Segunda mariposa ~ Greta Oto

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La mariposa cristal Greta Oto, un destello de luz que ilumina el alma. Sus alas, transparentes como el viento, parecen no tener cuerpo y sin embargo, la llevan a través de la oscuridad como un susurro del cielo, un beso del destino que la hace volar hacia la belleza infinita.


La noche había caído sobre la ciudad como un manto de oscuridad, pero en los pasillos del "comercio", la energía era palpable. La masa humana se desbordaba por los estrechos pasillos, como un río de rostros y voces que fluían sin cesar. La gente se apretujaba y se empujaba, cada uno con su propia misión, cada uno con su propio deseo. La atmósfera era electrizante, cargada de la energía de la codicia y la ambición. Se movían con una velocidad frenética, como si el tiempo mismo estuviera corriendo hacia ellos.

El hombre se quedó quieto en la puerta de la habitación, como una estatua de piedra que había sido congelada en el tiempo. La venda oscura cubría sus ojos, pero parecía que estaba viendo algo más allá de la oscuridad. Su cuerpo estaba inmóvil, como si estuviera hipnotizado por un secreto que solo él conocía. La atmósfera en la habitación parecía estar esperando a que él diera el siguiente paso, como si estuviera conteniendo la respiración en expectativa.

La quietud era casi palpable, como un peso que presionaba sobre la habitación. El silencio era absoluto, como si el tiempo mismo hubiera detenido su curso. El hombre parecía estar suspendido en un momento de tiempo, como si estuviera esperando a que algo sucediera. Y sin embargo, su expresión era de calma, como si estuviera en perfecta armonía con el universo.

Su cuerpo estaba relajado, como si estuviera disfrutando de un momento de paz. Su pecho se elevaba y descendía con una respiración lenta y profunda, como si estuviera meditando. Sus labios estaban ligeramente separados, como si estuviera sonriendo para sí mismo.

La venda oscura parecía estar ocultando algo más que solo sus ojos, parecía estar ocultando toda su alma.

-¿Sucede algo, señor? - mi voz era apenas un susurro, una pregunta que se perdía en la quietud de la habitación.

Sus labios se curvaron ligeramente, como si estuvieran dibujando una sonrisa que nunca llegó a materializarse. Era un gesto tan sutil que parecía que solo yo lo había visto.

La voz del hombre era profunda y suave, como un río de sonido que te envolvía.

-¿Por qué susurra, señorita?, su voz es demasiado hermosa como para silenciarla.

Su voz era como un susurro en mi oído, un recordatorio de que estaba en este lugar, en este momento, con él. Y sin embargo, sentí una punzada de miedo, era como si mi corazón se llenara de alegría y mi alma estuviera temblando de miedo.

Mi rostro se ruborizó como si hubiera sido acalorado por un fuego interior, un fuego que parecía estar ardiendo en mi corazón y que no podía ser apagado. Me quedé mirándolo, asombrada, como si hubiera escuchado la mayor locura del mundo. Mi cerebro estaba en blanco, mi mente estaba en silencio, y mi alma estaba en éxtasis. Fue como si hubiera sido golpeada por una ola de emoción tan fuerte que me había dejado sin aliento.

-¿Cual es su nombre? - preguntó en un tono tranquilo.

Hacia años que a nadie le interesaba mi nombre, era como si hubiera quedado olvidado en un sueño profundo. Un sueño que había sido olvidado por la realidad, un sueño que había sido sepultado bajo la capa de la indiferencia, pero su pregunta me sorprendió, como un rayo de luz en un día oscuro. Me hizo sentir como si hubiera despertado de un letargo, como si hubiera sido llevada de regreso a la vida.

-Lilith - dije de manera tranquila, pero con una pizca de intensidad, viendo como quedaba mi nombre suspendido en el aire.

-Eres la tentación del diablo - dijo él con una voz profunda y ronca, haciendo referencia al origen del nombre que llevaba.

-¿Puedo preguntar su nombre? - dije con cautela, sintiendo como si estuviera pisando terreno peligroso.

-Llámame Davian - dijo él suavemente -Señorita Lilith, ¿sería tan amable de guiarme hacia la salida?, dijo él con una voz sutil y cortés.

Me miré a mí misma, y sentí como si estuviera siendo llevada a un lugar desconocido, un lugar donde la razón y la lógica no tenían sentido.

-Sí, por supuesto - dije con su mismo tono de voz.

Mi mano se entrelazó con la suya delicadamente, mientras caminábamos por los pasillos, mi mano era un mapa que le guiaba a través del territorio , un territorio donde la realidad y la fantasía se mezclaban como la niebla y el sol.

Al salir la oscuridad nos envolvió como un abrazo y de repente, nos encontramos rodeados de una luz que parecía iluminar todo. La noche se había convertido en un cielo estrellado, un tapiz de luces que parecían bailar en el firmamento. Me sentí como si estuviera siendo transportada a un mundo diferente, un mundo donde la realidad y la fantasía se mezclaban en un baile de colores y luces. Mi mirada se perdió en el cielo, y sentí como si estuviera siendo arrastrada por una corriente de pensamientos y emociones. Las estrellas parecían llamarme, como si estuvieran cantando un himno de seda y pasión. Mi corazón latía con una velocidad que me parecía imposible, y sentí como si estuviera siendo llevada a un lugar donde la magia y la realidad se mezclaban.

Las estrellas titilaban en el firmamento, como destellos de esperanza en la noche oscura.

La noche se había convertido en un tapiz de silencio, solo roto por el susurro de la brisa que acariciaba los arbustos. De repente, una voz profunda resonó en el aire.

-Descríbelo Lilith - dijo el, con su voz serena.

-El cielo nocturno se a transformado en un tapiz de luz, con las estrellas brillando como diamantes que iluminaban la oscuridad, su resplandor es cegador y crea un efecto de profundidad y altura.

El emitió un suspiro profundo, que pareció resonar en el silencio de la noche, de repente, una lujosa limusina, con tapicería de cuero y cristalera de vidrio tintado, emergió de la oscuridad como un monstruo de la noche, sus luces de gama alta brillando como diamantes en la oscuridad. El rugido de su motor se convirtió en un aullido y luego se detuvo bruscamente frente a nosotros, el conductor, tocó dos veces el claxon.

La noche se deslizó hacia un ritmo más lento, como si el destino hubiera decidido que era el momento de revelar un secreto.

-Es el momento - dijo Davian mientras me conducía lentamente hacia el lujoso automóvil.

La sorpresa se había disipado y ahora me encontraba frente a la realidad cruda y brutal de mi situación. No podía negar que me había sorprendido la serena conducta de Davian, pero ahora era el momento de la verdad. Era su esclava, y él era mi amo. La realidad era cruel y dura, pero no podía negarla. Era mi realidad y debía aceptarla.

Sangre de mariposas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora