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¿Cómo se le ocurría decirle que estaba follable? ¿Que le sucedía? Él definitivamente no era así.

Pero Edan no pudo evitar escanearla de arriba a abajo, y y ahí clavó su mirada, en sus pies, se le veían realmente bien esos tacones, tenía bonitos pies y esas piernas...

Suspiro, ella no era su tipo de mujer, a él le gustaban con todo grande pero con un cuerpo de infarto, y ella, ella esa delgada no tenía mucho pecho por lo que podía ver con ese vestido, aunque no se le veía nada mal no podía verle el trasero pero estaba más que seguro que no era mucho lo que tenía, y no es que fuera racista, no para nada pero no le gustaban las morenas y ella tenía la piel color canela, no podía ser bronceado porque el color se le veía muy natural.

En definitiva no era su tipo de mujer.

—¿Que haces en mi casa?- nuevamente le pregunto de forma sería, no quería ser irrespetuosa con ella, él no era así, pero se le hacía realmente extraño que una... Extraña, estuviera en la casa de sus padres ¿Era la amante de sus papás? No, imposible ellos amaban con locura infinita a Diana, así que ¿Que hacía ella ahí?

—Yo vivo aquí por si no te has dado cuenta. — dijo ella colocando su pequeña cartera de medio lado y colocando una mano en su cintura indignada, ¿Es que acaso no se da cuenta que estaba saliendo de una de las habitaciones? No era como que estaba robando.

—Asi que vives aqui—dijo recostamdose al Marco de la puerta de la habitación de ella. Sintió el aroma de su perfume y apretó los labios, olía divino, no quería parecer un morboso pero tal como estaba vestida y por como olía provocaba acariciarla como a una gatita.

No era su tipo claro estaba pero... Podía jugar con ella un rato.

¿El problema? Era una gatita muy arisca, estaba a la defensiva, a pesar de estar muerta de nervios tenía la fuerza suficiente para responderle.

Si tan solo ella jugara con él...

Sería capaz de domesticarla, sonrió ampliamente de tan solo imaginar como la domesticarla.

Una cachetada lo saco de sus pensamientos más lujuriosos.

—¿Que rayos?—coloco su mano en la zona afectada por la cachetada, si que pegaba duro.

—¿Cómo que, que rayos? ¿Acaso no ves la erección que tienes? Es un asqueroso.— ella no era de ser una mujer agresiva pero no sabía porque el hacía que su lado salvaje saliera a flote, lado que no sabía que tenía claro está. Ella siempre fue reservada prefería estar alejada de los problemas, así era mejor tratar de que no la notaran. Pero había a prendido a tener carácter gracias a su amiga.

—Me pegaste— dijo entre dientes. Estaba furioso, ¿como se le ocurría hacerle eso?

—Yo... Yo... Pues si, me estabas viendo raro y se te paro el pene y... —estaba muerta de nervios, Dios, esto no podía estarle pasando ¿ese hombre la quería violar por haber tropezado con el en el ascensor? Tenía que disculparse de una manera tal que fuera suficiente para él. — Lo siento ¿vale? No quise ser agresiva, yo no soy así pero es que me asusté... Lo siento.

—No acepto tus disculpas, me rasguñaste — le señalo su mejilla dónde sentía el ardor del arañazo, definitivamente era una gatita salvaje.

Se preocupo— Ay no. Lo siento de verdad, yo... Yo... ¿Que hago para que acepte mi disculpa?

—¿Que estás dispuesta a hacer para disculparte?— no podía dejar pasar esta agresión por alto, de algún modo u otro temía que enseñarle a modales.

¿Que clase de pregunta era esa?, Pensaba Kath, Que estupidez lo más probable era que la mandara a lavar su ropa o a cocinarle por unos días ¿Que tan malo podría ser?,  la llevaba a la lavandería y listo. Aquí lo importante era disculparse con él, además no quería tener ningún tipo de problemas con el hijo de las personas que le están dando un techo donde vivir .

—Lo que sea. Haré lo que quieras

Bien, eso sería suficiente para él, había dado su palabra, haría lo que sea. Y el le haría lo que quisiera siempre y cuando no pasará sus límites.

—¿Que quieres que haga?— le pregunto ella débilmente, al ver su mirada transformada sintió que estaba en problemas, se arrepintió de haberle dicho que haría lo que él quisiera ¿Y si era un asesino y quería que matará a alguien? ¿O que lo ayude a esconder un cadáver? No. No tenía cara de asesino.

—Quiero que juegues conmigo, gatita.

—¿Que? ¿Jugar contigo? — no estaba entendiendo nada, de todo lo que se pudo imaginar, eso jamás se le pasó por la cabeza.

El solo asintió, no iba a decirle nada más, por ahora, ella estaba a la defensiva y lo que menos quería era que saliera corriendo.

—Okey pero horita no, quizá mañana, voy de salida y quiero divertirme un poco.—Ella termino de salir de la habitación y cerró la puerta tras ella, con el siguiéndola.

—¿A donde vas?.—le dijo observando su trasero mientras caminaba, si, no era el trasero de sus fantasías pero igual, tendría una escena con ella.

—Al club que esta a unas calles de la residencia.

—¿Quién va a llevarte?— le pregunto viendo como habría la puerta para irse.

—Nadie, iré caminando.

Frunció el ceño, no podía dejar que caminara tantas cuadras en esos tacones y lastimara sus hermosos pies, ¡Dios! Sí que tenía pies hermosos. —No irás caminando, yo te llevo.

—No te preocupes, no es la primera vez que voy a pie, me sirve para despejar la mente un rato, adiós —le dijo para luego salir y cerrar la puerta.

Eres Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora