primer plan de acción

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Tienen poco tiempo para planear bien como hacer pública su relación sin que quede sospechoso. Son futbolistas ¿qué van a saber ellos sobre hacer teatro?

Los paparazzis y los periodistas son la clave, ellos serían los que encontrarían alguna escena comprometedora, una foto romanticona, cualquier cosa que pudieran publicar para llamar la atención y dar inicio a su actuación. Pero no tienen mucha idea de como, usualmente trataban de escapar de ellos, que, como villano de película de terror, se esconde en la sombras, invisible a los ojos humanos, o, como un francotirador, escondido en el lugar perfecto, esperando el momento indicado para disparar.

— ¿Pero cómo logramos llamar la atención? — se pregunta el menor. Eventualmente, ya habiendo estado armando los mates por un par de horas, habían optado por agarrarse botellitas de agua. Se hartaron del movimiento constante de poner el agua en el mate, mover la bombilla que cada tanto se tapa, darse y devolverse la bebida tradicional de su país, era tarde en la noche, están física y mentalmente cansados, ya está.

Capaz — empieza el cordobés — podemos dejar distintas cositas para que muerdan el señuelo. Esta sería una, que vos y yo fuimos los únicos que nos quedamos acá, aparte de Leo, obvio. Vos hace una reserva en un restaurante, pero uno que sea sabido que es constantemente habitado por famosos, no solo jugadores. Ahora, con permiso- — Julián se mueve lento, tímidamente, antes de agarrar la mano de Enzo para sacarle un anillo que tenía puesto. — este te lo robo, me lo quedo hasta que lo noten los periodistas o las locas. La cena no importa, lo que importa es que después salgamos a caminar a la noche y nos demos un beso en algún lugar que nos vean, pero que se vea desalojado, alguna calle vacía, ahí tenemos los señuelos, ahora preguntamos por el grupo si alguien conoce a algún periodista al que mostrarle todo esto y que diga "epa, algo raro pasa acá".

Julián, te tengo miedo.

— Te acabo de armar el mejor plan del mundo, ¿y vos me tiras eso? Sos un hijo de puta, no te ayudo nunca más, culiado.

— Me siento como si estuviera viendo a un policía encubierto hacer un plan para descifrar una red de narcotráfico, boludo.

— ¿Tanto te sorprende escucharme decir algo que tiene sentido?

— Un poco, sí.

Julián le pega en el hombro, frunciendo el entrecejo, pero basta con un solo segundo de mirarse a los ojos para que los dos se vuelvan a reír.

— Entonces, ¿quedó claro?

— Nos quedamos, tenés mi anillo, reservo a tu nombre, comemos juntos, nos damos un beso, ¿así era la secuencia?

— ¡Ahí está! Vos también sos bastante inteligente, ¿viste?

— Sos un pelotudo, Julián.

— El pelotudo que te va a salvar la reputación en europa, teneme un poquito más de respeto.

Julián hace un gestito con la mano antes de agarrar el celular y abrir el bloc de notas, escribiendo todo el plan antes de archivarlo. Enzo lo mira mientras escribe y piensa, borra y re-escribe cosas.

— Joao me recomendó un restaurante de acá una vez, ¿te gusta la pasta?

— Me encanta.  Si llamas ahora para reservar seguro te mandan a cagar, ¿o no?

— Me fijo, si querés.

— Dale, si no te molesta.

Le toma un par de minutos encontrar en el chat de Joao el nombre de dicho restaurante, y una cantidad de tiempo más corta encontrar el número en google. Bella Notte, con especialidad en comida italiana, sonaba romántico.

— Che, Ju.

— ¿Mh?

— ¿Qué hacemos después de esto?

— Después de que nos salga esto bien vemos, pero supongo que un par de versos tiraremos en entrevistas, fotos en Instagram, ¿qué se yo? Algo así.

— Dale, entonces ahora llamo.

¿Qué horas es? La diferencia horaria entre Miami y Buenos Aires no es tanta, capaz tendría que comparar la diferencia con Inglaterra, que ahí sí están cinco horas adelantado. Tres de la mañana en Miami, las ocho en Inglaterra, capaz era al pedo pensar que a esa hora Julián usualmente se estaría despertando, si ya llevaban un mes en los Estados Unidos, pero capaz el pensamiento se le cruza porque algo de pena le da mantenerlo despierto hasta tan tarde.

Al tercer tono, la llamada es contestada. 

No había durado tanto, pero Enzo, que le había soltado la mano al inglés, y no pudo evitar tartamudear y mandarse alguna que otra, la sintió eterna. Al final, logró reservar una mesa para las once de la noche a nombre de Fernandez-Alvarez, porque, sin quererlo, se le escapó su propio apellido al querer decir el ajeno.

Al cortar, se le había ocurrido una idea magnífica para que su acting sea más creíble (porque, siendo honestos, lo más cercano que podían hacer a actuar era dramatizar las faltas en la cancha. Fingir estar enamorado es distinto, menos necesario, hacerlo exitosamente podría hacerte merecedor de un oscar, y Enzo tiene menos cine que un recién nacido). Que Julián se tome un vuelo posterior a la cena y que quede captado el regalarle este anillo para que lo tenga cerca, ni a Shakespeare se le hubiera ocurrido.

— Che, Julián-

El susodicho se había quedado dormido, sentado en una esquina de la cama, el celular en la mano mientras lo que sea que estaba escribiendo para mandar al grupo de Whatsapp que compartían con el resto de la Scaloneta se convertía en un sin sentido de letras al azar.

Al bonaerense se le escapa un suspiro, no podía negar que la imagen de su amigo era enternecedora, por decirlo de alguna forma. Le saca el anillo con cuidado, le apaga el celular con cuidado (para evitar que mande ese choclo de exidnelsxkennsddddddddddd que había escrito), y apaga las luces, acostándose en el otro extremo, manteniendo distancia.

Bueno, ya está, mañana terminarían de arreglar las cosas. Total, el día sería largo y ellos no tenían nada más que hacer. Por ahora, podían permitirse dormir en paz.   Enzo, que cree en Dios y en que la bondad en el corazón de Julián es la segunda cosa más grande después de aquella figura religiosa, reza para que duerma bien y tenga lindos sueños.

lo que fingimos (y lo que decimos en serio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora