Limerence | JiKook

Step two; Kisses.

De una u otra forma, la inexperiencia de Ggukie volvió a JiMin un instructor en el ámbito privado de su relación de mutua satisfacción.

—¿Sabes besar, Koo?

Estaban en la habitación de JiMin. JungKook se sentía poderoso luego de que JiMin exiliara a NamJoon con el fin de enseñarle un "mejor tiple" al maknae del grupo.

—Nunca he dado un beso antes. Solo a Gureum.

JiMin quería derretirse de ternura en ese instante. Cómo le explicaba a JungKook que besar a su perrito mascota no contaba en lo absoluto.

—Entonces haremos esto paso a paso. — JiMin recostó a Jeon sobre su mullida cama de sábanas azul oscuro—. Cada día haremos algo diferente, y cada día aumentaremos la intensidad de nuestros encuentros.

Las mariposas en el estómago de JungKook no tardaron en aparecer. Culpaba a la labia que JiMin manejaba.

Sin embargo, su respuesta por reflejo fue reír de nerviosismo.

—Lo primero que te enseñaré —el peligris se posicionó entre las piernas delgadas del chico de cintura pequeña. Se encargó de separarlas para ubicarse lo más cerca de su cuerpo, cogiendo los brazos del castaño para situarlos con firmeza a cada costado de su rostro—. Será cómo dar un buen beso.

JungKook se sintió realmente sobrecogido al verse reducido de esa forma. Sus piernitas temblaron de anticipación, viendo lo cerca que se encontraban los labios de JiMin. Tan pomposos, tan rojos y carnosos. ¿Alguna vez siquiera había reparado en lo adictivos que se veían?

Cerró sus ojos al recibir el sutil y caliente olor a menta desde la boca de Park. Inevitablemente, JiMin soltó una carcajada ahogada.

JungKook frunció el ceño con desdén.

—¿De qué te ríes, JiMin?

El mayor ignoró el hecho de que estaba siendo un descarado al llamarlo por su nombre de pila.

—De lo dulce que te ves bajo mi cuerpo. No imaginé que esta imagen tuya sería tan tentadora.

Dicho aquello, lo besó. Un beso que comenzó sutil, pero que poco a poco escalaba en grado de intensidad. JiMin besaba con cuidado el belfo superior e inferior en suaves picos que se transforman en una petición de que separara sus labios.

JungKook accedió y en un parpadeo sintió la lengua experta de JiMin acariciando la propia. Tan atractivo, tan buen besador que sentía envidia de la chica o chico que antes le había comido la boca a su hyung.

Con sus párpados cerrados, sintió la presión que ejercían las caderas de JiMin sobre su entrepierna. Y los besos descendieron por su mentón.

Sobre su cuello dejó una leve succión, y de su boca se escapó un tierno jadeo que hizo sonreír a JiMin con sus dientes perlados sobre la piel del castaño.

—Eres un chico adictivo.

Murmuró al recibir los brazos de Koo rodeando su cuello.

—Vuelve a besarme… Minie-hyung.

—Las veces que gustes, Ggukie.