Capítulo 4: Familia Parte II

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Rhaenyra despertó sintiendo un suave toque sobre su hombro, lo que le obligó a abrir de a poco sus ojos y darse la vuelta en la cama para mirar a la mujer a su lado quien, al igual que ella, estaba desnuda y con el cabello suelto cayendo sobre su pecho. Mysaria sonrió al ver que la reina despertaba y los primeros rayos de luz le impedían ver con claridad, aún así no necesito ver para hundir su rostro en el pecho de Mysaria y rodear su cintura con su brazo.

La mujer de cabello negro no dejaba de pensar en lo que habían hablado la noche anterior, no confiaba en Alicent ni un poco, aún cuando su reina le daba un puesto en su mesa y la mantenia cerca, ella sabía por experiencia que no se podía confiar demasiado en alguien como para mantenerlo a tu lado, no en alguien como Alicent. Aún así había optó por no hablar nuevamente del tema con Rhaenyra, aquella noche ella misma habló de manera que no debió hacerlo, lanzando palabras que sabía que harían a la reina molestar, sin embargo, lejos de eso, Rhaenyra no se molestó en lo absoluto, la escuchó y dejó clara su posición con unas pocas palabras.

— debo decirle, magestad, que no considero que sea seguro mantenerse muy cerca de Alicent Hightower.

— Está lo cerca que debe estar, es la madre de mis hermanos, última esposa  de mi padre.

— me refiero a confiar en ella.

Rhaenyra dejo la copa de vino sobre la mesita de su habitación y dio la vuelta para mirar a Mysaria. Empezaba a creer que quería decir algo más.

— no me mal intérprete, pero....

— Conozco a Alicent desde que éramos niñas, sé cuando puedo confiar en ella.

Ahí estaba, no sabía por qué, pero el gusano blanco se encontró a ella misma dudando, temiendo perder algo que no sabía si tenía realmente. Ella no era alguien que dudase o que temiera, esas cosas suponían para ella poder perder la vida en cualquier minuto, por eso no sabía cómo afrontarlo. Ya no vivía en los huecos de Kingslanding, vivía en el palacio de la reina y dormía a su lado con el calor de sus sentimientos mutuos y los charcos que suponía ser su amante; justo en ese momento sintió que podía perder algo y olvidó actuar con cautela como hacía siempre.

— usted sabe que ella está intentando ganarse su corazón, lo sabe muy bien y parece poder aceptarlo.

— ¿Estás celosa?— inmediatamente Rhaenyra contestó, buscando llegar al clímax de la conversación

— nunca he mencionado una palabra sobre Daemon porque es su esposo, pero ella...

— es un matrimonio por razones políticas.

— entonces admite que podría estar con ella si quisiera.

— no.— Rhaenyra caminó hasta estar más cerca de Mysaria y no tener que levantar mucho la voz.— estoy admitiendo que mi matrimonio es por el linaje que va a sentarse en el trono de hierro y seguir con la dinastía Targaryen.

— y Alicent tiene...

— ella no tiene lugar en esta conversación, no estoy casada con ella y tampoco es la mujer que amo.

De pronto a Mysaria se le acabaron los argumentos, solo había una cosa que quería oír.

— Daemon es su rey consorte.

— y tú eres la mujer que amo, y ya.— Rhaenyra tomó las manos de Mysaria cuando vio que bajaba la cabeza para no mirarla.— mírame.—Mysaria levantó la vista para ver a Rhaenyra.— lamento si en algún momento te hice sentir reemplazable, se que no es fácil estar a mi lado todo el tiempo y te agradezco verdaderamente por quedarte conmigo. Por favor, siéntete libre de marcar tu territorio si eso te hace sentir bien, pero que sepas que no tienes oportunidad de perderme. 

Rhaenyra podía ver los pequeños miedos que habitaban tras el muro que la vida le había construido a la mujer de largo cabello negro así que intentó disiparlos, quería cuidarla.

— en todo caso, serías tú quien podría dejarme a mi, los guardias te han perdido de vista varias veces.— bromeó Rhaenyra.

— verdaderamente podría hacerlo, pero usted ya sabe, eso sería lo último que se me ocurriría hacer.

Mysaria se prometió no volver a molestar a la reina con ese tema, tenis muchas cosas en que pensar como para también lidiar con sus celos, los cuales desde esa noche supo que no volverían a aparecer, lo supo cuando miró los ojos de Rhaenyra mientras ésta le hablaba, lo supo cuando más tarde esa misma noche oyó como susurraba su nombre al sentir sus caricias, y lo sabrías siempre, pero ojo de loca no se equivoca y ella iba a mantener un ojo puesto en Alicent.

Rhaenyra por su parte hubiese deseado pasar una mañana tranquila, hablar con Jaecerys sobre su periodo como príncipe regente o salir a volar con Lucerys, cosas de madre,  pero el consejo querría saber todo sobre los meses que estuvo fuera en el pueblo que ahora era escombros luego de que los gigantes llegaran ahí, así que pasó la mañana hablando con el consejo y oyéndolos hablar sobre la idea de ir a explorar lasntierras de donde habían llegado. Cuando terminó la reunión y salió del salón encontró a Alicnet al pie de las escaleras, supuso, esperando por ella.

— ¿llevas mucho tiempo ahí esperando?

Alicnet volvió la vista hacia Rhaenyra en lo que oyó su voz.

— quería hablar contigo y se que realmente estás ocupada, pero es sobre Haelena.

— ¿Qué pasa con Helaena?

— ha estado más retraída de lo habitual, pensé que estando un tiempo lejos de aquí le serviría pero no ha cambiado nada y además, hace mucho tiempo que no monta y estar en Kingslanding no le hace bien, así que pensé que necesitaría de su hermana.

Así que era eso, con tantas cosas apenas recordaba a su hermana y que tenía un dragón que probablemente ya habría olvidado como volar y ella como montar. Decidió que irían a Dragonstone, probablemente a Syrax no le haría gracia tener que volar tan pronto de nuevo, pero seguro se alegraría de ver que iría con Dreamfire.






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