"mi futuro es algo incierto, pero ese no es el problema, ¿Donde pongo mis sentimientos si está noche hay luna llena?"
ALEX.
Abrazada a su espalda, recorro la ciudad cada vez más sola, fría, oscura y emocionante, nunca he sido tan inpulsiva, pero esos ojos me hipnotizaron al punto de no cuestionarme mucho lo que hago.
Mi yo de 15 años estaría orgullosa de haber cumplido uno de nuestros escenarios ficticios, solo falta que el man sea mafioso ruso y listo. Bromita, seguimos avanzando y presiento que ya vamos a llegar, a lo lejos veo unas grandes escaleras de madera, donde hay pequeños pisos para ver la ciudad desde diferentes alturas.
El estaciona su moto, y bajamos de esta, luego él, muy amable me quita el casco, con una delicadeza que me tiembla el corazón, pero he aprendido a no idealizar a las personas apenas las conozco.
No sé cómo continuar la conversación, incluso me da pena mirarlo a la cara directamente, mi experiencia con hombres en estos 18 años de vida ha sido casi nula.
Empezamos a subir las escaleras en silencio, y cuando llegamos al último piso, decido mirarlo.
-Nunca había venido, es muy lindo.
-Me alegra que te guste, es un lugar reconfortante para mí.
- ¿Por qué? Si puedo preguntar - le dije.
-Vengo aquí cuando siento que no puedo cambiar las cosas, está vista me hace sentir pequeño, que cualquier problema por el que esté pasando no es tan grande.
-Uno a veces necesita pensar en lo rápida y efímera que es la vida, darse cuenta que tanto lo bueno como lo malo se va muy rápido.
-No sientes un vacío cuando se acaba un buen día? Como si te desconectará de la felicidad el estar solo.
-Si, es horrible, pero es bonito pensar en que se creo un nuevo buen recuerdo, y tal vez una anécdota.
-Y este momento será una buena anécdota?
-Depende de cuanto te demores en darme un beso
Él se me quedó mirando sorprendido para luego formar una sonrisa coqueta y acercarse a mi. Colocó una mano en mi nuca y la otra me sostenía de la cintura, lo cual agradezco, porque de la emoción por ahí me caigo por el barandal que está cerca a nosotros.
Puedo sentir su respiración cada vez más cerca de mí, el olor del cigarrillo combinado con su perfume era reconfortante, nos miramos por última vez antes de cerrar los ojos y fusionar nuestras bocas, fue un beso suave pero cargado de algo más, una energía que solo he sentido cuando miro películas románticas.
Luego de un rato besándonos me dice:
-Sin duda para mí no es solo una buena anécdota.
-Entonces que más es?
-El inicio de una buena historia.
-Pienso igual- le dije, podía sentir el calor subiendo por mi cuerpo hasta llegar a mis mejillas.
-Te pusiste rojita- me dijo en un susurro.
Ay jueputa, no me hable así que me enamoro.
-Que va, yo siempre soy así, rozagante natural.
-Voy a fingir que te creo- luego de eso sacó su célular del bolsillo y me preguntó - ¿Quieres que ponga alguna canción?
-Me gustaría terminar de oír la que estaba sonando en el bar
-La de Enanitos Verdes?
-Si, por favor
El tecleó algo en su celular, lo que deduzco era el título de la canción, cuando al poco tiempo empezó a sonar los primeros acordes de la guitarra.
Empezamos a tararear hasta que llegó la parte del coro, la cual ambos cantamos a todo pulmón mirando la ciudad; seguimos charlando por un buen rato dejando la música en aleatorio, hasta que pasó más de una hora y tenia que volver con mis amigas.
-Se acabó el tiempo, tenemos que regresar- le dije.
-Esta bien, vamos.
Bajamos las escaleras nuevamente, pero ahora, tomados de la mano, cuando llegamos otra vez al bar mis amigas ya me estaban esperando afuera con el celular en la mano.
-Ya llegó por quién lloraban- les dije
Aleja fue la primera en hablar
-Esta niña nos tenía preocupadas, que belleza
-Perdón reina, no vuelve a pasar
-O tal vez si- dijo Thiago a mí espalda solo para los dos.
Me volví para despedirme, pero antes de poder decir una palabra él me robó un beso y se adentro al bar a reencontrarse con sus amigos.
En eso Natalia me mira con las cejas alzadas
-Pero chica, eres tremenda
-Es que ella hace lo que se le da la gana- dice Aleja molestando
Llamamos un taxi y nos fuimos a casa de Aleja por esa noche. Aunque la verdad, me la pasé pensando en unos ojos verdes muy lindos.