5: Visita

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DIMITRI

A veces pienso que el que esta allá en los cielos, me dio mucha paciencia.

Mis tres mujeres, están mirándome con cara de ¿Qué mierda hiciste?

- Papá, responde!

- Hiciste eso, si o no -dice con voz dura Adela. Trago saliva.

Tragame tierra y escupeme en mi guarida, listo para asesinar a tres hombres.

-Si, no veo el inconveniente, tienen una cabaña para ustedes dos solas.

- Se supone que debemos de convivir con los demás, no excluirnos!

Uno hace favores y son malagradecidas. Eso lo sacaron de la madre. Se enojan por todo, debieron heredar mi paz espiritual.

-Iras hablar para que transpasen a las niñas con los demás a otras cabañas -me amenaza Adela.

- Tengo que hacerte caso? ¿Quien me va a obligar? ¿Tu?

Las tres me miran serias.

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- Necesito que cambien a mis hijas a las otras cabañas -finalizo diciendo

- Pero... usted ordeno -no la dejo terminar

- lo que yo haya ordenado olvídalo, aquí son inconformes -digo mirando a mis hijas- le gusta mezclarse con gente naca. Sin contar a mis sobrinos.

- Su orden será tomada en cuenta.

-Debe. No es opción es un privilegio que esos niños tengan a mis hijas allí.

Más tarde, reviso la choza de cuarta donde dormirán mis hijas y me despido de ellas.

- Nos vemos pronto, mis caramelitos-digo dándole un beso a cada una.

Adela se despide y promete venir dentro de dos semanas más.

Ya en el auto, se sienta en el otro lado de la puerta esquivandome, el chófer sale del establecimiento y veo como atrás vienen mis guardias y los carros de Kian y Enzo.

- Última vez que quemas el restaurante donde yo voy a tener una cita -dice viéndome

- ¿Yo? Ofendes -digo viéndola serio.

Esa noche fue inolvidable...

- Eres el único lunático, que compraría el restaurante 10 minutos antes de yo ir y prenderlo fuego, porque te dio ganas.

- No me tiendes, la próxima quemo al hombre adentro del establecimiento.

- Y si fuera en el restaurante de Maia, ¿que harías? Quemarias el  restaurante, ¿lo comprarías?

- Soy accionista, cerraría el restaurante, Enzo lo entendería.

- pero Maia no.

- Enzo se entiende con Maia en la cama después.

Sus mejillas se ponen rojas. Lo sabía.

Llegando a su departamento subo y me adentro del mismo, observando las fotos que se posicionan en la mesa del centro.

Son las niñas. Y una foto de los cuatro.

- Me estas haciendo brujería... -digo tomando la foto.

-debes de dejar de ver películas latinas. Y no, las niñas lo pidieron, ellas piensan que la casa está en remodelacion. Ya no se que mentira decirles, les prometí que después del campamento la casa estaría lista e iríamos a vivir nuevamente.

- Puedes hacerlo. -digo viéndola

- Estamos divorciados, ya debemos decirles.

- y que le diremos...¿que mamá le dio el arrebato y se divorcio?

- Mejor digamosle que papá se separó y dejo aun lado a la familia y que prefiere el trabajo más que a nosotras -me desafía con los ojos.

-Sabes perfectamente que las cosas no fueron así, y que tuve que jugármela para que quedes satisfecha con el divorcio.

-¿de que hablas?

- Ningún juez nos iba a dar el divorcio por pequeñeces, nos hubiesen mandado a terapia de pareja. Pero para darte el lujo tuve que pagarle a un juez, 10 mil dólares.

- Mientes...

- No lo hago y lo sabes, le pague a ese viejo para que siga con el tramite, le pague a tu abogado para que no te diga nada, tu querías esto y te lo di.
Nadie nos iba a dar el divorcio, así que el divorcio -me quedo callado, no puedo decirle.

- El divorcio que..? -pregunta Adela.

Mierda debo callarme.

-  El divorcio era lo que querías no? Ahí está. Pero recuerda que ante las leyes criminales somos esposos. Te duela o no, eres mi mujer, te acoplas o te acoplas, desde ahora, pendejo que veo, pendejo que mato.

- Te odio.

-yo también, pero mira somos una familia de 4.

Salgo de allí.

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Adelanto...

Aquí estuvo Ale

INYECCIÓN DEL MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora