Después de todo el quilombo del cantico, lo que menos quería Enzo era volver a Inglaterra. Él es totalmente consciente de que la mayoría de jugadores del Chelsea se habían manifestado en su contra y, por primera vez en años, estaba aterrado.
Lo que menos quiere Enzo es pelear, aunque parezca lo contrario.
Entonces acepta su destino (y el hecho de que ya le habían pagado el boleto), pero con toda la mala onda. Arma las maletas, va al aeropuerto, se sienta al lado de la ventana. Siente el corazón acelerado y con sus manos temblorosas conecta los auriculares a su celular, poniendo música para tratar de calmarse (bossa nova, no era algo que escuchaba normalmente, pero hacía rato se lo había recomendado Joao y piensa que no es mala idea darle una oportunidad. ¿Qué sería de Joao? ¿Qué pensaría el portugués de él después de todo ese escándalo? Le caía bien Joao, incluso podría decir que lo quería un poco y mantenían una amistad incluso después de que abandonara el club inglés, la idea de decepcionarlo así le partía el corazón, no era la primera vez que se le pasaba ese pensamiento).
El vuelo se siente eterno, casi nueve horas para llegar a Londres. Las horas que no las pasa durmiendo, piensa en toda su trayectoria en el Chelsea, piensa en las victorias y en las derrotas, piensa en como nunca estuvo demasiado vinculado con ninguno de sus compañeros. La Scaloneta lo había mal acostumbrado a los vestuarios ruidosos con montones de charlas en simultáneo, a sólo estar en silencio cuando Scaloni hablaba o cuando la tensión era extrema. En cambio, en el Chelsea, piensa en lo callado que es el vestuario y en como siempre parecieran estar todos tensos, como si estuvieran queriendo evitar una guerra.
¿Se había guardado algo dulce en la mochila? Recuerda haber guardado sus auriculares, una revista con sopas de letras y sudokus, una lapicera. Nota que le falta el anillo y por un segundo se altera, hasta que recuerda que ahora la pieza de joyería estaba en uno de los dedos de Julián.
¿Cómo estaría Julián ahora? Julián que odiaba estar en el foco fuera de la cancha, que usualmente sólo anhelaba ser reconocido por su juego, y muchas veces lo había visto retorcerse de la vergüenza después de alguna conversación incomoda. ¿Cómo estaría él, viendo que todo el mundo se entromete en su vida privada? Capaz que, como ellos dos no están saliendo en serio no le importa (pero Enzo lo conoce, lo conoce de una forma que no se conoce ni a sí mismo, sabe que es mucho más probable que le afecte de todas formas). ¿Ota y Rulli lo estarían consolando? ¿El resto de la selección se lo tomaría bien? Piensa en los convocados para los juegos olímpicos, que Julián los conoce poco y nada, piensa en el vínculo casi familiar que comparten los dos con el equipo dirigido por Scaloni. Pensar en Julián lo hace olvidar lo que estaba buscando primeramente.
Piensa, piensa de una forma que no lo hizo nunca y por un segundo siente que se le va a quemar el cerebro. Pero justo antes de que le de mucha importancia llega a su destino. El aeropuerto no está tan lleno, milagrosamente. No le piden fotos en todo el proceso de recuperar sus maletas y volver a su casa.
Su casa vacía, que se sentía fría a pesar de las luces cálidas y la calefacción, la hermosa vista por la ventana que no ayuda en nada a su situación. Tantas luces prendidas, tantos edificios, tanta gente, e igualmente se siente tan solo.
Abre la heladera, agarra una lata de cerveza que ni recuerda que estaba ahí y la toma (agradece que no hubiera nadie ahí que presencie su decepción, la cerveza inglesa no era tan buena como la de Miami, y mucho menos que la Argentina) sin pensar en nada hasta que suena su celular.
— ¿Hola?
— Enzo, mi amor
El bonaerense se para en seco. Sus manos tiemblan y tiene que dejar la lata en la mesada para no tirarla y causar quilombo. La concha de la lora.
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lo que fingimos (y lo que decimos en serio)
Fanfic"Y, cuando finalmente habían pensado que ya estaba, porque ya le habían dado la copa a Fideo antes de irse después de un partido tan complicado y lo único que les importaba era celebrar estos momentos juntos, Enzo prendió vivo y las cosas obviamente...