Dante
—No. Quiero la cantidad de droga que acordé con Ethan. Ni más ni menos, ¿entendido?
—Sí, señor De Santis.
Cuelgo la llamada antes de que Tore pueda amargar el resto de mi noche con otra estupidez. Ser el don de la mafia italiana era un trabajo de tiempo completo, pero esta noche solo iba a concentrarme en una sola cosa.
El coche se detiene frente al club de Abele y bajo de inmediato. Los guardias de seguridad me dejan pasar en cuanto me ven. No había ni un solo rincón en Sicilia donde mi nombre no fuera reconocido y temido.
Ignoro la música y a todos a mi alrededor cuando entro. Ninguna de estas personas se acercaría a mí sin que yo los llamara, y de no ser así, ya conocían las consecuencias que traerían sus actos. Me dirijo a mi palco privado, donde tenía una vista perfecta del escenario en el que ella bailaría.
La vi por primera vez hace dos años, una noche en la que estaba en una reunión de negocios. Era en ese entonces una niña asustada que no se inmutó cuando asesiné a un hombre frente a ella, y algo en mí se removió cuando la vi tan triste, frágil y sola, pero ahora era una mujer que había aprendido que su cuerpo podía ser un arma en vez de su propia sentencia.
La había visto bailar durante dos años seguidos, al principio solo era para asegurarme de que estaba bien, pero con el paso de los meses se volvió una adicción verla danzar desde las sombras, y ahora eso ya no era suficiente. Quería que bailara únicamente para mí.
La música comienza con tonos suaves y sensuales; la silueta de su cuerpo es alumbrada por detrás del telón. Reconocería ese cuerpo en cualquier parte. El telón se eleva rebelando su atuendo; llevaba una minifalda negra con un top tipo corsé color rosado que seguro resaltaba el color de sus ojos.
Eran los ojos más verde claro que había visto en mi vida.
No pierde el tiempo y comienza a bailar, volviendo loco a todos los hombres en el lugar. Ella era el atractivo principal del club desde que llegó y no era el único que pensaba así. Sus movimientos eran sensuales, cada uno de ellos con la misión de hacerme perder la cordura. Me paso toda la presentación fantaseando con la idea de sacarla de aquí y llevarla a casa conmigo, pero si solo me la llevaba, tendría consecuencias, y no quería eso para ella. Actualmente ella era propiedad de los alemanes, en concreto, Abele Giordano era su dueño y lo odiaba a muerte por eso. Lo mataría en cuanto la tuviera conmigo, era una promesa.
Su presentación es corta, pero el final es la parte que más ansío porque es cuando sus ojos se dignan a mirar en mi dirección aun cuando no puede verme a causa de la oscuridad. Era consciente de que preguntaba por mí y mi vida, pero nunca se atrevía a acercarse, al igual que los demás.
Me pongo de pie y salgo de las sombras para que pueda verme después de dos largos años. Sus labios se entreabren a causa de la sorpresa, lo que me hace sonreír.
Voy por ti, pajarito.
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Vittoria
Mi corazón logra hacerse escuchar por encima de los vítores y comentarios obscenos del público.
¿Por qué Dante de Santis me miraba como si quisiera acabar conmigo?
Salgo del escenario antes de cometer una estupidez, como el quedármele mirando con la boca abierta frente a todo el mundo. Aunque Abele nunca había sido especialmente malo conmigo después de mi primera noche aquí, no quería enfrentarme a su ira, en especial hoy. Se cumplían dos años de mi llegada, lo que solo era un recordatorio de como mi padre se había desecho de mí.
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Bailando para un Siciliano © [+18] | [Disponible en físico]
Romance[CAPÍTULOS DE MUESTRA] «Saga Priesthood - Libro 1» Una deuda la entregó a la mafia, pero solo un hombre tiene la llave para desatar su pasión... o su libertad. Vittoria fue vendida para pagar una deuda, pero lo que su padre no sabía era que entregar...