Extra

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Daisy

Pasé la noche en una fiesta con Jaxiel por ende estoy llegando ahora junto a él al departamento.

Fue una noche increíble como siempre.

Luego de que mi padre muriera he sentido un vacío intenso en el tórax el cual he intentado llenar de diferentes formas y maneras.

El perder al hombre que más he amado en mi vida me destruyó al igual que a mi madre, solo que yo he intentado ser más fuerte, aunque a veces el dolor me avasalla y siento como si no pudiera con el.

Y aunque dicen que el tiempo todo lo cura, siento que conmigo no está funcionando, ya que el vacío nunca se va.

Cuando llegué aquí con Kali reconozco que me hundí en el camino de las fiestas, ya que ahora no solo me duele mi padre, también lo hace mi madre ya que me da un miedo terrible el que le pueda pasar algo mientras no estoy.

Me duele demasiado verla hundida en el hoyo que cayó cuando mi padre nos faltó.

―¿Te pasa algo bebé? ―pregunta Jaxiel sacándome de mis pensamientos.

―No pasa nada mi amor. ―abro la puerta del departamento entrando con él.

Jaxiel se ha vuelto el amor de mi vida en lo que tengo con él, ha sido una curita para el corazón.

Nos dirigimos a mi habitación y me doy cuenta de que Kali no está.

Me entro al baño y tomo una ducha mientras que mi hermoso novio me espera en la cama.

Salgo y me coloco un blusón, unas bragas y unas medias para estar cómoda.

―¿Qué quieres que te cocine? ―interrogo acomodándome encima de él.

Toma mi mentón y une nuestros labios en un beso suave y exquisito.

Me coloca abajo deshaciéndose de la ropa que llevaba puesta dejando besos por todo mi cuello.

Lo libero de su ropa y volvemos a besarnos. Coloca su miembro en mi entrada y comienza a penetrarme, sin prisas disfrutando uno del otro.

―Te amo. ―me susurra.

―Yo te amo mucho más. ―jadeo de placer volviendo a besarlo.

Acelera sus movimientos entrando y saliendo con más fuerza, haciendo que llegue a mi orgasmo y él corriéndose dentro de mí.

Joder se siente tan malditamente delicioso.

―Eres lo más hermoso que la vida me pudo dar. ―susurra cuando acabamos.

―No te imaginas cuanto te amo. ―musito volviendo a besarlo.

Puede hacer muchas locuras y chistes, pero es el hombre más tierno y de buenos sentimientos que conozco.

Permanezco unos minutos recostada sobre su pecho escuchando los latidos de su corazón y luego me levanto dirigiéndome a la cocina.

Decido cocinar unos macarrones a la boloñesa. Busco los ingredientes y me pongo a prepararlos.

Una vez termino lo sirvo sentándome a comer con mi novio mientras charlamos de cualquier tontería que se nos ocurra.

Tocan a la puerta y supongo que es Kali ya que no ha llegado "Seguro se les quedaron las llaves".

Abro la puerta y no sé si es una maldita broma o estoy jodidamente muerta.

―¡Hija! ―dicen y mi mundo se oscurece al instante.

No sé por cuánto tiempo estoy así, pero abro los ojos y vuelvo a ver a la persona frente a mí observándome.

Levanto mi mano llevándola a su cara, lo toco viendo si esto es real o es una maldita ilusión.

Destinados al mismo infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora