capítulo cuatro

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Eunbi amanecía con dolores nuevos todos los días, entendible, pues era el proceso del embarazo. Si dijera que estaba conforme con ello, estaría mintiendo. Ya no aguantaba el peso de la barriga, ni los dolores, ni los cambios hormonales, ni el cansancio y todavía le faltaban varios meses más. Sólo quería tener a su bebé en brazos, pero para eso faltaba la peor parte: el parto. Al principio no se preocupó tanto porque lo veía como algo lejano, pero el tiempo pasaba y mientras más cerca, más ansiedad le generaba.

Llegaba del trabajo con las piernas cansadas, lo único que quería era recostarse a mirar televisión. Sin embargo, sus planes se vieron afectados cuando abre la puerta y divisa a su ex novio y a su abuela en la cocina. Jungkook estaba de rodillas y metido en el mueble debajo del fregadero, al parecer, arreglando las cañerías del mismo. Su abuela estaba parada a su lado sosteniéndose con el bastón y observando el trabajo que hacía el chico.

—¿Qué hace él aquí?

—El lavabo estaba goteando y no sabía a quién llamar, luego recordé que este muchacho es muy bueno arreglando cosas —la mujer dejó escapar una suave risa.

—Me hubieras avisado primero, yo podría haber conseguido un plomero —se quejó ella por lo bajo.

—Sht. No seas irrespetuosa —la regañó su abuela.

Jungkook, quien escuchaba todo a pesar de que hablaban entre ellas, esbozó una media sonrisa burlona aunque nadie podía verle el rostro.

—Aprovecho que llegaste para ir a recostarme un rato. Jungkook, gracias de nuevo, eres un ángel. Eunbi, no lo molestes y ofrécele agua si lo necesita. —la señora se giró soltando quejidos de dolor y a paso lento y delicado se fue de la cocina.

Eunbi y Jungkook quedaron solos en el mismo lugar y con bastante incomodidad en el ambiente. El chico no emitía palabra y simplemente se concentraba en hacer su trabajo, le daba la espalda a la joven, quien se quedó allí de pie esperando impacientemente a que él terminara.

—Disculpa a mi abuela, no sabía que te llamaría.

—No te preocupes, no tenía nada que hacer —respondió él.

Jungkook se incorporó y le dedicó una media sonrisa a la joven antes de ponerse a trabajar en la canilla del fregadero. Llevaba puesto un pantalón cargo negro y una playera blanca lisa, remarcándole la musculatura en la que tanto había trabajado todos estos años. Se veía tan masculino trabajando que las hormonas de Eunbi le jugaban en contra cada vez que lo miraba de reojo.

—Oye —le llamó la atención. —Este chico Eric, es británico ¿no?

—Mhm —asintió ella.

—Que raro. Juraría que me dijiste que era de Estados Unidos.

—¿Ah, si? Debo haberme confundido —sonrió nerviosa.

Eunbi, como acto inconsciente, comenzó a ordenar algunas cosas que yacían sobre la mesada de la cocina. Lo que sea para salir se esa situación. Acomodó vajillas, tiró basura y refregó la superficie.

—¿Cómo luce Eric?

—Es un coreano como tú y yo.

—Ah, no me digas. Creí que era rubio.

La chica negó con la cabeza.

—Es muy raro ¿sabes? Tu abuela me comentó que no conoce a ningún Eric —dijo burlón. Sostenía la llave inglesa con su mano izquierda y la movía hacia todos lados cuando hablaba. —Dijo que no existía.

Eunbi comenzaba a impacientarse con los comentarios del chico. No le gustaba para nada que él indagara tanto porque tenía miedo de quedarse sin mentiras creíbles.

—Mi abuela no lo conoce personalmente, además está vieja, no sabe lo que dice la mayoría del tiempo.

—¿No conoce al padre de su bisnieto?

—Eric trabaja mucho y esta muy ocupado.

Jungkook, que ya había terminado hace unos minutos atrás de arreglar la cañería, de brazos cruzados observaba a Eunbi ordenar frenéticamente cosas que no necesitaban ser ordenadas, lo único que hacía era cambiarlas de lugar para simular orden. Un acto inconsciente que reflejaba su nerviosismo. El chico volvió a sonreír de manera burlona porque la conocía perfectamente.

Se acercó lentamente a ella esperando intimidarla para que confiese y cuando la chica se dio cuenta, trató de alejarse caminando para atrás y así chocando contra la pared. Jungkook la acorraló apoyando ambas manos a los costados de la chica, no tenía escapatoria y no podía evadirlo estando de esa manera. Ambos corazones latían con fuerza porque hacía mucho tiempo que no tenían una cercanía de este tipo. Jungkook observó cada detalle del rostro tan encantador de Eunbi y ella volvió a mirar esas orbes oscuras y tiernas que tanto había extrañado. Estaban lo suficientemente cerca para sentir las respiraciones del otro sobre sus caras y el mundo alrededor parecía estático.

—Dime la verdad, Eunbi —le rogó. —¿Ese bebé es mío?

Eunbi se sentía especialmente vulnerable ante él, siempre tuvo esa desventaja. Sólo hacía falta una mirada de Jungkook y ella le entregaba hasta su alma. Su corazón le pedía a gritos que le dijera toda la verdad de una vez por todas y la debilidad que sentía por ese chico no hacía la resistencia nada fácil. Su mente, al contrario, le repetía una y otra vez que era una mala idea. No quería arriesgarse a contárselo. Jungkook la miraba con ojos brillosos y suplicantes, esperando una respuesta que tanto deseaba oír. Era capaz de ponerse de rodillas y rogarle la verdad, aunque ésta no le gustase. No importaba nada de lo que la gente le haya dicho, él necesitaba una confirmación visual y sincera. Bajó las manos que mantenía a la chica inmóvil y la tomó suavemente de los hombros, atrayendo su cuerpo que se pegaba a la pared contra el suyo y acortar aún más las distancias. Ella no emitía sonido, simplemente desvió la mirada pero él la tomó del mentón forzándola con delicadeza a conectar con sus ojos. Quería besarla ahí mismo, volver a sentir los labios que tanto besó hace un tiempo atrás, pero no era el momento correcto sabiendo que Eunbi no se encontraba tranquila y él lo notaba.

Eunbi sintió el perfume característico del chico y su mente se llenó de recuerdos, creyó que nunca más iba a poder observarlo así de cerca y ahí estaban, sin decir nada pero implorándose con la mirada. Lo tomó del rostro y acarició su mejilla con su dedo pulgar, como una forma de disculpa por haberlo engañado tanto. Sin embargo, con toda la fuerza del mundo, no sucumbió ante el encanto de su ex novio y negó con la cabeza alejándolo con un leve empujón.

—No. No es tu bebé.

Jungkook suspiró con frustración y Eunbi se fue corriendo para abrir la puerta de entrada. Volvió a acercarse a él y con ambas manos en los hombros del chico, lo arrastró hacia la salida.

—Gracias por el servicio Jungkook —sacó algo de dinero y se lo entregó al chico en la mano. —Esto es lo único que puedo darte por ahora, compréndeme.

—No quiero tu dine...

No llegó a terminar la oración porque Eunbi lo sacó afuera y le cerró la puerta en la cara. Maldijo por lo bajo y se golpeó mentalmente ¿Qué había hecho mal? Estuvo a punto de recibir una respuesta. Pasó el dinero por debajo de la puerta y se fue a su casa.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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