"¡Dios, ya quiero verlo otra vez!" era el pensamiento que me recorría la mente sin cesar. Apenas habían pasado tres largos y lentos días desde el último encuentro con Aiden, y cada hora sin verlo se sentía interminable. Mi mente estaba llena de anticipación y una mezcla de emociones que no podía describir del todo. Sentía que algo estaba floreciendo dentro de mí, una chispa de algo más que una simple amistad.
Cada vez que recordaba la forma en que Aiden sonreía, no podía evitar sonreír también. Esa sonrisa, tan sincera y a menudo inesperada, parecía tener un efecto mágico en mí. Me preguntaba si él también estaba sintiendo algo. Había momentos en los que me parecía que su sonrisa tenía un matiz especial cuando estaba cerca de mí, y eso me hacía sospechar que podría haber una chispa de interés mutuo. Sin embargo, no quería ilusionarme demasiado. No quería enfrentarme a la misma decepción que en ocasiones pasadas.
La espera hasta nuestro próximo encuentro me estaba matando. Miraba el reloj con frecuencia, contando los minutos hasta que pudiera verlo de nuevo. Sin embargo, mis planes se estaban viendo frustrados por mis padres, quienes parecían no cooperar del todo con mis intentos de salir. Cada vez que mencionaba el gimnasio o cualquier plan relacionado con Aiden, sus preguntas y preocupaciones hacían que todo se complicara más de lo que ya era.
A pesar de los obstáculos, mantenía la esperanza de que al final del día podría cumplir mi deseo de verlo. La perspectiva de pasar tiempo con él de nuevo me mantenía motivada, incluso cuando las pequeñas frustraciones diarias intentaban desanimarme. El simple pensamiento de una nueva oportunidad para conocerlo mejor y quizás avanzar en lo que podría ser una relación prometedora me daba fuerzas para seguir adelante.
Cuando finalmente llegué a la hora acordada para nuestro próximo encuentro, mi corazón latía con fuerza. Esperaba que, a pesar de los inconvenientes, el día terminara de manera positiva. La expectativa y el nerviosismo se entrelazaban en un torbellino de emociones, y el deseo de ver a Aiden me mantenía en pie.
En medio de la incertidumbre y las dudas, solo podía aferrarme a la esperanza de que este día traería consigo algo especial. Miraba a mi alrededor, esperando a ver esa figura familiar que había comenzado a significar tanto para mí. Mi mente estaba llena de preguntas y deseos, pero al final, todo se reducía a un simple anhelo: que este encuentro fuera el inicio de algo nuevo y emocionante.
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El Secreto De Tus Ojos
Roman pour AdolescentsSus ojos esos ojos que me hipnotizaban,esos que busqué y no encontré en nadie más, solo en el, los mismos que amé y traté de no recordar, esos ojos de los que me enamore, pero ellos no estaban enamorados de los míos.