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La vio irse  al club, sabía cuál era, conocía al dueño, y a decir verdad tenía mucho tiempo que no iba.

Ese club contaba con una  zona VIP que solo podían entrar los miembros y claro que sus acompañantes.

Le resto importancia, ella era adulta y sabía las consecuencias de salir sola, y no es que sea media noche de hecho eran Las ocho de la noche.

Decidio llamar a sus padres y decirles que estaba de vuelta.

La llamada no tardo mucho pero fue suficiente para que Edan supiera que no iba a estar solo en el departamento mientras estuviera ahí ya que la mujer, Kath, estaba viviendo ahí por órdenes de sus padres, el ya había decidido comprar un departamento, quería uno más acordé a... sus gustos.

...

Eran las once de la noche y estaba inquieto, estaba revisando unos documentos después de haberse comunicado con un bufet de abogados cuando decidió que saldría un rato, necesitaba despejar la mente.

No era estuviese preocupado por esa mujer tan imprudente, es que, ¿Cómo se le ocurría salir de noche? Sentía que quería reprenderla por imprudente, pero no lo haría le daba igual lo que hiciera hoy, ya después cuando jugará con ella tendría su momento, después de todo era una escena, nada más.

Se dió una ducha larga, se vistió tomo lo necesario y salió.

Definitivamente necesitaba relajarse, y está sería su noche.

Tomo un taxi y le dió la dirección de su siguiente destino.

...

Hacía media hora había llegado y el lugar estaba a revisar pero dónde estaba podía ver todo el lugar.

—¿Y es definitivo que te quedarás?— le pregunto el hombre a su lado. Quién acariciaba la espalda de la mujer que tenía a su lado.

—Si, ya resolví los asuntos de la empresa, ahora me ocuparé de otras cosas.— le dijo Edan luego de darle un sorbo a su copa de vino. Observando a las mujeres iban y venían con las bandejas de las bebidas. No estaban mal, nada mal — ¿nuevo personal? — le dijo señalando con el dedo a a las chicas que iban y venía con su collar negro, el cuál le colgaba una correa al frente.

—Oh, no, son las serviciales. Estoy más abierto a complacerlas, recuerdo lo que me dijiste.

—Me parece bien, así todos disfrutamos del juego. ¿pero ellas están libres?

—Si, solo escoge una y que te sirva. Te ves tenso, necesitas quitarte toda esa tensión que cargas.

—Si tal vez más tarde... Bueno me retiro, está perra necesita jugar un rato— dijo palmeando la pierna de la mujer. A lo que ella gruño como un perro, Edan sonrió — quieta, le dijo el hombre—, o no tendrás tu buena ración de carne— ella solo chillo en arrepentida, era bueno que su amigo tuviera una sumi con quién divertirse.

Una Servicial se acercó a él con la cabeza baja y se arrodilló para ofrecerle una bebida. — Señor, ¿Quiere algo de beber?

—No, gracias— le dijo suavemente,  viendo desde su lugar a un punto en específico de la pista de baile.

—¿El señor le apetece jugar?— Edan solo la vio, era bonita, pero no la estaba escogiendo.

—No— ella solo apretó los labios molesta, ¿Porque no quería jugar con ella?

—¿Desea algo más señor?

—Si.—ella sonrió  y lo miró, se notaba a millas la emoción que tenía— prepara un ambiente, voy a hacer una escena.

Eres Mía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora