IV

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Abril de 2024, Francia, Estados Unidos de Auradon

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Mal ya debería haber aprendido que ninguna fiesta en Auradon terminaba bien, honestamente incluso debería haberlo visto venir, todas las señales habían estado justo frente a sus ojos.

En el momento en que la alarma de la torre se disparó, supo que su madre había logrado romper el hechizo, la magia en sus venas se revolucionó como no lo había hecho desde la coronación de Ben y la sensación fue tan fuerte que la mareó por un momento.

La buena noticia era que no se estaba volviendo loca, la mala era que ahora debía lidiar con su madre.

Afortunadamente la mayoría de sus invitados no tenían ni idea de qué significaba la sirena que resonaba por todo el patio por lo que el pánico no se extendió entre la multitud; ella y Ben no se entretuvieron en explicarles lo que pasaba, simplemente les indicaron que se pusieran a resguardo mientras ellos resolvían la situación.

Dejando a los niños al cuidado de sus amigos, se dirigieron a la torre en la que Maléfica permanecía recluida con algunos de los otros reyes pisándoles los talones.

—Benjamin, ¡nos dijiste que era imposible que escapara! —le recriminó la sultana Jazmin.

—Y lo es, que rompa el hechizo ya es algo muy diferente, pero sigue encerrada —se defendió su esposo.

Incluso ella tenía ganas de ahorcar a Ben por ese tecnicismo, su esposo a veces no le ayudaba a tenerle paciencia.

Escuchó a alguien murmurar a sus espaldas que Ben era un mentiroso, no necesitaba voltearse para saber que se trataba de Felipe, esa voz de snob estreñido era inconfundible.

—Cuidado con lo que dices, Felipe —le advirtió Adam.

A paso veloz empezaron a subir la larga escalera en espiral que llevaba a la prisión de su madre, al finalizar el primero de cinco tramos lo único en que podía pensar era por qué con todo el dinero que tenían nunca habían mandado a poner un ascensor en esa torre.

En el descanso entre los tramos de escaleras, Felipe se plantó frente a ellos con expresión furibunda.

—¡Me parece que te lo estás tomando con demasiada calma! Todo el reino está en peligro por culpa de tu irresponsabilidad —se dirigió a Ben.

Se preguntó distraídamente si alguien se molestaría si le prendía fuego en ese momento. Lastimosamente ya sabía que la respuesta era sí.

Apretó los puños para contener la magia que deseaba salir a borbotones por sus dedos. Ben, mucho más sensato que ella, le pidió a Felipe que mantuviera la calma.

—Comprendo tu preocupación, pero las defensas mágicas de la torre le impiden escapar, independientemente de su forma.

En su exterior el rey de Auroria parecía furioso, pero por dentro debía estar muerto de miedo porque tenía la cara pálida.

Le gustaría decir que él estaba exagerando, pero la verdad es que ella también estaba inquieta, no sabía con que se encontraría.

Siguieron subiendo, mientras tanto Mal se debatía qué hacer, no podía devolverla a como estaba antes porque eso había sido producto de la magia de Maléfica volviéndose en su contra, ella podía intentarlo pero su madre lograría romper el hechizo en pocos días.

Magia InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora