Capitulo 5: Entre luces y sombras

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Después de todo lo que había pasado con Ness, decidí organizar una fiesta en casa. Quería olvidar las tensiones y, sobre todo, cambiar el ambiente. La casa estaba decorada con luces brillantes, y la música empezaba a retumbar. La primera oleada de invitados comenzó a llegar, y la atmósfera se llenó de energía juvenil.

Lucho fue uno de los primeros en llegar. Con su estilo skater y actitud relajada, siempre traía una vibra divertida. Al entrar, se dirigió directamente al grupo que ya estaba conversando en la sala.

—¡Qué onda, chicos! —saludó Lucho con entusiasmo—. No puedo creer cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que nos reunimos. Esta fiesta está increíble.

—¡Lucho! —exclamé yo, levantando un vaso en señal de bienvenida—. Justo a tiempo. Estaba a punto de necesitar un compañero para esta ronda.

—Cuenta conmigo —respondió Lucho, acercándose a la mesa de bebidas—. ¿Cómo va todo por aquí? ¿Qué tal la preparación?

—Más de lo que puedes imaginar —dijo Sofía, uniéndose a la conversación—. Estábamos a punto de organizar una competición de baile. ¿Te atreves a participar?

—¿Una competición de baile? —dijo Lucho, levantando las cejas—. Eso suena como un desafío. Estoy listo para mostrar mis movimientos.

La puerta se abrió de nuevo, y Tamara llegó con su novio, Yosmani. Tamara, con su característica energía, se dirigió a la mesa de bocadillos, mientras Yosmani observaba a su alrededor, tratando de integrarse.

—¡Hola a todos! —dijo Tamara, con una sonrisa cálida—. Este es Yosmani, mi amor. Espero que se lleve bien con todos.

—Encantado de conocerte, Yosmani —dije, extendiendo la mano—. Tamara siempre nos habla maravillas de ti. Espero que disfrutes de la fiesta.

—Gracias, me alegra estar aquí —respondió Yosmani, tomando mi mano—. He escuchado mucho sobre todos ustedes. Estoy emocionado por conocerlos.

—Yosmani, ¿quieres algo de beber? —preguntó Tamara, acercándose a la mesa de bebidas—. Podemos hacer un brindis por la noche.

—¡Claro! —respondió Yosmani, con una sonrisa—. Un brindis por una noche épica.

En ese momento, la música se detuvo brevemente para permitir la entrada de Damián, un nuevo invitado que no era bien conocido por todos. Damián era un tipo robusto con una actitud que emanaba una mezcla de confianza y desafío. Su fama como agresor había precedido su llegada, y su presencia en la fiesta no pasó desapercibida.

—Hola, Damián —dije, intentando mantener la calma—. Bienvenido a la fiesta. ¿Qué te trae por aquí?

Damián lo miró con desdén, su mirada dura y desafiante.

—¿No se te ocurre? —respondió Damián con un tono burlón—. Solo vine a ver qué tan aburrido puede ser esto. Me dijeron que aquí se hace mucho ruido, pero hasta ahora, no veo nada que me impresione.

—Bueno, espero que encuentres algo que te entretenga —dije, manteniendo un tono amigable a pesar de la tensión—. La noche está joven, y tenemos muchas sorpresas.

—¿Sorpresas? —Damián levantó una ceja, claramente escéptico—. No me impresionan las sorpresas. Solo espero que no estés planeando algo ridículo. No tengo paciencia para esas tonterías.

—No te preocupes —respondí, tratando de mantener la calma—. Si algo no te gusta, siempre puedes irte. Nadie te obliga a quedarte.

Damián se rió con una mezcla de desdén y desinterés.

—Lo tomaré en cuenta —dijo Damián, echando un vistazo a su alrededor—. Mientras tanto, veré si esto puede ofrecer algo más que una colección de caras aburridas.

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