Alucinaciones post guardia

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-Tenemos una paciente de piedras en vesícula esperando que suba a cirugía, dos fracturas, pero no viene el ortopedista, la zona de diabéticos descontrolados, pero sigo esperando a los internistas...

Su compañera residente de primer año le hablaba medio dormida queriendo entregar la guardia y salir de ahí.

-Ah... Y uno de esos histéricos que cree que no puede respirar y le duele el pecho, jura que se infarta. Le pedí estudios porque comenzó a decir cosas que podría morir al salir y tontería y media.

-Vale, dejaste mil pendientes

-Ay si, pues... Ni modo.

Davos tuerce la boca cuando su compañera se va y sabe que tiene que sacar la mayoría de las cosas antes de que su médico de base lo regañe a él. Necesita que bajen a valorar a sus pacientes y tiene una idea. Va corriendo a la central de enfermería y logra convencer a la jefa de urgencias de llamar a ese enfermero omega.

-Quiero un intercambio justo - le dice la jefa con una sonrisa y Davos tiene que ir por seis latas de Coca-Cola de la máquina que hay en la sala de espera. Los pacientes y familiares lo ven pasar con sus latas y tal vez piensen terrible de él, que no está haciendo nada o algo parecido, no van a entender su plan para liberar las camas de su servicio. Llega con la jefa y se las entrega, entonces ella llama al enfermero.

Cuando llega a urgencias ese omega con cachetitos lindos y ojos de venado, Davos lo lleva a ver a los pacientes de fractura.

- ¿Yo qué puedo hacer? - le pregunta, pero cuando se da cuenta de que son pacientes de ortopedia y el alfa que necesita llega siguiéndolo a urgencias unos momentos después, entendió la estrategia de Davos. - Doctor Greyjoy, valore sus pacientes.

El omega ordena y el resiente de ortopedia no tuvo valor para negarse. Después se lleva al enfermero a ver a sus diabéticos y el internista aparece como de casualidad.

-Doctor Stark, que bueno que vino, tiene pacientes.

Ese alfa alto y rubio abre la boca para decir lo que todos, que sin las hojas de interconsulta, que no puede bajar así nada más, pero el enfermero pone sus manos en la cintura y el internista acepta. Qué poder tiene el omega, a Davos le encantó mirar aquello y más por qué hizo su guardia más sencilla.

Iba a ir por Aemond para valorar la vesícula con piedras cuando escucha un suspiro que viene de una de las camillas.

Su pensamiento va directo a Aeron, pero no va a estar de nuevo en urgencias, ¿verdad?

Va y corre la cortina y si debe de estar alucinando porque está ahí de nuevo, ese omega bonito al cual se entregó en su celo. Ahora no está sufriendo, está tranquilo, mirándolo con sus lindos ojos, parecía que esperaba por él.

-Oh, por favor, ¿eres quien tiene dolor en pecho?

-Me duele.

Aeron, a quién de hecho no llamó, aunque sacó sus datos del expediente, se toca un pecho, Davos mira y es obvio que se está acariciando el pezón, poniéndolo duro.

-Esa no es razón para venir a urgencias.

-Quería que me revisaras...

Aeron es rápido, le toma la mano, lo hace tocar con su palma, siente el pezón endurecido y es difícil negarse cuando comienza a mirarlo así, con ganas, como lo ven las enfermeras cuando lo quieren seducir. Pero no es lo mismo, la seducción en este omega es tan natural que Davos podría ceder ante lo que quiera, cuando quiera.

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