🌙 Un Lovegood sin registrar 🌞

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El viento frío del invierno azotaba las ventanas del Hospital de San Mungo, donde las luces tenues de los pasillos contrastaban con la intensidad de lo que estaba sucediendo dentro de una sala de partos. Pandora Lovegood, una bruja conocida por su curiosidad insaciable y su naturaleza soñadora, se encontraba recostada en una cama, su rostro pálido pero resuelto mientras las contracciones anunciaban la inminente llegada de sus hijos. A su lado, con una mezcla de nerviosismo y emoción, estaba su esposo, Xenophilius Lovegood, el excéntrico editor de El Quisquilloso, un hombre cuya pasión por lo inexplicable y lo peculiar lo convertía en un personaje controvertido dentro del mundo mágico.

Era la noche del 16 de diciembre de 1981, una fecha cargada de simbolismo y misterio. Mientras los relojes del mundo muggle marcaban los últimos minutos del dia, en ese pequeño rincón del mundo mágico, algo mucho más trascendental estaba por ocurrir. Pandora, con una mezcla de dolor y esperanza, respiraba profundamente mientras las sanadoras de San Mungo la guiaban a través del proceso de parto. Xenophilius le sostenía la mano, murmurando palabras de aliento entrecortadas por su nerviosismo evidente.

A las 11:59 de la noche, la primera de las criaturas vio la luz del mundo. Luna Lovegood, una pequeña niña con una extraña calma en su semblante, nació justo antes de que el reloj marcara la medianoche. Su llegada fue serena, casi etérea, como si desde el momento de su nacimiento estuviera conectada a los secretos invisibles que tanto fascinaban a su madre.

Pero la noche aún no terminaba.

Apenas un minuto después, cuando las campanadas del reloj anunciaban el comienzo de un nuevo dia, un segundo bebé nació. A diferencia de su hermana, Emyl Lovegood llegó con quejidos y movimiento pero sin llegar a un terrible llanto, una señal de vida vibrante y poderosa que resonaba en la sala. El reloj ya había marcado las doce, y con el nacimiento de Emyl, Pandora y Xenophilius sintieron que el destino les había dado un regalo especial: dos almas gemelas, nacidas al filo del tiempo, cada una con una esencia única pero intrínsecamente conectada.

Los primeros momentos fueron de puro asombro y gratitud. Pandora, exhausta pero llena de amor, miró a sus hijos con una devoción que solo una madre puede comprender. Aún en su estado debilitado, podía sentir algo profundo y significativo en esos dos pequeños seres que había traído al mundo. Luna, con su serenidad casi mística, y Emyl, con su energía imparable, eran dos partes de un todo, dos fuerzas opuestas que se equilibraban mutuamente.

Xenophilius, aunque conocido por su carácter distraído y excéntrico, también sintió ese lazo indescriptible. Sosteniendo a Luna en sus brazos, sus ojos se llenaron de lágrimas de alegría mientras su mente ya comenzaba a divagar sobre las maravillas que les esperaban en el futuro. Sin embargo, a pesar de la alegría del momento, una sombra invisible parecía cernirse sobre ellos.

A la mañana siguiente, el caos ya comenzaba a agitarse más allá de las paredes del hospital. En el mundo mágico, los Lovegood eran vistos como una familia peculiar. El Quisquilloso, con sus teorías extravagantes y su inclinación por lo sobrenatural, no había ganado muchos amigos en la comunidad mágica tradicional. Y ahora, con el nacimiento de sus hijos, el interés de los medios de comunicación se intensificó. Aquella mañana, mientras Pandora y Xenophilius se preparaban para abandonar San Mungo, una horda de periodistas y fotógrafos los aguardaba afuera, ansiosos por obtener una primicia sobre la llegada de los nuevos Lovegood.

Pandora, siempre cuidadosa con su vida privada, había previsto este momento. Desde el momento en que sus hijos nacieron, había sentido un fuerte instinto de protección, especialmente hacia Emyl. Tal vez fue por la naturaleza discreta de su llegada, o tal vez por esa conexión única que una madre siente con sus hijos. Decidió que mientras Xenophilius sostuviera a Luna, ella mantendría a Emyl en sus brazos, cubriéndolo con una manta para protegerlo del escrutinio público.

Cómo desarmar a un MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora