- ͙۪۪̥˚┊❛ [Mi razón] ❜┊˚ ͙۪۪̥◌
"Ya no hay que tenerle miedo a los caminantes... los vedaderos mounstros son los humanos"
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Marlene es una chica de 16 años que vive en un mundo que no es para...
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¡!
El baño está húmedo y caliente, Carl acababa de bañarse y ahora era mi turno. Esperé este momento por años.
Dejo la muda de ropa que escogí y la toalla a un lado.
Me miro al espejo y no me reconozco, mi rostro ya no es de la niña que leía comics en su habitación, ahora hay una chica mayor, tengo cicatrices pequeñas por todo el rostro y cuello, sangre ceca en distintas partes, ojeras grandes debajo de mis ojos, cabellos se salen de mi trenza. Soy un desastre, no puedo creer que nadie me dijo nada de mi estado.
De a poco me quito la ropa, estoy mucho más delgada, algunos huesos se notan, mi piel es de muchos colores gracias a los moretones que se me han formado por distintos golpes y hay muchas más cicatrices.
Me avergüenza un poco mi estado, pero allá afuera a nadie le importa como luces, solo hay que sobrevivir.
El agua caliente cae por mi piel, la sensación es gloria, disfruto de cada segundo, refriego mi piel eliminando todo rastro de suciedad, lavo mi cabello con shampoo y acondicionador.
Pierdo la noción del tiempo, alguien aporrea la puerta apurándome.
—¡¡Ya casi termino!! —Grito.
Cierro la llave, me seco y me pongo la nueva muda, un jean negro cargo, una camisa de tirantes celeste y en sima el suéter blanco.
Salgo del baño. Un Glenn de muy mal humor con los brazos en jarra me espera en el pasillo.
—Estuviste una eternidad allí adentro. —Me regaña el.
—Cuando sea tu turno lo vas a comprender. —Palmeo su hombro y entro en la sala de estar. Me siento en el sillón y cepillo mi cabello húmedo.
Están todos aquí, Rick decidió que las primeras noches dormiríamos juntos, el todavía no confía en la gente de este lugar.
Alguien toca la puerta.
—Yo voy —Me levanto y me acerco a la entrada, abro la puerta y me encuentro con una mujer rubia, debe tener unos treinta años. Sostiene una caja llena de cosas.
—Hola. Me llamo Jessie. Trabajo en la despensa, Deanna me pidió que les trajera esto.
—Gracias. —Me volteo y veo a un Rick encuerado, sin barba, mucho más guapo y menos aterrador. El recibe la caja.
—Oye, Mi hijo Ron debe tener tu edad —La mujer me cuenta —Un día si quieres puedes pasarte por mi casa y conocerlo, tiene un lindo grupo de amigos. —La mujer me sonríe.
—Ni siquiera te conocemos. —Dice Rick.
—Conozcámonos.
Al cabo de un rato Jessie está en el comedor cortándole el cabello a Grimes, han estado platicando, pero no presté demasiada atención.