Nuestro Amor, Nuestro Secreto

Capitulo 3

Esa noche el ciervo no paraba de rodear la casa, sentía que alguien más estaba en ese lugar y al mismo tiempo no veía a nadie, mientras dabas sin rondas escucho pasos y al ver hacia una pared logró notar una sombra con orejas de ciervo y pequeños cuernos. Esa sombra le sonreía como nunca y luego se marchó del lugar...ahora más que nunca el ciervo no dormiría tranquilo.

A la mañana siguiente la joven bajó para darle su desayuno al ciervo y lo vio muy cansado, estaba rodeando la casa muy lentamente y bostezando cuando podía. Ella tan enamorada de esa escena se le acercó para acariciarlo era la única manera de sacar su lado angelical, amoroso y cuando se quedó dormido lo dejó en el lugar (la entrada de la casa). Era una bolita de pelos para sus ojos, algo tan tierno que jamás se arrepentía a ver encontrado.
Se llevó la comida del ciervo para guardarla y servirla fresca cuando él despertara...después de desayunar la chica se preparó para ayudar en todo el papeleo de la empresa de su padre. Ellos saldrían ese día para comprar unas cosas (saldrían de viaje o mejor dicho volverían a casa y querían dejar todo lo necesario para cuando ellos no estén). Jamás pensó tener visitas ese día hasta qué escucho los gritos de Anthony y risas de Vagatha...la razón debía ser su ciervo.
Cuando salió encontró una escena repetitiva que siempre sacaba una sonrisa, el ciervo estaba con la cabeza levantada de esa bolita de pelos y solo bostezaba, pero Anthony estaba tan traumatizado con el animal que pensó en su testamento y solo se escondió detrás de Vagatha. Charlie salió y los dejó pasar para que tomen asiento y acaricio al ciervo para que continúe en su largo sueño.
Era un novio muy mimado, pero eso no le importaba a ninguno de los dos si se trataba de mostrar su cariño.

Hola chicos -cierra la puerta y se sienta en un sillón frente a la pareja tomando un par de papeles empresariales en sus manos- saben que siempre son bienvenidos en casa, aunque es raro cuando los dos llegan a la vez así que díganme, ¿cuál es el motivo de su visita? -deja los papeles un lado y los mira con mucho interés-

Bueno, el motivo de nuestra grata presencia juntos como la supuesta pareja que somos es porque -suspira levemente resignada- te venimos a informar la fecha de la boda -algo triste solo la miraba a los ojos- será en enero del próximo año...

Mi soltería se está despidiendo de mí, muy lentamente -pasa una mano por su cabello castaño- sabíamos que la única en alegrarse de esta noticia serías tu...y por esa razón té visitamos primero

Aunque me alegra la noticia -los mira con algo de tristeza- me gustaría que los alegres fueran ustedes y no yo, es un gran paso chicos...compartirán su vida hasta la muerte...y tal vez formen una gran familia -se apoya en el espaldar de su sillón- ¿cómo les explican a sus hijos que jamás se amaron y que jamás lo harán?

Ni siquiera pensaba en eso incluso dudo mucho en que algún día tengamos hijos a menos que sea por presión familiar -se levanta lentamente y se acerca para besar la mejilla de la rubia- nos debemos ir, tenemos una cita con Rosie para los trajes...-sujeta con fuerza su bolsa sonriendo muy levemente y caminando a la puerta- nos vemos en unos días...

Sí...nos vemos pronto -besa la mano de la rubia y sale con Vagatha del lugar-

Se escuchó la puerta de un auto cerrarse e irse para el centro de la ciudad, esa alegría no se notaba en ninguno de los dos y eso le dolía a la rubia...un momento muy feliz ahora era un infierno. Conocía del sufrimiento que podrían padecer los futuros niños. Mientras la joven se quedaba en el papeleo los dos jóvenes se fueron a la gran cita que tenían. Anthony manejaba con cuidado y silencio, no quería decir nada...el silencio lo decía todo; cada que podía ver a Vagatha, ella solo miraba por la ventana todos los locales...era una tristeza muy profunda.
Al llegar a su destino, Anthony bajo primero para abrirle la puerta a Vagatha y ayudarla a bajar del auto. La podría dejar a su suerte, pero ante todo era un caballero. Caminaron lentamente al lugar y solo respiraron para sonreír ante la señora. La campanilla sonó y la dama salió de su bodega para atenderlos. En sus manos traía revistas y catálogos de todos los vestidos de novias que tenía...en ese momento los jóvenes se pusieron de acuerdo, los dos elegirían el vestido y los dos el traje del novio.