DIMITRI
A veces pienso que el que esta allá en los cielos, me dio mucha paciencia.
Mis tres mujeres, están mirándome con cara de ¿Qué mierda hiciste?
- Papá, responde!
- Hiciste eso, si o no -dice con voz dura Adela. Trago saliva.
Tragame tierra y escupeme en mi guarida, listo para asesinar a tres hombres.
-Si, no veo el inconveniente, tienen una cabaña para ustedes dos solas.
- Se supone que debemos de convivir con los demás, no excluirnos!
Uno hace favores y son malagradecidas. Eso lo sacaron de la madre. Se enojan por todo, debieron heredar mi paz espiritual.
-Iras hablar para que transpasen a las niñas con los demás a otras cabañas -me amenaza Adela.
- Tengo que hacerte caso? ¿Quien me va a obligar? ¿Tu?
Las tres me miran serias.
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- Necesito que cambien a mis hijas a las otras cabañas -finalizo diciendo
- Pero... usted ordeno -no la dejo terminar
- lo que yo haya ordenado olvídalo, aquí son inconformes -digo mirando a mis hijas- le gusta mezclarse con gente naca. Sin contar a mis sobrinos.
- Su orden será tomada en cuenta.
-Debe. No es opción es un privilegio que esos niños tengan a mis hijas allí.
Más tarde, reviso la choza de cuarta donde dormirán mis hijas y me despido de ellas.
- Nos vemos pronto, mis caramelitos-digo dándole un beso a cada una.
Adela se despide y promete venir dentro de dos semanas más.
Ya en el auto, se sienta en el otro lado de la puerta esquivandome, el chófer sale del establecimiento y veo como atrás vienen mis guardias y los carros de Kian y Enzo.
- Última vez que quemas el restaurante donde yo voy a tener una cita -dice viéndome
- ¿Yo? Ofendes -digo viéndola serio.
Esa noche fue inolvidable...
- Eres el único lunático, que compraría el restaurante 10 minutos antes de yo ir y prenderlo fuego, porque te dio ganas.
- No me tiendes, la próxima quemo al hombre adentro del establecimiento.
- Y si fuera en el restaurante de Maia, ¿que harías? Quemarias el restaurante, ¿lo comprarías?
- Soy accionista, cerraría el restaurante, Enzo lo entendería.
- pero Maia no.
- Enzo se entiende con Maia en la cama después.
Sus mejillas se ponen rojas. Lo sabía.
Llegando a su departamento subo y me adentro del mismo, observando las fotos que se posicionan en la mesa del centro.
Son las niñas. Y una foto de los cuatro.
- Me estas haciendo brujería... -digo tomando la foto.
-debes de dejar de ver películas latinas. Y no, las niñas lo pidieron, ellas piensan que la casa está en remodelacion. Ya no se que mentira decirles, les prometí que después del campamento la casa estaría lista e iríamos a vivir nuevamente.
- Puedes hacerlo. -digo viéndola
- Estamos divorciados, ya debemos decirles.
- y que le diremos...¿que mamá le dio el arrebato y se divorcio?
- Mejor digamosle que papá se separó y dejo aun lado a la familia y que prefiere el trabajo más que a nosotras -me desafía con los ojos.
-Sabes perfectamente que las cosas no fueron así, y que tuve que jugármela para que quedes satisfecha con el divorcio.
-¿de que hablas?
- Ningún juez nos iba a dar el divorcio por pequeñeces, nos hubiesen mandado a terapia de pareja. Pero para darte el lujo tuve que pagarle a un juez, 10 mil dólares.
- Mientes...
- No lo hago y lo sabes, le pague a ese viejo para que siga con el tramite, le pague a tu abogado para que no te diga nada, tu querías esto y te lo di.
Nadie nos iba a dar el divorcio, así que el divorcio -me quedo callado, no puedo decirle.- El divorcio que..? -pregunta Adela.
Mierda debo callarme.
- El divorcio era lo que querías no? Ahí está. Pero recuerda que ante las leyes criminales somos esposos. Te duela o no, eres mi mujer, te acoplas o te acoplas, desde ahora, pendejo que veo, pendejo que mato.
- Te odio.
-yo también, pero mira somos una familia de 4.
Salgo de allí.
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Adelanto...
Aquí estuvo Ale
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INYECCIÓN DEL MAL
RomantizmDimitri un hombre el cual tiene una familia conformada por dos preciosas niñas y una encantadora esposa, Adela. Todo se complica cuando Dimitri pone en prioridad su trabajo dejando de lado su familia... -si no teníamos un matrimonio ¿que teníamos...