Capitulo 7: Derrame de miel

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JungKook  me siguió de cerca mientras nos avecinábamos a la entrada de la casa de la Sra

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JungKook  me siguió de cerca mientras nos avecinábamos a la entrada de la casa de la Sra. Kwon. Sentía mis ojos mas deshinchados y mi rostro frío había vuelto en temperatura a la que común mente tenia cuando él estaba cerca de mi.

—Me cambiaré para ir al evento— anuncié mi desaparición por el pasillo trasero de la casa rumbo al cuarto.

El piso de madera comenzó a crujir tras de mí y mi interior comenzó a sentirse ansioso por descubrir que vendría luego. Existía la posibilidad de que ya estuviera preparada para esto pero no lo sabría hasta tener a JungKook acariciando mi piel con sus grandes y fuertes manos.

Lo sentí asomarse a la habitación y quedarse nuevamente en el umbral. Su mirada contra mi y la sensación de ser acechada por él me hacía un nudo excitante en el abdomen bajo, me mordí el labio sin que él me viera y tomé del closet un vestido ya que el día estaba agradable para llevar uno puesto.

—Me gusta ese vestido— JungKook alzó la voz tras de mí acercándose un poco más tomando asiento al borde de la cama.

—Es mi favorito— lo estiré para mirarlo bien notando que no tenía arrugas. La tela era suave y tenía una doble capa de algodón para que no se transparentara la ropa interior. Era blanco y tenía florecillas similares a las del cerezo en un tono rosa pálido y algunas amarillas; escote recto y tirantes delgados con caía libremente hasta la mitad de mis muslos.

Me miré contra el espejo de cuerpo completo que estaba apoyado en la habitación, a través del cual también podía ver a JungKook sentado con sus brazos apoyados contra el cobertor de la cama sin dejar de mirarme con deseo. Dejé el vestido colgado mientras tomaba mi cárdigan y lo deslizaba por mis brazos dejándolo caer al piso continuando con mi camiseta retirándola con agilidad para mirarme frente al espejo usando mi sostén de encaje blanco y un listón de cinta en el centro que se confundía con la piel blanquecina de mis pechos.

Entre mis dedos cogí el cierre de mi pantalón y lo bajé, seguí con el broche de este para bajarlos por mis largas piernas hasta sacarlos por mis pies sin levantarlos del piso. Miré de reojo, por el espejo ante mí, a JungKook quien me veía de pies a cabeza. Me preguntaba en qué momento saltaría sobre mí y me comería como tanto decía mi padre; ahora deseaba que eso pasara, que su lado bestial me hiciera suya, ahora que estaba semi desnuda y débil.

Pero no hizo nada en esa franja de segundos en los que nos miramos a través del espejo. Tomé mi vestido y lo pasé por mi cabeza deslizando por mi cuerpo

—Luce perfecto en ti— murmuro levantándose de la cama y tomó de mi muñeca haciendo que me acercara a la ventana del cuarto donde entraba una brisa leve de viento primaveral y me hizo correr las cortinas de visillo para mirar por la apertura hacia donde se habría un campo enorme y el sol ya pasado de su máximo punto. La hierba se movía con el viento cálido y una que otra mariposa revoloteaba entre las flores silvestres.

—¿Ves lo lindo que es todo eso?—JungKook se colocó tras de mí moviendo mi pelo hacia un costado del hombro contrario donde terminaría apoyando su mentón —Es tierra fértil jamás trabajada, jamás tocada— sus manos se posaron en mis caderas haciendo movimientos ascendentes y descendentes con su manos como si me frotara contra la tela de mi vestido haciendo que subiera y bajara palpando la costura de mis bragas.

Rᴇᴠᴇɴɢᴇ: Tʜᴇ Lɪᴇs (ᴶᵉᵒᶰ ᴶᵘᶰᵍᴷᵒᵒᵏ) CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora