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Un capítulo calmadito antes de que empiece la tormenta.
Disfrutad <3 

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El camino hasta la tienda de conveniencia más próxima a la Universidad se me pasó extremadamente rápido. Me sostuve a Mihua con todas mis fuerzas, con la sonrisa plasmada en mis labios y el cuerpo totalmente pegado a su espalda, tiritando por el viento fresco de Diciembre. No supe a qué velocidad conducía, pero supuse que superaba la permitida al adelantar a varios coches fácilmente, casi obligándome a fundirme contra él para no caerme. Aún así, disfruté en demasía el trayecto, sintiendo que volábamos a través de los caminos arbolados, la oscuridad de la noche y las carreteras casi desiertas de las afueras de Atlanta, donde se ubicaban las facultades.

Tras comprar algo de comida en 7-Eleven y unas cervezas a petición del trillizo, me sorprendió guiándonos hacia la montaña cuesta arriba, con la adrenalina palpitando en mis venas sin parar. Era mi primera vez en motocicleta, pero me emocionaba aún más el poder salir de la Universidad y olvidarme por un rato de los muchos exámenes que nos esperaban, de poder dejar la mente en blanco y aprovechar junto a mi amigo. Y sin muchos preámbulos, pasar el tiempo con Mihua era lo suficientemente entretenido como para mantenerme feliz el resto de semana, recopilando cada segundo junto a él en mi memoria. Podría ser gracias a sus ocurrencias, la sencillez de nuestras conversaciones o la confianza que aumentaba cada día más; la facilidad con la que me hacía molestar a propósito o reír.

Me bajé de la moto de un salto en cuanto nos detuvimos en algún lugar y me quité el casco, dejándolo colgado en el manillar y echando a andar hasta el borde del mirador donde habíamos llegado. Un pequeño muro de piedra delimitaba la zona, separando el suelo plano del gran precipicio lóbrego. Me senté con los pies colgando hacia el vacío, aspirando el aire puro del monte lejos de los alumnos, los profesores, los libros y las fiestas. No sabía que necesitaba un momento así, libre de cualquier otra persona o responsabilidad. El chico apareció un minuto más tarde junto a mí, dejando la bolsa de plástico con comida y bebida entre nosotros.

—¿Vienes mucho aquí? —pregunté, destapando mi porción de pizza recalentada para darle un bocado.

—En realidad, no. Lo descubrí con tu hermano y Taehyung el año pasado —sacó las dos cervezas y una pequeña bolsa de pipas—. A veces veníamos a beber y pasar la noche, pero aún no hemos venido juntos este curso.

—Se ve la Universidad desde aquí.

—Sí, parece pequeñísima.

Asentí con la cabeza, admirando las diminutas luces en la lejanía que daban forma a nuestra institución, destacando las veinticuatro facultades, los edificios de habitaciones y el módulo principal. El campus parecía enano desde nuestro punto de vista incluso si albergaba más de cien hectáreas, sintiéndome aliviada por salir finalmente de allí.

—¿Podrías traerme más veces aquí? Me agobia no salir casi nunca.

—Siempre que lo desees, Boo —con un dedo, abrió mi lata de cerveza y me la ofreció, descerrando seguidamente la suya. Tirité por el frío mientras dirigía el orificio a mi boca y bebía el líquido amargo, haciéndole sonreír—. La próxima vez vendremos con mi coche, así podemos entrar en calor dentro.

—Oh, sí. Mataría por estar ahí dentro con la calefacción.

—¿Tienes mucho frío?

—Podría ser peor —murmuré, tratando de controlar mi mandíbula que luchaba por sacudirse.

El plan tan improvisado me impidió traerme siquiera una chaqueta conmigo. Sin embargo, a pesar de las bajas temperaturas y la brisa helada, no quise quejarme demasiado, temiendo que Mihua se replanteara volver a la Universidad pronto. El chico me observó con una sonrisa divertida, negando con la cabeza y dando un sorbo a su cerveza. Su chaqueta de cuero parecía bastante caliente y ancha, a diferencia de mi sudadera.

Trillizos Park. - btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora