Ella gime de dolor cuando le muerde el labio, no muy fuerte como para que sangrara pero si de seguro dejara una marca por unas horas.
Edan la miro con el ceño levemente fruncido, vaya, vaya ¿Ese fue un gemido de placer por el dolor? —si no toleras el dolor di la palabra de seguridad—ella afirmó con la cabeza y él agarro su cabello en un puño y tiro de el hacia atrás con un poco de fuerza haciendo que su cabeza quedará inclinada para así verlo mejor, ella gime nuevamente, y él sonríe de manera casi sádica— palabras, gatita, quiero palabras.
— Si, señor.
—¿Cómo te dije que me llamaras?
—Lo siento Amo.
Edan abrió la puerta de la habitación que la servicial le había preparado y la dejo abierta para ella.
—Entra, hoy será algo básico. No quiero agobiarte ya que nunca habías hecho esto.— ella ignoro el que él haya dicho que por "hoy", obviamente no iba a volver a hacer más nada con él.
Ella entra y lo que ve la deja en parte nerviosa y en parte curiosa.
Pensó que todo iba a ser muy... Gótico o algo por el estilo, paredes rojas alfombras negras, látigos por aquí, fustas por allá, pero no, había una especie de diván en medio de la habitación, paredes blancas alfombras beige, unos estantes con látigos y fustas de todos los tamaños y colores que alcanzo a ver cuándo pasaba junto a ellos. Varios vibradores y otros juguetes que en su vida había visto.
Una pregunta rondó por su cabeza — ¿Por qué haces esto? —ella quiso saber, porque no era muy normal todo eso que estaba viendo.
—Porque me gusta tener el control de todo, me libera y puedo liberar a mi sumisa cuando me cede el control.
—¿tienes ínfulas de Cristian Grey o algo por el estilo?— pregunto tocando unas pinzas para los pezones.
Edan frunció el ceño ¿Porque piensan que los dominantes eran como ese personaje literario?, que estupidez
—No, ese personaje tenía traumas y recurría a la dominacion para solucionar sus problemas.
—¿Tu no los tienes?
—No, me gusta dominar, gatita, es mi estilo de vida. — dijo acercándose a ella. —quiero que te sientas segura conmigo, no muerdo... Mucho. Solo confía en mí.
—Pff confiar en un hombre que me amenazó sin conocerme siquiera... Claro.
—Si no quieres jugar podemos irnos.—le dijo pausadamente, aun estaba a su espalda y podía oler su suave perfume. Demonios no quería que se fuera, pero tampoco la obligaría.
Obligado no era su estilo, todo tiene que ser seguro, sano y concensuado.
—Jugare contigo, porque te lo prometí, nada más, solo está vez.
—seguro—le dijo tratando de optar una postura relajada, no quería demostrarle que estaba contento de que ella realmente quisiera hacer una escena.
—¿Que sigue?
—¿Vas a cederme el control, gatita?— ella asiente y el la gira tomándola de los hombros.
Una ves que está frente al él, ella traga grueso, su mirada era peligrosa.
—Si, amo.
—Bien, quiero que te desnudes para mí.
—Pero...
—Sin peros gatita, esto se trata de confianza, quiero que confíes en mí como para mostrarme tu cuerpo.
Ella miro a los lados y vio unos espejos de tamaño completo en las paredes, no se sentia cómoda, desnudandose frente a él en ese lugar.
—Tranquila, todos aquí tienen el mismo estilo de vida, quien nos vea no es ajeno a lo que hacemos.
—¿Van a vernos? —dijo nerviosa, de pronto sentía que el vestido le quedaba muy corto y sentia como si miles de ojos estaban sobre ella.
—probablemente, solo es una escena.— vio que estaba nerviosa. Frunció el ceño al verla temblar. —hey tranquila, mírame —demando y ella automática lo vio a los ojos —estás conmigo ¿Bien? Estas segura.
—Yo... Yo, no quiero que alguien más me vea. Es... Es un límite duro para mí.
Bien, ella sabía de límites así que para el fue más que claro que ahí no iban a poder hacer nada.
adiós, escena.
—¿Po.podemos hacerlo en la casa?— pregunto tímida, abrazándose a si misma.
—claro gatita—el sonrió y la beso, la distrajo con ese beso. Pues sabía que si seguía ahí entraría en pánico. Y una mujer en estado de pánico era... Estresante.
Salieron y efectivamente habían un par de sumisas viendo por el vidrio espejo.
No dijeron absolutamente nada, simplemente bajaron la cabeza.
El la tomo de la mano y la guío a la salida.

Minutos después estaban en el departamento, todo estaba en silencio, en calma, hasta que ella hablo.— lo siento, es solo que... no me gusta que otros vean mi cuerpo. —Se detuvieron en la entrada una vez que cerraron la puerta con seguro.
—Está bien. ¿Puedo saber por qué?
Ella suspiro —No me siento cómoda con mi cuerpo. — dijo casi en un susurro
—¿por qué? — cómo podía estar incómoda con su cuerpo estaba más que claro que ella no era su tipo pero tampoco era fea no tenía mal cuerpo.
Ella solo negó. El no insistió más, por ahora. Dijo que era un límite duro para ella, pero el no se caracterizaba por dejar las cosas así simplemente, a él le gustaba presionar los límites, y si ella tenía un límite lo presionaría un poco más, solo para que saliera de su zona de confort y experimentará cosas nuevas.
Así era él, le gustaba dominar, forzar los límites, los miedos, doblegar a su sumisa, eso le daba el mayor placer al momento de ellas entregarle lo más preciado... su cuerpo.
—Sigueme.
—¿Que vas a hacer?
—Voy liberarte, gatita no te voy a dar simples orgasmos, te voy a convertir en una fuente de placer.
Kath apretó los labios, orgasmos, hacía tanto tiempo que no sabía lo que era tener uno que sentía que su cuerpo estaba dañado, porque es que a ver, había tenido sexo en los últimos años pero ni un solo orgasmos había tenido, si, había Sido rico, hombres con paquetes de buen tamaño y sabían lo que hacían pero simplemente no sentía nada, absolutamente nada, a menos que ella se estimulará, porque, bueno... Era muy clitoriana y solo ella sabía cómo llegar al orgasmo marturbandose.
—¿Que sucede?— le pregunto una vez que estuvieron en la puerta de la habitación de Edan.—¿Hay algo que me quiera decir? Hoy no se va a tratar solo de mi placer sino del tuyo.
—Es que...—apretó los labios y suspiró ¿Será que le digo? Pensaba mentalmente.— nunca he tenido un orgasmo.
...