—Pero nada, seguramente te quiso asustar.
—Ja, y bien que lo hizo —suspiro, llevaba toda la mañana pensando en el encuentro con ese extraño, y su turno se le había hecho pesado —sinceramente no quiero volver a verlo.
—Dijiste que era la primera vez que lo veías, probablemente esté de paso.
—Tenia dos tremendas maletas, no creo que esté de paso.
—Solo ve por dónde vas y listo, no te mortifiques por eso.
—Vale, nos vemos mañana.
—Hasta mañana, Kath.
Kath era enfermera en un hospital en el centro de la ciudad, había conocido a Zoe en una convención de médicos y enfermeros en su país natal, Zoe había chocado con ella saliendo del baño del lugar donde se estaba dando dicha convención, desde ese entonces se hicieron buenas amigas, tiempo después Zoe le pidió que se fuera con ella a su país y acepto.
Vio la hora en su reloj, aún era temprano, eran las siete de la noche, podía ir a casa y ver una película o ir a bailar, hacía mucho que no tenía un ligue de una noche y ya le hacía falta, realmente necesitaba un hombre que le diera lo que quería, ¿Porque hasta ahora no podían?
Tomo un taxi, y le indico la dirección, ese sería su plan.
Una vez que llegó abrió la puerta del departamento y se quitó los zapatos junto con las medias, le dolían las piernas, día había Sido movido y casi no pudo sentarse a descansar un poco.
Gimió cuando se acostó en el sofá y se estiró, su cuerpo reclamaba eliminar tensión urgentemente.
Unos minutos después y fue a su habitación a ducharse, no era de ir a discotecas o bares pero a veces se daba ese momento de locura para intentar relajar su cuerpo y mente pero nunca lo conseguía, era muy frustrante.
Saco un vestido negro hasta la mitad de los muslos será delgada y sin mucho cuerpo, sus senos no eran enormes de echo eran pequeños, quiso creer que ese vestido se le veía realmente bien, dejo su caballo suelto, no es como si pudiera hacer mucho con él, era ondulado así que lo dejo al natural, ya se haría una coleta alta si le fastidiaba luego, se coloco unos tacones negro, un labial rojo y listo, no era de maquillarse así que con eso sería suficiente.
Tomo su teléfono, su pequeña cartera con algo de dinero, las llaves y por último se coloco sus audífonos, era tonto ya que iría a un lugar donde escucharía música muy alta, pero se iría caminando para despejar un poco la mente.
Estaba por abrir la puerta cuando se acordó que no se había colocado perfume, así que se devolvió al tocador se rocío un poco y listo.
Está noche se divertiría.
Abrió la puerta y sintió un micro infarto, no podía creer la que estaba viendo, frente a ella, en la habitación frente a la suya había un hombre en boxer de brazos cruzados recostado al marco de la puerta, y era nada más y nada menos que el mismo hombre del ascensor.
El grito se le atoro en la garganta y sintió que sus ojos en cualquier momento se le saldrían de su cara, estaba petrificada del miedo, muchos gritan como locos, o corren, o se desmayan, ella no, ella se congela, no reacciona, no coordina sus movimientos, simplemente se queda así, hasta que... reacciona.
¿Que demonios?
—Vaya, vaya.—Dijo Edan de forma divertida—pero mira que lindo huésped tengo aqui. — sonrió de forma arrogante.
—¿Cómo entraste aquí? —metió la mano en su cartera para buscar el gas pimienta y se acordó que no lo había metido ¿Cómo se le ocurría salir sin eso? Había muchos locos en la calle y resulta que uno se metió al departamento.
—Por la puerta, claramente, aqui la pregunta más importante es ¿Que haces tú aquí, Gatita?.
—Yo... Yo... Yo vivo aquí.—Edan arqueo una de sus cejas ¿Cómo que vivía ahí?.— ¿Quien eres tu? ¿Me está acosando por lo del accidente en el ascensor? Porque si es así ya le pedí disculpas.
—Calma gatita, en primera no te estoy acosando —le dijo saliendo del Marcos de la puerta de su habitación y acercándose a ella, lentamente.- y segundo, esta es la casa de mis padres, Gatita.
—¿Tus padres? ¿los señores D'angelo? Oh, no esto es malo muy malo, yo no sabía que vendría, yo... Yo...
—Tranquila, gatita...
—Deja de decirme así.
—¿porque? Pareces una gatita— se acercó un poco más e inmediatamente ella se alejo de él, no quería que la tocará nuevamente.—y con esas orejitas, te ves realmente follable.— ¿Que? Cómo se le ocurría decirle eso? Rayos la falta de sexo le estába afectando definitivamente.
Es que vestida así, con esos tacones de aguja que se le veían realmente sexy, tenia unos pies hermosos y con esos audífonos con orejitas de gato, uff, la fantasía perfecta.
Kath trago grueso, acaso ¿Acababa de decir que quería follarla? ¿Estaba loco o que?