El mundo, desde las pasarelas de grava hasta el cielo despejado, aparecía nebuloso, distorsionado y ondulado ante sus ojos dorados.
Un sueño intemporal, conjurado por su mente infantil, surgía de su deseo esperanzado, ilustrado por el deseo profundamente arraigado que se había manifestado años atrás. El hermoso lienzo pintado por su mente subconsciente nunca había cambiado. La visión era siempre la misma, una y otra vez, pero ahora, las apariencias de las dos personas -un hombre y una mujer jóvenes, cada uno agarrando una de sus manos con suavidad y firmeza- eran más nítidas y definidas.
Era como si estuvieran físicamente presentes, asiendo sus manos de forma tierna y afectuosa. A pesar de ser consciente de que el calor de sus manos no era más que producto de su imaginación, sonrió a los dos individuos que le habían infundido aquella sensación.
"Madre", exclamó Kunou mientras miraba hacia arriba con el brazo izquierdo extendido y hacia la joven que tenía a su lado. La mujer ladeó la cabeza y le devolvió la sonrisa, que era más cálida y cariñosa.
"Kunou", respondió Yasaka en tono suave, conforme a su práctica habitual cuando se dirigía a su hija, independientemente de que estuviera en sueños o despierta.
Kunou respondió con una risa alegre y giró la cabeza hacia su padre, que estaba sentado a su derecha y le sujetaba firmemente la mano derecha.
Desde que fue capaz de comprender la situación, había sentido curiosidad e inquisición por conocer el paradero de su padre. Constaba que todos sus conocidos, desde el más joven hasta el más anciano, se habían encontrado con su padre en persona al menos una vez. Sin embargo, éste no era su caso. La única ocasión en la que pudo ver a su padre fue en los autorretratos que se exhibían en unas cuantas salas apartadas del palacio imperial, su hogar. Su madre, la gobernante del palacio, rara vez hablaba de él con mucho detalle, y cuando lo hacía, la mayoría de las veces afirmaba que algún día volvería. Sin embargo, había un atisbo de duda en la voz de su madre, y como era una niña, mantuvo la esperanza.
Al cabo de un tiempo considerable, su padre regresó. Estaba presente.
"Padre", gritó Kunou, con la esperanza de hacerse notar. Sin embargo, a diferencia de su madre, su padre no la reconoció, ni siquiera lo más mínimo.
"Padre", repitió Kunou y tiró de su mano. Cada intento posterior obtenía el mismo resultado: ningún reconocimiento.
"Otou-sama", corrigió Kunou tras el sexto intento, añadiendo el honorífico requerido. Su padre giró por fin la cabeza y centró su mirada en ella. Sus ojos, una sorprendente combinación de azul y dorado, eran intensos e inquebrantables, dándole la impresión de que la estaba evaluando. Se sintió insignificante en comparación. Sin mediar palabra, su padre se giró hacia delante una vez más, y retiró la mano de su mano.
"¡Otou-sama!" exclamó Kunou en voz alta. Extendió la mano derecha para agarrar la que se alejaba de su padre, pero la mano de éste siempre estaba fuera de su alcance, a pesar de que la distancia entre ambas no parecía tan grande. "¡Tu mano, Otou-sama! Otou-sama!"
"No soy tu padre. No te dirijas a mí como tal", dijo su padre con firmeza, tras inclinar la cabeza por encima del hombro. Su voz, alta y clara, resonó en el paisaje onírico, creando un efecto dominó que se extendió por todo el mundo. Cuando se apartó de ella y volvió a mirar hacia delante, empezaron a manifestarse grietas.
"Pero... pero... Kunou...". Pronunció Kunou mientras las lágrimas empezaban a acumularse alrededor de sus ojos dorados. En ese momento, para su sorpresa, la mano que siempre había estado a su lado se deslizó. Inmediatamente se giró para ver a su madre, que había empezado a alejarse de ella.
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Naruto - Youkai no Bikou ✔️
AléatoireYasaka es un zorro de nueve colas y la madre de Kunou. Es una youkai extremadamente poderosa, comparable a un Diablo de Clase Ultimate. Además, es la líder de los youkai de Kioto. Yasaka tiene dos formas distintas: humana y zorro. En su forma humana...