3° Extra | ¡Bienvenida a la vida!

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MADISON

Las cosas suelen pasar por algo... o eso siempre me han dicho.

Lo que jamás imaginé fue asistir a un entierro de nuevo.

Ya pasó dos semanas desde que la abuela de Matteo y Luana falleció. Ella era su única tutora, y solo pudo disfrutar con ellos dos meses. La mujer ya era de avanzada edad, aunque aún parecía estar bien de salud. Sin embargo, una mañana no despertó más y Matteo me llamó desesperado.

Desde que nos conocimos, no perdimos comunicación. A Chiara le gustaba pasar tiempo con los niños, y ellos se distraían mucho con nosotras y también con su dupla favorita: Javier y Fabián.

Daniela y Emilio también nos acompañaban cada vez que podían. Al pequeño Nikolas le gustaba jugar con ellos, aunque por ahora solo gatee.

Parecía que todo iba a estar bien, pero como siempre la vida dio un giro de 360° a la vida de esos niños por segunda vez. Primero, murieron sus padres, luego su abuela y ahora ellos... están en un orfanato.

¡Pero no por mucho!

Sonrío, mientras me alisto frente al espejo.

Debo vestir formal para darles esa sorpresa a los niños.

Chiara aun sigue en el baño. Me ofrecí a ayudarle a bañarse, ya que nuestra hija cada vez está más activa dentro de ella.

¡Seremos madre de una niña! Aún recuerdo la fiesta de revelación. La mayoría acertó por la forma de la hermosa panza de mi novia. Fue un día muy hermoso, con payasos, bocaditos, música, pastel y regalos... muchos regalos.

─¡Ya terminé! ─Chiara sale envuelta con su bata de baño.

Su cabello rubio también lo lleva envuelto en una toalla, y no puedo evitar cruzarme de brazos, mientras ella se acerca a la cama.

─Debiste dejarme ayudarte ─le digo, y Chiara deja de mirar el vestido que está tendido en la cama, el mismo que dejó lista antes de bañarse.

Sus esmeraldas lo fijan en mí, y su sonrisa no demora en aparecer.

─Tú y yo sabemos que eso de ayudarme a bañar significa más a hacer el amor en la ducha ─dice Chiara ─. Ya me has engañado muchas veces con ese truco.

Chiara suelta una pequeña risa, y procede a quitarse la bata.

Sonrío de lado por todo lo que observo de mi sexy y embarazada despistada. Sus pechos han crecido, debido a la leche. Sus caderas están anchas, y otras proporciones de su cuerpo han aumentado tanto que me hace tragar con fuerza cuando mis hormonas quieren tomar el control de mi cuerpo.

─Lo que dices es cierto. ─Me acerca a Chiara, y le ayudo a secarse el cuerpo ─. Pero no niegues que tú eres la que empieza.

─¿Yo? ─Chiara me entrecierra la mirada, y yo asiento, mientras seco sus senos.

─Tan solo míranos ahora ─le digo manteniendo mi sonrisa perversa, y ella me quita la toalla de un tirón.

─No lo haremos, Madison ─dice, y procede a ponerse el vestido.

Tomo asiento frustrada en la cama, y la veo volver al cuarto de baño. Supongo que es para secarse su cabello.

─¡Por qué no! ─le digo ─. Dentro de poco nuestra hija nacerá y no habrá tiempo para hacerte el amor todos los días.

─Tener sexo todos los días no es saludable ─dice Chiara.

─¿Dijiste sexo y no "hacer el amor"? ─La miro dolida.

Capítulos Extras | Dos algodones de azúcar sabor a... ¿prohibido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora