Es algo más que sólo coger

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Lo tenía en cuatro mientras recibía su verga con estocadas lentas y profundas. Despacio y con calma, sin prisa, sin sucumbir ante la imperiosa necesidad de correrse, de llenarlo de su semen y marcarlo por dentro como suyo, cambiando su aroma para siempre.

Apretó sus caderas con sus dedos, dejó marcas en su piel, quedarían como morados en su carne y cuando el omega sintiera ese dolor punzante los vería y recordaría como lo sujetaba, desesperado por mantenerlo ahí, pegado a su cuerpo, rellenándolo de placer y provocando esos bonitos gemidos que tenían a su orgasmo a punto de golpear.

Pero lo mantenía a raya, porque quería que Aeron se corriera otra vez, que colapsara sobre la colchoneta que habían tirado sobre el piso del consultorio y no tuviera más fuerza, que fueran sus brazos los que sostuvieran su cuerpo lánguido mientras terminaba dentro de su coño apretado.

-Tu nudo...

-Aeron..

-Por favor, alfa... Tu nudo.

Habían mantenido sus voces lo más bajas posibles, pero cuando anuda ambos gimen fuerte, complacidos. Aeron gustaba de sentirlo así, de no poder moverse porque estaban unidos, de poder descansar sobre su pecho y Davos gustaba de besar su rostro, sus labios.

Cada vez que anudaba duraba más tiempo, por ello sentía que era el momento más vulnerable de todos, ambos en la bruma del orgasmo, esperando juntos, dándose cariño después de la pasión.

Aeron sale de la consulta que le ha dado Davos, normalmente odia estar ahí porque ninguna de esas consultas era una urgencia real, con sus contadas excepciones. Cuando vio entrar a Aeron diciendo que le dolía mucho la cabeza... Pero la cabeza de su verga pequeña de omega y su tratamiento fue una mamada cada 24 horas por toda la vida.

Davos le chupó esa verguita preciosa hasta tener su eyaculación en la boca. Luego acabaron en la colchoneta dándole duro hasta dejarlo lleno, relleno y bien marcado, pasó los dedos sobre esos morados en la blanca piel de Aeron y suspiró.

Cuando lo ve partir se siente perdido, quisiera ir detrás de él, quisiera ser más que una cogida en cada guardia. En cada guardia. Eso estaba comenzando a ser sospechoso.

Su médico de base lo mira, más bien lo sigue con la mirada con interés y es que a estas alturas ya todos sabían y por alguna razón se quedaban callados. Por supuesto que se quedaban callados porque es una de esas cosas que nadie habla, aunque todo mundo sepa lo que sucede.

Código del hospital donde no se habla de eso ni de otras cosas.

Como el hecho de que Aemond el residente de cirugía y Lucerys el pediatra fuera alfa y omega. Nadie había visto algo entre ellos, más que el que siempre se buscaban y pasaban mucho tiempo de la guardia juntos. Ese tipo de situaciones eran parte de los secretos. Si alguna persona llegara diciendo que era pareja de alguno de esos dos, nadie los delataría.

Por eso muchos eran de la idea de que el enfermero omega se debería dejar de dar a desear y entrarle con los dos alfas. Los dos alfas gruñían porque no querían compartir y el enfermero omega siempre molesto por semejante grosería.

Aun así, su médico de base lo miraba mal porque se había encerrado casi una hora en el consultorio para coger mientras ella hacía notas. Un día se lo iba a putear por eso.


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