𝙄 𝙡𝙤𝙫𝙚 𝙮𝙤𝙪, 𝙞'𝙢 𝙨𝙤𝙧𝙧𝙮 | Cole Walter.

02. disgusting thoughts

A pesar de haber aventado la alarma hasta la otra esquina de la habitación, siguió chillando de la peor manera posible por lo que terminé levantándome de mi cama de malhumor.

Camine hasta la terrible alarma y la tome en mis manos, apagándola para que así dejara de sonar. Eran las 9:20 a.m y se supone que a esta hora ya tengo que estar duchada, arreglada y desayunada.

Abrí los ojos abruptamente y sin pensarlo una vez más, me fui directa al baño. Intente no tardarme una hora como siempre lo hago, ahora tarde menos de 5 minutos. Una vez ya bañada, me puse una blusa negra básica y unos pantalones de mezclilla.

Escuché mi móvil vibrar, y mientras me abrochaba las agujetas de los tenis con la mano libre que tenía encendí la pantalla para poder ver el mensaje que me había dejado.

Liamso <3: Linda, lo siento pero no podré ir por ti para llevarte al colegio, tengo que pasar a hacer otra cosa que me pidió mi madre ¿Quieres que te pida un taxi?

Maia: Noo, no te preocupes. Cole me puede llevar

Liamso <3: ¿Cole?

Justo cuando estaba apunto de responderle, el sonido del claxon que siempre hacía Cole dando a entender de que era hora de irnos hizo que sobresaltara. Con rapidez, tome mi mochila y salí enseguida de mi habitación, seguido de las escaleras.

Antes de salir por la puerta, al ver cómo mi madre se asomaba por la puerta de la cocina me detuve para mover mi mano en forma de despedida.

— ¿Ya te desayunaste? — preguntó con las cejas alzadas.

Sabía lo que me iba a obligar a hacer, por lo que abrí la puerta para prepararme.
— Claro, mamá — hice una pausa para voltear a afuera en donde Cole con los demás chicos ya se encontraban montados en la camioneta — ¡Cole, ya estás aquí!

— ¡Desayúnate, Maia!

— ¡Adiós mami!

Y escape después de haberme despedido. Corrí hasta la camioneta del rubio y les hice una señal para que abrieran la puerta trasera en donde desde siempre era asignado mi lugar junto a los chicos García.

— ¡Querido!

Al escuchar la voz de mi madre, volteé enseguida a la ventana que estaba a mi lado. Le hablaba a Cole, lo supe por el apodo.

— ¡Me avisas si no desayuna en el colegio! — le pidió, gritando desde la puerta de la casa.

El muy estúpido, me miro desde el retrovisor con una sonrisa burlona dibujada en su rostro para después voltear de nuevo con mi madre.

— ¡Está bien, señora! ¡Yo le aviso!

Esta misma le respondió de vuelta con una sonrisa y el pulgar arriba para luego meterse de nuevo a casa. Escuché las risas de todos los chicos ya cuando Cole arranco hacia la preparatoria.

Fruncí el ceño — ¿De qué se ríen, idiotas?

— A alguien de aquí la van a tener vigilada para saber si va a desayunar — agregó con diversión Lee, que estaba a lado mío.

Le di un codazo molesta.
— ¡Dejen de burlarse! Obviamente Cole no va a estar detrás mío como perrito para saber si ya trague o no.

El nombrado llevó sus ojos hasta el retrovisor para mirarme, y frunció el ceño. — Aunque parezca perrito, estaré detrás tuyo para saber si comes o no.

De nuevo más risas. Me crucé de brazos aún con el ceño fruncido. Quería golpear a uno por uno para callarlos de una, pero lamentablemente si lo hacía no iba a tener a nadie que me llevara al colegio.