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Déjenme describir la escena del crimen: lunes, dos de la mañana, parque de diversiones abierto sólo para mi equipo, cuya cabecilla jamás seré yo, si no mi manager, Cory. ¿Y dónde está Cory? Me encantaría poder responder, pero él es la víctima de este caso.

—¿Aún no te contesta? —preguntó Will, el director del videoclip que tenemos que grabar esta noche.

Al menos las llamadas estaban entrando, pensé. Siempre he tenido el miedo de que mis seres queridos mueran en un accidente de tráfico.

—Debió haber tenido algún problema. —justifiqué de nuevo, pero ya habíamos perdido una hora esperándolo. —Creo que hay que comenzar sin él.

—Está bien. Mi equipo estará listo en 15. —y supongo que Will vió mi expresión de perro mojado porque añadió antes de voltear. —No te preocupes, Sara, somos todos profesionales.

Todos somos profesionales. Eso me incluía, ¿No? Porque en ese momento me sentía de la misma forma en la que me sentía cuando mi mamá se olvidaba de ir a buscarme de la escuela. Pero supongo que al igual que decía la mujer que me olvidaba, no hay sentido en llorar por leche derramada; sea lo que sea que significa eso.

Entré al comedor donde estaban todas las cosas de la pequeña producción; entremedio de las fundas del equipo de fotografía estaban Carmen y Tia, pero no estaba segura si es que estaban discutiendo o hablando apasionadamente. Al verme, ambas se levantaron como si hubiese presenciado algo que no debía ver.

—¿Llegó Cory? —preguntó Carmen.

—No... pero supongo que el show debe continuar.

Carmen me miró preocupada pero me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara a su pequeña estación, donde tenía su maleta de cosméticos y un perchero con todos mis outfits para el rodaje. Me senté frente a ella y con su mano en mi mentón movió mi cabeza en círculos para ver el estado de mi maquillaje. Yo aproveché para ver el suyo; tenía de esas cejas laminadas que estaban de moda, pero no se veían estampadas si no estaban perfectamente peinadas; espero que cuando yo tenga treinta las tenga como ella.

—¿Estás nerviosa? —preguntó con su suave voz mientras despejaba mi flequillo lejos de mi cara.

—Un poquito. —ella me sonrió como si quisiera subirme el ánimo, pero tampoco sabía qué hacer al respecto. Puso su mano en mi chaqueta y la apretó un par de veces. —Vamos a revelar el outfit.

Aunque no hacía ni una pizca de frío afuera, estaba casi que por contrato que no me podía enfermar por nada en el mundo; una picazón en la garganta y puedo retrasar todo por lo que hemos trabajado, así que las bufandas se habían transformado en un estilo de vida.

Debajo de la chaqueta puffer se encontraba el outfit más adorable que Carmen había escogido para mí, consistía en un top halter verde lima de lentejuelas cuyo escote separaba ambos lados como una cortina, combinados con unos pantalones de vinilo plateado de tiro bajo que se dividían debajo de mis rodillas, permitiendo que se logren ver los tacones de plataforma rosas. En general, era un outfit digno de las Spice Girls... o de las chicas Winx.

Carmen me hizo girar para admirar su trabajo y su sonrisa me daba a entender que estaba más que satisfecha con el resultado, y menos mal, porque el asistente del director, Gabriel llamó justo cuando la mujer me dió su sello de aprobación.

Salimos hacia la primera locación: el carrusel. Aunque el parque había cerrado hace ya varias horas, afuera había un olor a palomitas que te golpeaba con la tibia brisa de verano. El equipo de fotografía me estaba esperando, incómodamente intentando poner faroles entremedio de los caballitos y yo me senté en frente de Dom, el camarógrafo, que estaba siendo abrazado por el foquista en el caballito frente al mío.

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⏰ Última actualización: Aug 26 ⏰

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