Los suecos

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—Oh, no está muerto - dijo Cinco al ver a su hermano cuando llegamos nuevamente a la casa de Elliot.

—¿Decepcionado? - preguntó Lila

—¿De verte? Siempre - respondió

Tomé un pañuelo para limpiar la herida que tenía en el cuello, me contó que se la había hecho un chimpancé, sabía que si trataba de ayudarlo probablemente una sartén volaría sobre mi cabeza, así que preferí darle el pañuelo para que el mismo limpiara su herida.

—Cuánta hostilidad en un paquete tan pequeño. ¿Te cortaste afeitándote? te enseñaré a hacerlo como un hombre de verdad.

—No, me encontré con un viejo amigo de la familia - Terminó de limpiarse la herida

Me di cuenta de que Elliot seguía amarrado de pies y manos y con la tela sobre su boca.

—¿No lo desataste? - pregunté a Lila

—¿Debía desatarlo?

Cinco se acercó y desató a Elliot, el cual se incorporó de inmediato.

—Gracias pequeñin.

—No me vuelvas a decir pequeñín si no quieres que te vuele la cabeza

—Entendido. - respondió con una gran sonrisa nerviosa

Una de las máquinas de Elliot estaba enloqueciendo, Cinco estaba muy interesado pero yo me mantenía ocupada ocupada en una revista mientras comía gomitas que encontré por ahí, solo espero que no estén vencidas, los productos de Elliot no me inspir...

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Una de las máquinas de Elliot estaba enloqueciendo, Cinco estaba muy interesado pero yo me mantenía ocupada ocupada en una revista mientras comía gomitas que encontré por ahí, solo espero que no estén vencidas, los productos de Elliot no me inspiran mucha confianza, aún así tengo hambre, en tiempos desesperados, medidas desesperadas.

—¿Vienes? - Me preguntó Cinco

No sé a donde, pero me acerqué a él con una gran sonrisa en mi rostro, sujetó mi brazo y nos teletransportó al callejón, aún no me acostumbro a eso, me sigo mareando mucho.

—Voy a vomitar - Avisé

—Mientras no sea encima mío no tengo problema

Me reincorporé y lo seguí a donde sea que esté yendo.

—Entonces ¿Aceptaste mi ayuda?

—No la necesito pero tal vez me sirva de algo una persona cuerda... Aunque empiezo a dudar de tu estado mental - dijo mientras se subía al auto.

Ignoré su comentario y me dispuse a subir al auto por el lado del copiloto.

—¿A dónde vamos? - pregunté

—A buscar a mi hermana

—Y ¿La encontraste con un radar?

—Como te habrás podido dar cuenta mi familia y yo no somos del todo normales

¿En serio? si no me dices no me doy cuenta

¿En serio? si no me dices no me doy cuenta

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