SI TÚ SUPIERAS...

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Se empezaron a ir a su habitación. Yo pensaba que iríamos a la playa.

- Yo quiero dormir un poco, que estoy cansada del viaje. - dijo Jule.

- Igual.

Yo no comprendo cómo puede ser que estén cansadas si solo hemos estado sentadas, afónicas me vale, pero, ¿cansadas? No diré que se podían dormir, porque con nuestra querida Taylo eso era imposible, pero descansar se puede aun con ella sonando a todo trapo por el altavoz.  

- Muy bien, vosotras descansad, yo voy a ver si hay pista. Si alguna quiere usar mi cama para no tener tanto calor durmiendo en la misma no me importa. En poco vuelvo. - les dije y salí de la cas tras coger mi gorra, ya que el sol pegaba fuerte a estas horas. 

Llegué a la playa y me quité los zapatos. Comencé a andar hacia la izquierda, ya que a la derecha se acababa la playa pronto. 

Iba con unos pantalones baqueros cortos y una blusa blanca de manga corta. Debía de quedar un poco raro eso con la gorra deportiva, pero bueno, es lo que hay.

Caminé unos diez minutos y entonces vi la pista. La red estaba puesta sobre la arena, y había unas cintas que hacían de líneas. Había cuatro personas, tres chicos y una chica, jugando en ese momento. Me acerqué a verles y estuve como quince minutos viéndolos jugar hasta que pensé que a lo mejor era buena idea volver. 

En cuanto entré en casa me las encontré a las dos en el salón.

- ¡Te estábamos esperando! La próxima vez no pongas es móvil en silencio que te hemos llamado como 50 veces y como no nos contestabas íbamos ya a salir ha buscarte. - me regañó Naya.

- ¡Ay! Perdón, se me olvidó ponerle el sonido después de salir del coche. - dije al tiempo que comprobaba las 10 llamadas perdidas que tenía de ellas dos. 

- Da igual, pero no te olvides más veces, por favor, que estábamos preocupadas. - me dijo Jule.

- Venga, si tampoco he estado fuera tanto tiempo. Media hora o así solo.

- ¿Media hora? A mi no me importa que tardes, pero has estado casi una hora fuera. - dijo Naya.

Bueno, quizás había estado algo más que quince minutos mirando como esas personas jugaban al volei.

- Al menos, ¿has encontrado la pista, no? - Me preguntó Jule.

- Sí, claro.

- Muy bien, ponte el bañador te esperamos aquí. - esta vez habló Naya.

Me fui a mi habitación y me puse mi bikini. Me decidí por uno negro, a que era más cómodo que el azul, sobre todo para hacer deporte.

Salí. Las dos estaban ya fuera de la casa con la bolsa de toallas y esas cosas. Yo saqué la pelota y Jule cerró la puerta. Andamos hasta la playa y las guie en la arena hasta el lugar en que había encontrado la pista de volei. Ya no estaban los anteriores ocupantes que vi hace un rato. 

Dejamos nuestras cosas junto a uno de los palos y nos pusimos Jule y yo contra Naya. Como solo éramos tres estábamos acostumbradas a hacer siempre dos contra uno, rotando siempre para que todas jugásemos solas alguna vez. 

Empezó sacando ella ya que estaba sola. Lo pasa, Jule recibe y se la coloco. Va a rematar...

¡Punto! Chocamos las manos y me fui a la línea de saque. Lancé la bola y salté mientras le daba. Perfecto. Naya nos lo pasa de vuelta y de nuevo recibe Jule.

Seguimos jugando otras dos horas o así y decidimos parar un rato a descansar y bañarnos. Guardamos la pelota y nos acercamos más a la orilla. 

La temperatura era perfecta y nos lo estábamos pasando de maravilla, pero ya comenzaba a bajar el sol, y queríamos un partido más antes de irnos.

Nos secamos, pero la pista estaba ocupada de nuevo por los que me encontré antes, así que nos tuvimos que ir a casa. 

Esa noche dormimos bien, aunque yo estaba pensando mucho en los que estaban jugando. Parecían buenos, si les volvíamos a ver  podríamos echar un partido.

Esa mañana me desperté pronto, seguía estando cansada pero no conseguía conciliar de nuevo el sueño. Me levanté y fui a la cocina. Pensé en asomarme a ver si alguna de las otras dos estaba despierta, pero no fue necesario. 

- Buenos días. 

- Ah, hola, ¿que tal?

- Bien, - contesté - ¿tú?

- Perfectamente. - se notaba algo triste.

- Oye, ¿Qué pasa?

- Nada. No es importante. 

- Puedes decírmelo, si necesitas ayuda en algo... Estoy aquí, ¿Ok? 

Susurró algo mirando hacia el suelo. 

- ¿Qué?

- Nada. - me dijo y empezó a sonreír. Dejó a un lado el libro que estaba leyendo y se levantó. - Voy a despertar a mi hermana, a ver si podemos ir antes de que nos vuelvan a robar la pista. - acabó mientras salía.

Había preguntado, pero no porque no la hubiese oído, sino porque no entendía el significado de lo que había dicho. Decidí no presionarla, pero, en el futuro, intentaría averiguar el significado de ese "Si tú supieras...".


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